Gallos ahogados en su propio pantano

Diez años no han sido suficientes para que los Gallos aprendan a jugar play off. Tal vez debería decir que fue un play off emotivo, dramático. En realidad lo fue. Solo que a Sancti Spíritus le tocó el papelazo de turno y pocos aquí tienen ánimos para crónicas. Hay otra

Diez años no han sido suficientes para que los Gallos aprendan a jugar play off. Diez años no han sido suficientes para que los Gallos aprendan a jugar play off.

Tal vez debería decir que fue un play off emotivo, dramático. En realidad lo fue. Solo que a Sancti Spíritus le tocó el papelazo de turno y pocos aquí tienen ánimos para crónicas.

Hay otra realidad más cruda que no admite edulcoraciones. Los Gallos sucumbieron en el pantano de los Cocodrilos, que con una remontada histórica hicieron la hombrada y le obligaron a un adiós temprano de la postemporada.

Confieso que me inscribí en el exiguo grupo que le concedió el favor de los pronósticos a la tropa de Ruperto Zamora. Quizás me incliné por la mayor experiencia de sus hombres y porque creí que la presión haría mella en los debutantes yumurinos.

Quise desentenderme de las estadísticas que no siempre deciden; también del inestable paso de los Gallos en la fase regular y de sus percances para clasificar y hasta del historial adverso que archivan en play off como equipo perdedor. Pero otra vez, Sancti Spíritus decepciona y ni siquiera su derrota adquiere la categoría de noticia.

Acaso por elemental respeto a los lectores, no reproduzco cualquiera de mis escritos de los últimos años. Cuando los Gallos dividieron en terreno ajeno a todos pareció un buen saldo por hacerlo ante el equipo que más ganó en la temporada. Presos de la presión, a los Cocodrilos pareció caerles definitivamente el play off encima con nueve errores (cometieron 13) en los primeros cuatro juegos. Así perdieron los dos partidos en el “Huelga”, el segundo de ellos por un contundente nocaut. Entonces todos apostaron por lo que no ocurrió: buscar a toda costa una definición en casa para evitar el regreso al “Victoria de Girón”.

Pero Matanzas no tenía las manos atadas y, con la guía de un estratega de marca mayor, logró la hazaña. “Solo me queda una bala”, diría Víctor Mesa con el cotejo 1-3. Esa bastó para ganar tres batallas y sepultar a un equipo que comenzó a dibujar su propia muerte desde que fue reducido a tres hits y una lechada, apenas un día después del fuera de combate propinado a su rival. Y fue el equipo de siempre, que terminó dándole razón al colega Luis López Viera: lo mismo te dispensa un homenaje que un entierro.

Y en ese no saber rematar, los Cocodrilos sacaron la cabeza del pantano y comenzó la guerra de las estrategias. El mánager yumurino extrajo a su astro Jorge A. Martínez a punto de tirar 100 lanzamientos el lunes, miró lejos… hasta el jueves. y muchos adivinaron el último capítulo de esta telenovela. Tal vez porque muchos husmearon de antemano la crónica de una muerte anunciada desde el quinto juego, el dolor esta vez fue menos.

Comenzaron a aparecer los fantasmas que temporada tras temporada resurgen en el camino de los yayaberos y el play off se dividió en dos. Aquel elenco que enseñó garra y atisbos de algunas mañas en el corrido de bases sucumbió ante unos matanceros que demostraron por qué ya tienen segura la medalla de bronce.

El equipo se transformó en la caricatura de siempre: una batería que se disminuyó al punto de anotar cinco carreras en tres juegos mientras sus rivales anotaban 17 (nada parecido a la primera fase cuando anotaron 24 y sus contrarios 10); una defensa que, aunque en números lució mejor: 982, aportó errores en momentos cruciales; un pitcheo que no ha aprendido a preservar ventajas mínimas y que se desmorona en un juego crucial como el sexto, incluido un Ángel Peña empleado increíblemente tres veces pese a no mostrar aptitudes para esta “guerra” o un Yamichel Pérez con casi un mes fuera del box.

