La Agricultura espirituana denota en los últimos años la tendencia a disminuir la utilización de plaguicidas industriales y acudir cada vez más a los medios biológicos.
Sin renunciar al uso de productos químicos, sobre todo en cultivos priorizados por el país a fin de combatir las plagas y garantizar las producciones, la Agricultura espirituana denota en los últimos años la tendencia a disminuir la utilización de plaguicidas industriales y acudir cada vez más a los medios biológicos.
“Todavía prevalece el uso de productos químicos -expone Carlos Cervantes, director de Sanidad Vegetal en el territorio-, pero se ha avanzado en su disminución y actualmente Sancti Spíritus se ubica entre las provincias con más bajo índice de utilización de carga tóxica en los cultivos agrícolas”.
La opción de los paquetes tecnológicos favorece tal resultado, afirma el directivo, “porque nos permite organizar en esos renglones priorizados la utilización de esas sustancias y también hemos incrementado el empleo de los medios biológicos, el policultivo, las plantas repelentes y otras alternativas de control, lo cual ha permitido bajar la carga tóxica, sobre todo en la papa y la cebolla”.
Aunque está de por medio el costo financiero de las importaciones de los plaguicidas, especialistas de esta esfera en el territorio sostienen que el auge escalonado de la lucha biológica responde también a la voluntad estatal para encauzar esta estrategia relacionada directamente con la garantía alimentaria, la salud del hombre y el medio ambiente.
“En la cebolla hubo etapas donde se hacían hasta 170 aplicaciones de químicos y, a través de la capacitación al campesino, el mejor manejo de los plaguicidas y el uso de la tecnología, hoy sobre ese cultivo se hacen de 33 a 35 aplicaciones”, explica Faustino Yantá, subdirector de Servicios Técnicos en el área de Sanidad Vegetal.
De acuerdo con la opinión de los especialistas, el arroz resulta otro cultivo que refleja menos uso de esas sustancias, mientras en los últimos tiempos no ha sido necesario acudir a la utilización de estos productos para combatir la enfermedad del moho azul en el tabaco.
“A pesar de que se ha avanzado -precisa Carlos Cervantes-, aún es vulnerable el empleo de plaguicidas fuera de la estrategia de la sanidad vegetal y se hace difícil controlar la compra ilícita de esos productos y luego su aplicación alejada de todo tipo de norma o recomendación, de ahí la necesidad de integrar más a todos los escalones agrícolas en aras de lograr un uso seguro y eficaz de los químicos, ampliar la capacitación y la vigilancia”.
Refieren los especialistas que, además de la cebolla, la col y el pepino son cultivos muy atacados por las plagas, motivo que lleva a los productores a acudir, muchas veces de forma desmedida, al uso de los químicos que controlan rápido la amenaza, pero se ignora el daño que trae consigo esa sustancia a la salud humana.
La producción actual del territorio de medios biológicos (entomófagos y entomopatógenos) posibilita cubrir solo el 60 por ciento de los cultivos existentes en la provincia, de manera que a medida que aumenten las siembras crecen los riesgos de las plagas y enfermedades, razones que aconsejan seguir más de cerca las instrucciones de la Sanidad Vegetal y de la lucha biológica.
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