La labor de los linieros espirituanos está respaldada por un servicio de 24 horas que pretende eliminar las interrupciones y averías en el menor tiempo posible.
Para Alién Morera y Junior Fernández el trabajo parecía fácil. Por ser el primero, tenían la responsabilidad de restablecer una vía libre, era sencillo y se avenía con las lecciones aprendidas en su primera categorización. Pasadas las primeras horas en la calle Bayamo de la capital provincial, aquella mejora en cables dañados se complicó hasta tarde en la noche bajo la protesta de los vecinos, inquietos ante el prolongado apagón y el temor a los cables en fase de corto circuito.
“Quién me habrá mandado a meterme en este lío, si siempre me dijeron que con la corriente no se juega”, masculla Junior, mientras intenta desprenderse de la angustia que provoca la altura y el hecho de estar sujeto a soportes, manipulando redes que aun desenergizadas, siempre dan quehacer en medio de la noche.
Pasados dos años, el fogueo en caliente les curó el miedo, acaban de graduarse como linieros eléctricos del Grupo 6 y conforman una de las cinco brigadas con que cuenta el municipio de Sancti Spíritus, las que respaldan un servicio de 24 horas para atender los reportes por falta de servicio o cualquier evento fortuito.
LOS DUEÑOS DE LA VÍA LIBRE
Quizás sin saberlo, los linieros estuvieron por un buen tiempo en la palestra pública, sobre todo en época de “alumbrones” y todavía hoy en caso de avería son esas brigadas las que cargan con el peso de las quejas de la población y de todas las afectaciones no planificadas del servicio eléctrico, algo que según Yoanny Acosta Solenzal, jefe técnico de la Empresa Eléctrica en el municipio de Sancti Spíritus, se corresponde con las más de 480 acciones en redes que hasta la fecha han realizado las brigadas espirituanas.
“Desde hace más de un lustro estas brigadas llevan a cabo en el territorio la remodelación de las redes existentes, en su mayoría ya rehabilitadas; también se ocupan en gran medida de la conversión del obsoleto voltaje de 4 kilovoltios (kV) a 13 y 33 kV y durante el 2012 le han dado mantenimiento a más de 32 kilómetros de líneas, a lo cual se suma la reposición de 127 postes en mal estado, 140 divisiones de circuitos, además de que han eliminado en el municipio 13 zonas de bajo voltaje.
“Ellos casi nunca realizan trabajos en caliente y se limitan a acciones con las líneas desenergizadas para mayor seguridad, lo cual implica cortes programados de la energía en el horario diurno (vías libres); es decir, se trata de afectaciones planificadas, aunque en nuestra opinión puede provocar irritación en la población si no se logra informar previamente”, explica Yoanny.
SIN POSTES EN LOS BOQUETES
Si bien antiguamente colocar los postes era una de las partes más difíciles para un tendido, hoy, por obra y gracia de la tecnología, todo parece indicar que la labor de los operarios a la hora de instalar nuevas redes se hace menos compleja. Rumbo a la Quinta Santa Elena ya la visión del vetusto callejón resulta diferente, y es que desde la primera ojeada se nota la ausencia de postes en la calle, algo que según asegura Boris Meneses, director técnico de la Empresa Eléctrica Provincial, resulta una novedad en varias arterias del Centro Histórico de Sancti Spíritus.
“Se trata del uso del cable pretensado a fin de eliminar en ciudades como Trinidad y Sancti Spíritus, antiguas y con calles estrechas, la utilización de los tradicionales postes en medio de la calle, una manera de lograr mayor estética y seguridad, ya que la red va en lo alto, por debajo de los aleros como en el bulevar espirituano y así queda protegida y a prueba de vientos fuertes. La idea es extenderlo donde haya una fachada uniforme y se justifique su uso, ya que es un recurso caro y de importación”.
En medio de la calle de piedra que baja hasta la Quinta Santa Elena se coloca el nuevo tendido; en su condición de jefe de brigada Erisbel Landestoy sigue atento cada maniobra de Junior y Alién; por su experiencia de más de 10 años en el oficio sabe lo que significa un descuido en una labor de tanto riesgo.
“Y eso que ya no pasamos tanto susto porque en otros tiempos no existían los interruptores de ahora y había que abrir la 33 kV en caliente con una vara -explica Erisbel-. Aquello despedía un arco de candela tan impresionante que te quitaba hasta el hambre. Actualmente desde la subestación se controla todo. No obstante, mi equipo no tiene ni accidentes ni incidentes porque me guío por el procedimiento de operaciones, si lo cumples es muy difícil que haya peligro”.
De ciclones y cruzadas por otras provincias guarda historias este liniero que desanda la memoria para recordar los días en Trinidad pasado el ciclón Dennis, o en Guisa, en la provincia de Granma, tras el paso de Gustav e Ike.
Después de esto ya no hay miedo a las alturas ni a la indescifrable corriente. Contra viento, marea, averías y apagones, equipos como el de Erisbel resultan imprescindibles para mantener en pie las redes de distribución del territorio, que en su mayoría siguen siendo aéreas y proclives a interrupciones. Ya lo advierten los expertos: en lo que se afianza el pretensado habrá que seguir de la mano de hombres con cascos rojos o amarillos, trepados en las alturas cambiando postes y sustituyendo cables viejos.
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