Prefiero obviar los números. A fin de cuentas estos dicen poco en un desempeño donde de un año a otro solo cambian los nombres y el rival. Por encima de estadísticas sobresale la falta de acople y de unidad de una alineación que solo impresiona en papeles, con el lujo de tener un séptimo bate como Yenier Bello o Eriel Sánchez.

Los play off se viven juego a juego. Con la merma ofensiva de los últimos choques, ¿por qué no optar por el propio Bello como cuarto madero? ¿Por qué no emplear ni un solo emergente después del protagonismo dado a los hombres de la banca en la fase regular? ¿Hasta cuándo esperar por el batazo oportuno que selle un partido cerrado?

Puede buscarse la derrota en los errores de Alfonsito o Yulieski, que a fin de cuentas salvaron otras situaciones extremas; o en el fly fallido de Eriel Sánchez con bases llenas, luego de haber decidido el primer partido con un jonrón. Solo son detalles que pueden o no decidir.

Pero en el centro de todo gira un equipo sin mentalidad ganadora, que se prepara para ganar dos y no lucha por tres, ni en su patio, ni en el ajeno, que se desploma psicológicamente al punto de contraer su corazón en medio de la candela.

Los Gallos persistieron en su estatismo con un juego demasiado predecible y esquemático hasta en la rotación del pitcheo. Me permito un aparte para Ismel Jiménez, que tras una temporada de ensueño, cargó con una derrota que empañó su cierre. Guió a su equipo a la clasificación y ganó dos partidos en cuartos de final. Con cuatro días de descanso salió con honor al box en un juego asfixiante sin respaldo ofensivo y no pudo esta vez.

Matanzas ganó por la convicción y la garra de un equipo donde la figura es el colectivo, donde un día decide un Ariel Sánchez desbordado, un Joel Suárez salvador de dos o hasta un importado como Yasiel Santoya que, a pesar de sus 190 de average, dio el batazo de su vida para empujar las dos carreras que a la postre sepultaron definitivamente al equipo de donde emergió. Ironías del destino.

Las palmas para Jorge Martínez, que le cogió la medida a los Gallos y les ganó tres veces, la última de ellas con solo tres días de descanso y algo más que velocidad. También para Víctor Mesa, a quien se le podrán cuestionar sus métodos y sus excesos, pero habrá que reconocerle su magia para sacar del sepulcro a Matanzas y saber mover las piezas como en un tablero de ajedrez, con ese olfato capaz de advertir cuándo extraer a un Maikel Martínez dubitativo por lanzarle a Cepeda.

Diez años no han sido suficientes para que los Gallos aprendan a jugar play off. Por cuarta ocasión caemos en un séptimo juego sea cual sea la etapa. Por cuarta campaña sucesiva nos vamos en cuartos de final. En un rapto de dignidad, los Gallos lucharon en el juego final, mas tampoco soportaron la presión.

Y el instante hizo la diferencia entre ubicarnos otra vez entre los cuatro grandes o bajar… hasta el octavo puesto, un escaño inferior al ocupado en la Serie 50. ¿Qué nos queda? ¿Aportar el escándalo de no clasificar como a punto estuvimos de hacerlo esta vez? ¿O seguir siendo el animador de sueños frustrados de una afición hastiada de tanta levedad? ¿O el arquitecto diseñado para engrandecer contrarios? ¿O el amuleto de los campeones del béisbol cubano?

Si antes fue Holguín, La Habana, Industriales, Pinar del Río, ahora fue Matanzas ¿Quién vendrá después? ¿Mayabeque? ¿Alguien nos respetará después de esta, la otra debacle?

Esta vez la afición echó a un lado sus “rencores” por aguas pasadas y los apoyó hasta el delirio con iniciativas nunca antes explotadas, en un “Huelga” que le regaló sus mejores galas y hasta el influjo de gigantografías de cuatro portentos espirituanos que no parecen reencarnar en esta generación.

Los Gallos no sucumbieron en el pantano de los Cocodrilos, sino en el suyo propio. Fueron presas otra vez de las manquedades que como equipo no han sabido resolver y que van más allá de la intención de un director. A propósito, ¿seguiremos cambiando de timonel o atenderemos con seriedad las causas que se esconden detrás de este martirio? ¿Haremos de nuevo como el avestruz hasta la próxima serie?

