Hasta el 26 de julio se mantendrán habilitadas las áreas de Colón, Bayamo, Sobral, la Plaza de Jesús, la Feria Delio Luna Echemendía, la calle Sexta del Reparto Kilo-12 y la Carretera Central.
Por más que difieran las épocas, los espirituanos de hoy se asemejan a los de siglos anteriores: la misma vitalidad para arrollar detrás de las comparsas, la misma propensión a echar un pie sin regresar a casa, como contaba aquel pasacalle que inmortalizó Serapio.
Hay quienes juran que los yayaberos vienen cargando con sus jolgorios desde que en 1655 arribaron a la villa pobladores de la localidad española de Santiago de Compostela y trajeron en sus alforjas de emigrantes la devoción por su santo patrono, al que sacaban por las calles el 25 de julio, día que le estaba dedicado en el santoral católico.
Sin embargo, pronto las festividades religiosas devinieron populares, el espacio en el que convergían lugareños de los más diversos estratos sociales con el propósito común de celebrar sin horarios y, como adujera un colega, empinar el codo, que es como decir: trasnochar por puro impulso orgiástico.
Las celebraciones del carnaval espirituano se han transfigurado: muchos de los juegos de entonces hoy no se recuerdan ni por asomo, el espíritu burlesco propicio a la chanza quedó en un plano tan secundario que casi nadie lo asocia al Santiago y la música, por supuesto, ha transitado por todos los géneros de moda que en este país han sido.
Algo sí permanece inamovible: el Santiago como rasgo consustancial a la identidad de los espirituanos. Ninguna otra fiesta, ni la llamada Semana de la Cultura, ni las actividades concebidas para celebrar la fundación de la ciudad han logrado hacer sombra al carnaval de julio, para el que ahorra buena parte de la sociedad espirituana, como si se tratara de una obligación moral eso de arrollar detrás de una conga, visitar las áreas bailables y gastar el presupuesto -al menos esos días- sin demasiado dolor.
Este 2012 las fiestas santiagueras no llenarán de pipas de cerveza el Parque Serafín Sánchez, decisión tomada por el Consejo de la Administración Municipal con el objetivo de mantener a buen recaudo el patrimonio erigido; en ese entorno se llevarán a cabo presentaciones artísticas, específicamente en la entrada del bulevar, y el público podrá apreciar la evolución de las comparsas.
Como cada año, se mantendrán habilitadas las áreas de Colón, Bayamo, Sobral, la Plaza de Jesús, la Feria Delio Luna Echemendía, la calle Sexta del Reparto Kilo-12 y la Carretera Central.
Justo en esta última zona ya se encuentra levantado el palco central, desde donde podrá apreciarse el desempeño coreográfico de las comparsas Aires de Pueblo Nuevo, Estrellas de Colón, Artística de Neira, Guaracheros de San Andrés y la infantil Los Pinos Nuevos, así como el desfile de las cinco carrozas que hasta hace apenas unas horas ultimaban detalles.
En lo fundamental, serán las agrupaciones de la provincia las encargadas de garantizar la música en cada una de las áreas bailables, aunque tampoco faltarán las orquestas nacionales, entre ellas la de Chispa y sus cómplices (21 y 22 de julio), Arnaldo y su Talismán (23 y 24) y Yumurí y sus hermanos (25 y 26), siempre en la Plataforma Central.
Además de competencias habituales, durante el Santiago Espirituano se premiará el concurso convocado por el Proyecto Sociocultural La Guayabera, lo cual tendrá lugar en la sede recién remozada de la Quinta Santa Elena el 25 de julio, fecha en que también se llevará a cabo el desfile de la guayabera gigante hasta el Parque Serafín Sánchez, según adelantaron a Escambray miembros de la comisión organizadora de los festejos.
Este año, el Platanal de Bartolo se transplanta desde su sede habitual, en la barriada de Colón, hacia el Ranchón Don Criollo, de la Feria Delio Luna Echemendía, espacio en el que se presentará lo mejor del repertorio campesino espirituano todas las noches del carnaval.
Para el 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional, está concebida la culminación de unos festejos que, como cada año, levantan expectativas, se disfrutan sin demasiados resquemores y terminan suscitando las más enconadas polémicas.
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