El bloque G7+, de 17 países en frágil condición de África, Asia y América, comenzó este martes en Haití su segunda reunión ministerial para analizar retos comunes y la aplicación de planes de desarrollo.
Al intervenir en el foro, la ministra de Finanzas de Timor Oriental, Emilia Pires, consideró que corresponde a las naciones hacer sus propios análisis y no al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional u otro donante bilateral.
Manifestó que los estados fuertes deberían organizar su intervención en los frágiles de acuerdo con los proyectos y las solicitudes de sus poblaciones.
La ayuda internacional, estimó el primer ministro haitiano, Laurent Lamothe, no debe, de ninguna manera, coartar las iniciativas nacionales y locales, sino más bien dejarlas en libertad. El jefe de Gobierno del país anfitrión del evento, cuya primera edición aconteció en octubre del pasado año en Sudán, aseveró que Haití se compromete a tomar las medidas necesarias para cumplir con el llamado Nuevo Pacto.
Tal documento, aprobado en 2011, recoge los objetivos del G7+ que buscan un espacio donde la gente pueda expresarse, promover la seguridad para el correcto desarrollo de actividades económicas y sociales, y ayudar a la población a tener acceso a la justicia.
Además, se pretenden crear puestos de trabajo para los jóvenes y estudiar la gestión de los recursos naturales y los ingresos propios a favor de una mejor forma de vida de las personas.
Al referido grupo pertenecen Afganistán, Burundi, Chad, República Centroafricana, Costa de Marfil, Guinea Bissau, República Democrática del Congo, Guinea, Islas Salomón, Papúa Nueva Guinea, Somalia, Sierra Leona, Liberia, Sudán, Timor Oriental, Togo y Haití.
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