La otra cara del escultor

Félix Madrigal nos demuestra que detrás del escultor se mueve inquieto el pintor. Expone este mes en la galería Arte Oscar Fernández Morera de la ciudad de Sancti Spíritus.

En la  sala grande de la galería Arte Oscar Fernández Morera quedó inaugurada la muestra personal del escultor, pintor y ceramista Félix Madrigal Echemendía, después de largos períodos de silencio en los predios de la pintura, que ahora cobra en su paleta un sesgo de revelación anclado en una voluntad de estilo inconfundible.

Madrigal tomó como referente los Versos Sencillos del Apóstol en  una veintena de lienzos de mediano formato trabajados con acrílico, donde lo figurativo toma cuerpo en la profusión de líneas y manchas de color, herencia de una rica tradición floreciente en esta parte de la isla.

La exposición se regodea en retratos muy cercanos a la caricatura y en motivos de clara filiación vanguardista, que revelan las nuevas tendencias figurativas del arte contemporáneo con un arsenal de motivaciones, fruto de la creatividad del pintor, quien en 1979 se graduó en la Escuela Nacional de Arte de la capital, y desde entonces viene incorporando ese lenguaje nuevo adquirido en las aulas y presto a convertirse en punto de partida para encauzar nuevas búsquedas.

Madrigal se considera más escultor que pintor, y la mayor parte de toda su obra, monumental por demás, le ha permitido crear una galería de personajes a escala humana, repartidos por la ciudad y facturados con materiales novedosos como la fibra de vidrio. Recientemente dejó inaugurado en Guanabacoa un conjunto dedicado a Ignacio Villa Bola de Nieve, petición que le formulara Abel Prieto, entonces Ministro de Cultura, y viene dejando la huella de su estilo personal en países como Honduras y México, entre otros.

Tiene en su haber  una decena de exposiciones personales y trabajos suyos están repartidos en varias latitudes.