Una nación caracterizada por su práctica sistemática del terrorismo de estado y el apoyo al de tipo común incluye nuevamente a Cuba en un listado de países que apoyan al terrorismo.
Ya es una rutina que cada año cuando se aproxima un nuevo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el Departamento de Estado de los Estados Unidos incluya a Cuba en una lista de supuestos “Estados patrocinadores del terrorismo internacional”, acusación por demás gratuita que no resiste el más mínimo análisis.
Es, ni más ni menos, ofender la inteligencia de la opinión pública en el planeta, quizá por aquello de que si ya se creyeron la sarta de mentiras sobre Libia y ahora con tanta facilidad se están tragando la de Siria…; no obstante, la última edición de esta calumnia descarada sobre Cuba el pasado 31 de julio debería llamar a la reflexión de la maltratada comunidad planetaria, tan subestimada por los poderosos y a la vez tan manejable e inconstante.
Pues bien, como se decía antes acerca de las personas con nivel normal de raciocinio, “quienes tengan aunque sea dos dedos de frente” deberían percatarse de lo aviesa que es la acusación, repetida a orillas del Potomac en la medianía del verano de cada año, previa a la discusión otoñal en el hemiciclo de la ONU del ya habitual Proyecto de Resolución contra el bloqueo, que Cuba ha presentado en dos decenas de ocasiones.
El ministerio de exteriores de la superpotencia se adelanta así con su falsedad de turno para tratar de justificar lo injustificable; es decir, su política genocida de guerra económica que desde hace más de medio siglo frena el desarrollo de la nación antillana y hace pagar a su pueblo por un delito que no ha cometido.
Como ya era mucho pedir tirar la misma ficha con igual aderezo, esta vez la adornaron con una nueva y calumniosa acusación sobre la supuesta “falta de medidas del sistema bancario cubano para enfrentar el lavado de dinero y las transacciones financieras vinculadas al terrorismo”.
Si eso lo dice un periodista amarillista como los que anidaron la cadena Hearst en sus tiempos de gloria, quizá hubiera pasado, pero que lo diga el State Department en pleno siglo XXI y, además, sin prueba alguna, colma la copa.
Si tales bulos fuesen ciertos y en la Casa Blanca estuvieran seguros, entonces la agresión directa contra la patria de José Martí hubiese precedido a las que el imperio lanzó en el 2001 contra Afganistán y en el 2003 contra Iraq; es decir, que mienten a sabiendas y que su calumnia no resiste el menor análisis.
Sobre este tópico baste decir que, según analistas estadounidenses y foráneos -James Petras y Noam Chomski entre los primeros-, los Estados Unidos están lavando dinero del narcotráfico, la trata de blancas, el contrabando mundial de armas y otros, a razón de un millón de millones de dólares al año, y que si se eliminara del sistema bancario imperial el dinero procedente de las drogas, la economía del gigante colapsaría en breve plazo.
Pero hay más, muchísimo más, suficiente para escribir numerosos libros. Por tanto, nos limitamos aquí a señalar algunos argumentos incontrovertibles ¿Qué país fabricó el caso Irán-Contras que en la década de los años 80 del pasado siglo involucró un contrabando de armas por cocaína en Centroamérica, para enviar material bélico al Golfo Pérsico y de paso destruir el movimiento negro en Los Ángeles, California, violando las propias leyes de Estados Unidos?
¿Qué país ha propiciado en el Afganistán invadido un boom inmenso de la plantación de amapola y la fabricación de heroína para saturar con esa droga los mercados de Europa y medio mundo?
Pero si de terrorismo se trata, ¿quién fabricó a Bin Laden para luchar contra los soviéticos en Afganistán? ¿Quién dotó a los narcos mexicanos de armamento sofisticado con el pretexto burdo de seguir después la ruta de esos mortíferos arsenales?
¿Quién o quiénes acogieron en su territorio y luego apoyaron y financiaron a los elementos terroristas de origen cubano responsables directos de la muerte de 3 478 compatriotas y de la mutilación de otros 2099? ¿Quién introdujo en Cuba el dengue hemorrágico, el moho azul del tabaco, la roya de la caña y del café, la fiebre porcina africana y el Thrip palmi (Karmi)?
Ahora que se acaba de cumplir el 67 aniversario del criminal bombardeo atómico a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki -6 y 9 de agosto de 1945- y salió a la luz pública que su política de sanciones económicas causó cientos de miles de muertos en Iraq, Somalia y otros puntos; ahora que arremeten contra Siria e intentan rendir por hambre a la República Islámica de Irán, el imperio no tiene moral para sancionar a nadie.
Excelente y claro comentario de PASTOR GUZMAN el imperialismo norteamericano es una pura pesadilla de mal gusto comparables para mi como microorganismos y bacterias incurable de alto peligro para la especie humana por lo cual deben ser borrada de la fas de la tierra sin dejar nada que recuerde tanta maldad malicia y monstruosa barbarie acaecidas. Lazaro izquierdo