Las abejas y los apicultores espirituanos trabajaron duro en el 2011 y las 620 toneladas de miel acopiadas, que representan un crecimiento superior a las 70 toneladas con respecto al período precedente.
Por José Luis Camellón Álvarez
Las abejas y los apicultores trabajaron duro en el 2011 y las 620 toneladas de miel acopiadas, que representan un crecimiento superior a las 70 toneladas con respecto al período precedente, permitieron romper una cadena de cuatro años consecutivos sin cumplir el plan anual y equivalen, además, a la mayor producción reportada en la provincia en los últimos cinco años.
Suficientes méritos para distinguir una actividad cuya producción pertenece por mucho al reino animal, pero en la cual influyen el manejo del hombre y el comportamiento del clima, que esta vez fue una especie de brazo derecho si de favorecer la fabricación de miel, cera y propóleo se trata.
Aunque en el mundo de la miel los secretos pertenecen a las abejas, Bruno García Castro, director de la Unidad Empresarial de Base Apícola Sancti Spíritus, tiene explicación para el buen desempeño de la rama: “Está respaldado por el comportamiento climático, las explosiones nectáreas, sobre todo en el último trimestre, y el mejoramiento de los precios de compra al productor, vigentes desde octubre”.
La interrelación de estos tres elementos se expresa en que, entre octubre y diciembre, se logró alrededor del 45 por ciento de la producción anual; y detrás de esos resultados aparecen también mejor organización de los productores, la correcta atención a las colmenas y, algo fundamental, la trashumancia -traslado- de los apiarios hacia los lugares con mayor floración.
La Apicultura redondea el cumplimiento del plan con otro indicador muy llamativo: se alcanzan rendimientos por colmena en el entorno de los 53 kilogramos, entre los más altos del país.
A la hora del beneficio Sancti Spíritus clasifica como la capital de la miel, toda vez que la planta instalada en la ciudad procesa más del 60 por ciento de la producción nacional y este año cumplió con semanas de antelación el plan anual (3 666 toneladas), al tiempo que esa “colmena industrial” se propuso terminar el 2011 con más de 4 150, resultado que impacta directamente en la exportación.
Erasmo Álvarez y los integrantes de su brigada se alejan hoy de los apiarios para celebrar el éxito productivo y el nuevo año; mientras, en los límites de los municipios de Sancti Spíritus y La Sierpe, “las obreras” tienen su cena asegurada con la campañilla blanca que abunda allí en esta época y amanecerán en el 2012 trabajando en el panal.
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