Las prendas fueron entregadas por Adriana Pérez y Rosa Aurora Freijanes, esposas de Gerardo y Fernando, respectivamente, quienes expresaron la voluntad de estos dos Héroes de donar sus guayaberas al proyecto espirituano.
Fue como soltar parte de sus vidas y sus cuerpos, pero lo hicieron gustosas con el sabor que queda cuando se regala algo querido por puro desprendimiento.
-¿Podemos abrazarlas?
La súplica, llena de humildad frente a las cámaras, movió sentimientos entre aquellas dos Mariana, Rosa Aurora Freijanes y Adriana Pérez O’Connor, que se ceñían a las dos guayaberas como si les fuera la vida; y es que también abrazaban a sus esposos Fernando y Gerardo, dos de los Cinco Héroes prisioneros en cárceles estadounidenses, a cientos de millas, pero bien cerca de ellas a través del conocido olor que todavía despiden las prendas donadas por expresa voluntad de ambos luchadores.
A duras penas Rosa Aurora contiene el llanto, pero entre lágrimas sonríe para agradecer al pueblo espirituano y conversar para Escambray digital sobre el compañero de su vida y el apego a la elegante prenda: “Fernando al igual que Gerardo tuvo varias guayaberas, pero esa era realmente la última que yo tenía en mi poder porque las otras se le fueron quedando pequeñas o se le fueron deteriorando, si la miran bien está bien usada, le gustaba mucho. Realmente Fernando es un hombre de baja estatura y cuando tenía que hacer alguna presentación importante, esa ara su ropa de lujo. Le gusta mucho la guayabera cubana, esta desgraciadamente se la tuvo que comprar en un viaje propio de su trabajo, y es una Yucateca, no precisamente una cubana.
Sin parar de llorar vuelve a disculparse por su incapacidad para esconder emociones, pero otra vez levanta el ánimo, y la frente: “Me desprendí de ella con mucho sentimiento de pérdida, pero estar hoy aquí con ustedes a mí me ha llenado de un sentimiento patriótico muy grande, al salir y ver esa guayabera enorme que tanto simbolismo tiene para ustedes y escuchar la anécdota de las cinco alforzas invertidas hasta que los cinco estén de regreso con nosotros me llena de un orgullo muy grande por haber sido capaz él de decirme que sí, que la donara y que estuviera aquí con ustedes”.
Adriana, firme como las raíces que sostienen la integridad de este pueblo y de los Cinco, primero agradeció a aquellos que auspician el proyecto, que no solo los tuvo en cuenta a ellos, sino también a René, Antonio y Ramón, quienes, lamentablemente, no tenían guayaberas que pudieran haber donado, y después dio rienda suelta a un verbo emocionado y franco que terminó con la carta escrita por Gerardo para esta ocasión, que coincide con su cumpleaños 47 y el 498 de la ciudad del Yayabo. “Desprendernos de las piezas de ellos ha tenido un significado muy fuerte porque en el caso de Gerardo fue una guayabera adquirida en los preparativos para la boda cuando existía la Casa de los Novios. La compramos con mucho entusiasmo porque era la pieza que iba a usar él de torna boda y, por supuesto, era la primera adquirida juntos, porque las demás fueron cuando él era niño, o cuando era soltero.
“Yo lo conocía con esa guayabera verde y después fui quien le compró el resto que todavía conservo y espero que aún le sirvan y las podamos usar; se trata de una pieza que a él le gusta muchísimo y a mí también y para nosotros es de mucha alegría y satisfacción que hoy, día del cumpleaños de Gerardo, casualmente, sea también el de la ciudad a pesar de que es mucha la diferencia en las edades, pero para él también es una satisfacción muy grande”.
CARTA DE GERARDO HERNÁNDEZ QUE ACOMPAÑÓ LA ENTREGA DE AMBAS GUAYABERAS
Hace algún tiempo leí sobre el Museo de la Guayabera en Sancti Spíritus y me pareció una excelente idea. Conociendo a quienes pertenecieron algunas piezas que allá se exhiben hoy nos alegra y nos honra saber que los Cinco estaremos representados en esa colección. Mi primera guayabera la usé hace casi 46 años cuando mi mamá me vistió con una blanca y de mangas largas para celebrar mi primer cumpleaños, todavía existen algunas fotos de ese día. No creo que cuando mi vieja decidió enfundarme en aquella linda prenda con lacito y todo haya sabido que Sancti Spíritus es la tierra de la guayabera, ni que la ciudad y yo compartimos el cumpleaños cada 4 de junio, pero así son las casualidades de la vida. Con casi 20 años tuve mi segunda guayabera, era verde y bordada y me gustaba tanto que ni siquiera los chistes de mis compañeros, que me decían Justo Vega, me hicieron desistir de usarla. La tercera es esta que con tanto gusto donamos Adriana y yo al museo; la compramos para nuestra boda y con ella partí hacia la luna de miel, así que no creo haberla tenido mucho tiempo puesta, pero después de esa noche la usé muchas veces más. Sé que algún día cuando ganemos esta batalla los Cinco y nuestros familiares visitaremos Sancti Spíritus y podremos apreciar el trabajo realizado por quienes han dedicado sus esfuerzos a organizar y conservar esa original muestra, desde las prisiones del imperio agradecemos el privilegio de formar parte de la misma.
Gerardo Hernández Nordelo
Prisión Federal de Victorville, California, marzo 29 de 2012.
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