Un joven artista capaz de transformar la realidad en pura abstracción de los objetos ha aparecido en el firmamento cultural espirituano. Se trata del fotógrafo Hugo Yasser.
Un joven artista capaz de transformar la realidad en pura abstracción de los objetos ha aparecido en el firmamento cultural espirituano. Se trata del fotógrafo Hugo Yasser, quien con sensibilidad para encontrar en los detalles el placer por las líneas, los volúmenes y los claroscuros, exhibe una veintena de imágenes de significativo valor estético bajo el nombre de Evos en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera, de Sancti Spíritus.
Afirman los preceptos filosóficos que la abstracción no es más que la operación mediante la que cualquier cosa es elegida como objeto de percepción y estudio que al ser aislada del resto se transforma en otra relación visual. Este sencillo enunciado podría explicar las razones por las cuales el artista del lente descubre en la insignificancia de los desechos sólidos, los artefactos cotidianos y lo macroscópico en recurrentes figuras abstractas gracias a su capacidad de recepcionar lo trivial y convertirlo en insólitas luces y sombras geométricas.
Lo cierto es que cada una de sus propuestas mantiene una permanente dialógica con el público, quien intuye la posibilidad de componer sospechosos imaginarios de diversos tópicos. Porque no se trata de mostrar la realidad tal cual es, sino de descubrir en lo cotidiano -y en esa vertiente rememora a los surrealistas- novedosas formas de contemplar lo concreto sensible.
Resulta significativa esta operación de magnificar los detalles y darle todo un rango artístico a aquello que solo la sensibilidad del fotógrafo nos permite apreciar con buenos ojos. No se decepcione si le digo que cada una de las fotos mostradas se encuentran ante su vista: parte de la resistencia de un calentador eléctrico, el ojo de un osito de peluche, segmento de cepillo, calabazas organizadas al azar. Esa visión fragmentada, desdeñosa de lo totalitario, se ajusta a las proclamas posmodernas de hoy. Así, el ojo humano se subjetiviza con una leve manipulación de los contenidos, trastoca la pura realidad de las cosas. Es por ello que fragmentar la realidad ofrece la posibilidad de abrir el diapasón hacia múltiples lecturas, deja inconclusa la propuesta visual. Se rompe con la tiranía de lo unívoco.
Como advierte en las palabras del catálogo Anabel Ramírez, Hugo Yasser se ha valido de un término proveniente del latín que representa la duración de las cosas eternas, el inicio de un tiempo que no tiene fin: Evos, para pactar con la fotografía abstracta. Ha pensado y ha esperado renacer, hacerse y crear un universo nuevo e infinito, sin importar los motivos que lo impulsaron a ello.
Mucho se puede especular sobre Evos, quién sabe si es el comienzo de un tiempo sin término, quién sabe si es un divertimento visual que juega con lo imaginario, quién sabe si se trata de una jugarreta del artista por confundir al espectador con sus tomas irrelevantes de enseres insustanciales.
No cabe duda: estamos en presencia de fotografías que retoman de la realidad sin afeites los principios que sostuvieron a los artistas de la abstracción geométrica, biomórfica y del op art. Op Art, porque produce la ilusión de vibración o relieve sobre la superficie plana del cuadro en virtud de las leyes de la óptica; y abstracción biomórfica, porque se trata de formas “moldeadas” por la imaginación del artista con fuerte impronta geométrica.
En definitiva, Evos sorprende por ser una memorable lección de arte logrado con los encuadres insólitos de una cámara digital y la manipulación del photoshop. Quién puede afirmar que no estamos en presencia de auténticos cuadros abstractos con guiños hacia el opt art y lo biomórfico donde priman los principios de la composición, el rejuego de las luces y las sombras, la dinámica de las líneas definidoras de contornos, las revelaciones de un tiempo ahistórico y enigmático. Y como elemento recurrente: la esfera, el cilindro, los elementos punzantes que rigen la arquitectura compositiva de cada cuadro.
De la tradicional captación del entorno inmediato con valor testimonial de los artistas espirituanos se ha ido a la ruptura de esa mímesis sensorial aristotélica. Estamos asistiendo al desarrollo local de una novedosa vertiente: la fotografía abstracta. El espectador podrá entonces coincidir conmigo en que la experiencia de contemplar sus obras constituye un acto de fe hacia las metáforas del tiempo, último reducto de reflexión abstracta.
Una breve nota de presentación: Hugo Yasser Ramírez Ibargollín (Sancti Spíritus, 1983), arquitecto y diseñador gráfico, es fundador del Club Fotográfico Espirituano FOTOSS y tiene en su haber otras dos muestras personales en Sancti Spíritus inauguradas en el 2010: Luz de tus manos, Galería Casa del Teatro; y No U Torn 2 (con el artista de la plástica Vladimir Osés) en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera. Ha participado en diferentes muestras colectivas, entre ellas las del 2011: Canchánchara espirituana, en Berlín, Alemania; y Manos, en la Casa de la Poesía, de la Habana Vieja. Ha conquistado premios y menciones en los salones Oscar Fernández Morera, Pixelart, Pequeño Formato de la UNEAC y primer Rally Fotográfico de Cuba.
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