Por encima de cualquier consideración, este sigue siendo el mismo equipo sin brillo, sin carácter y sin los atuendos que calzan los grandes.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

50 comentarios

  1. Cuando se acaben las gratuidades para con nuestros peloteros espirituanos entonces se ganará un campeonato…quita casitas que no habitan, carritos que no se paran y diversos ¨regalitos¨ por ser hijos de ¨papᨠque si fue grande entre los grandes cuándo todo el mundo ponía alma, corazón y vida en darle duro a la pelota… Lo de Sancti Spíritus es de mentalidad y no pasa solo en la pelota, ocurre en varias esferas de esta provincia por mucho y en diversos ámbitos una de las más atrasadas del país, las palmas para este nuevo Secretario que ha traído una dosis de frescura a y renovación a esta Villa que estaba como anclada en el tiempo pero vuelvo y repito, aquí el problema está en la mente, en la poca luz larga que hay para todo, y esto por supuesto se refleja también en el deporte, específicamente la pelota. Sigo aplaudiendo a Cepeda aún sin hacer ningún lance supersónico de atrapadas en los jardines, lesiones de por medio que todos conocemos. Ya estamos haciendo los papeles para la clonación en serie de Ismel Jiménez. Socarrás hacía rato que debía ser el cerrador por excelencia de estos ¿gallos?. Eriel te bajé del podio con maletas y todo después del pisotón a Santoya, procura darle uno de esos a Mayeta o a José Dariel Abreu para que veas como se termina. Vuelvo y repito los peloteros cubanos gozan de beneficios que muchos habitantes de esta Isla merecen tener realizando acciones mucho más loables y altruistas que darle con un bate a una pelota. Entonces por qué no ganan ni en el equipo Cuba, ya no se trata de eliminar de la selección grande a los llamados ¨sembrados¨, el problema es una plaga que se ramifica hacia otros deportes como el atletismo, vóleibol incluso el BOXEO, EL BOXEO!!! Increíble antes no había quien nos destronara y ahora sufrimos para alcanzar boletos para las olimpiadas… Incluso el beisbol que se juega en nuestra Serie está desfasado en cuanto a estrategias ofensivas con el que se juega a nivel mundial en cualquier liga… Y la mayoría de los técnicos, deportistas y muchos otros etc´s pueden acceder a internet y televisoras extranjeras donde las 24 horas del día se transmiten estos deportes, entonces, ¿es tan difícil sacar experiencias de lo que se ve?. A propósito y para terminar leí en juventudrebelde.cu a alguien molesto pues entre inning se ponían los goles de Messi, y comentaba que ya era demasiado futbol en la tv…Sólo quiero aclarar, el futbol se transmite sólo los sábados y algún que otro encuentro en ¨vivo¨ entre semana, la pelota o beisbol es el año entero en nuestro país, cuando no es en la Tv es en las calles o algún vecino comentando algo… El futbol es pasión mundial y Cuba no escapa de ello Ah que si a alguien de la TV Nacional no le da la gana de transmitir eventos internacionales de beisbol incluso profesionales pues el futbol lo es, no es culpa de los aficionados. Pero como están las cosas con nuestro beisbol….los comentarios bastan.

  2. SEÑORES ESPIRITUANOS:
    EL PROBLEMA NO ES ELSA CON SUS COMENTARIOS (MUY BUENOS POR CIERTO) , EL PROBLEMA ES SU EQUIPO UNA GENERACIÓN DE BUENOS PELOTEROS QUE SE HA PERDIDO EN LAS DERROTAS, QUE NO SABE JUGAR PLAY OFF, QUE LE FALTA EL CORAZÓN , LA GARRA . EL EMPUJE . EL VALOR ECT. ECT, ECT Y PASARAN MILES DE DIRECTORES Y SEGUIRAN LOS COMENTARIOS EN CONTRA DE SS.
    LAS PALMA PARA SU PICHER DE CABECERA DEMOSTRÓ TENER LA VERGUENZA QUE SU EQUIPO NECESITA
    INDUSTRIALES CAMPEÓN

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