Cada semana cerca de una veintena de espirituanos, quienes asisten al al gimnasio de rehabilitación cardiovascular en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, retardan los síntomas de sus afecciones cardíacas.
Cuando Julio Francisco Darias pudo volver a subir de un tirón los cinco pisos de escaleras hasta llegar a su casa, no dudó en pensar que había resucitado. Una sustitución de válvula aórtica le había renovado el corazón luego de varios meses de padecimientos con pocas esperanzas, pero la recuperación -a su juicio- tampoco sería tarea fácil. Por eso no pudo evitar el desconcierto ante la revelación de aquella doctora:
-¿Cuánto tiempo hace de la cirugía?
-Casi dos meses.
-Mañana te incorporas al gimnasio para rehabilitarte.
Como él, otros han llegado hasta el improvisado local donde únicamente no escasean la voluntad y la dedicación. Desde hace más de dos décadas, al Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos le nació un gimnasio para la rehabilitación cardiovascular, en el cual -casi anónimamente- se salvan semanalmente cerca de una veintena de personas.
AÑEJA MEDICINA
Aunque durante algún tiempo fueron relegadas a un segundo plano las ventajas del tratamiento rehabilitador en los pacientes con afecciones del corazón, la Medicina contemporánea apuesta por potenciar esta práctica.
En la provincia, nunca se dejó de recurrir a esa especie de cura sin medicamento. Primero en un salón rudimentario; hoy, pese a que no ha variado mucho, solo bastan dos bicicletas y la entrega de un equipo multidisciplinario que no le pierde pie ni pisada a cada uno de sus pacientes.
“Antes solo se rehabilitaban aquellos que eran capaces de realizar alguna actividad física, de acuerdo con la clasificación de riesgo en moderado, ligero o alto. Pero, últimamente existe una nueva modalidad que es el precondicionamiento isquémico a distancia, la cual requiere monitorización a distancia -que no la tenemos aquí por falta de equipos- y la otra vía es la que realizamos con los pacientes que se encuentran en fase de convalecencia, que es la etapa de mayor alto riesgo”, sostiene la doctora Livian Lage López, especialista en Medicina General Integral y en Cardiología.
Durante ocho y hasta 12 semanas, quienes llegan al improvisado gimnasio, remitidos por sus áreas de salud o por propia determinación, se incorporan a un régimen de ejercicios que varía de acuerdo con la carga física y la evolución de cada paciente.
“Diariamente se evalúa al enfermo desde el punto de vista clínico, eléctrico y hemodinámico, porque hay algunos que se incorporan sin haber ingresado nunca -insiste Lage López-. Lo primero que se hace siempre es tomarle la frecuencia cardiaca y la tensión arterial para evaluar la gradación del ejercicio físico”.
Con un protocolo exclusivo de ejercicios, diseñado en la provincia, un equipo multidisciplinario integrado por enfermeras, licenciada en Cultura Física, una técnica en electrocardiografía y ergometría y cardiólogos supervisa cada una de las actividades y luego de cada trote hasta los propios enfermos se siguen los pulsos como si vistieran batas blancas.
“Las actividades incluyen ejercicios de resistencia y también aeróbicos, al final siempre se dedica un espacio a la relajación; mas, todo se hace en dependencia de la estratificación de los riesgos -afirma Cecilia Hernández Toledo, licenciada en Cultura Física y máster en Medicina Bioenergética-. Pero no nos limitamos a la práctica de ejercicios físicos, sino que también se imparten charlas educativas sobre diferentes temas para que el individuo y su familia aprendan a vivir con la enfermedad”.
Y aunque la carencia de esteras y bicicletas ergométricas con monitorización a distancia laceran un mejor desempeño, la voluntad va dejando un gran saldo en medio de las estrecheces: muchos de los que llegan aquí se han logrado reincorporar a su vida diaria.
PARA NO SALIR
Pero, tampoco es un hogar vitalicio como muchos han llegado a creer. Una vez en la fase de mantenimiento cada cual debe continuar la realización de esta práctica en los municipios de origen; sin embargo, los que tocan a las puertas de este gimnasio no entienden mucho de despedidas.
Además, la carencia de personal especializado en los municipios y, sobe todo, de medios materiales para el desarrollo de la actividad física que requieren estos pacientes también menoscaba tales propósitos.
“En este año estamos evaluando la necesidad de extender la rehabilitación cardiovascular a los demás territorios -asegura la doctora Tessa Negrín Valdés, especialista de Medicina Interna adjunta al servicio de Cardiología-, porque no todas las personas tienen facilidades para viajar hasta aquí y algunos se pueden quedar sin rehabilitar. Si tuviéramos disponibilidad de equipamiento se podría ampliar la gama de pacientes y, por tanto, de patologías”.
Y pese a tales empeños de extender esta práctica puertas afuera del Hospital Provincial, algunos ya no conciben alejarse de esa especie de familia postiza que han ganado con el tiempo: “Yo llevo aquí ocho años y vine porque me habían dado dos infartos. Luego me operaron y seguí haciendo los ejercicios. Trabajo en el campo sin problemas, por eso no falto aquí ni un día; mejor que esto no hay nada”.
Así lo atestiguan quienes apuestan por esta vía para mejorar su calidad de vida y también los que, pese a estrecheces, ingenian miles de astucias para seguir latiendo.
Esto es voluntad y ansias de ayudar a los pacientes el embargo no debe imponer trabas a las personas de buenas intenciones le envío un saludo a todos los profesionales de la salud del hospital por lo que estoy seguro que casi toda la provincia enfermos cardiacos o no agradecen esta voluntad de acero de todos los miembros de este gimnasio echo con amor como si fueran los angel protectores este es un digno ejemplo de perseverar pues esta bien dirigido por sus especialista para mi todos son los verdaderos solidario por salvar vidas por lo que les considero originales y reales hermanos padres y madres por sentir con entrega y CORAZON el ser partes de todos los pacientes cardiacos. Lazaro