Los leñadores de Las Tunas ahondaron las angustias del equipo espirituano, luego del saldo de la subserie de esta semana en sus predios.
Más allá del resultado adverso de 1-2 frente al equipo que colidera el Oriente, los Gallos recibieron una lección. No echaron de menos los orientales la ausencia de dos de sus pilares ofensivos: Joan Carlos Pedroso y Alexander Guerrero. Tampoco al no empleo de su principal carta de triunfo, Yoelkis Cruz.
Los tuneros enseñaron un juego que años atrás no le distinguía: agresivo en el corrido de bases, creativo, y hasta por momentos arriesgado e ilógico, si tal acepción cuenta en materia beisbolera; hablamos de tocar con un out o intentar el robo con cuatro carreras por debajo.
Los leñadores demostraron que se puede ser un equipo bateador (conectaron 41 hits, apenas dos de ellos cuadrangulares) y, al propio tiempo, apelar a otras variantes ofensivas si las circunstancias del partido lo exigen. Solo eso explica que realizaran siete sacrificios en la subserie, uno de ellos útil para anotar, y todos capaces de poner en apuros a una defensa que mostró no estar preparada para un juego de esa naturaleza. A ello se unen varios intentos de robo, tres de ellos en un mismo capítulo.
Con esas armas lograron su primer éxito cuando, con cuatro carreras en contra, le robaron la iniciativa al home club ante un Ángel Peña que lucía infalible en seis entradas y no pararon hasta revertir el marcador nueve a seis. Así pudieron explotar al mismísimo Ismel Jiménez prácticamente en un capítulo durante el partido del cierre.
Enfrente encontraron un elenco que se desmorona de golpe y porrazo, al punto de cometer cuatro errores físicos y otros tantos mentales en un mismo partido o hacer gala de la ineficiencia ofensiva: solo en el último encuentro dejaron a 11 hombres sobre las almohadillas.
Siguen sin producir sus principales figuras: de las 14 carreras de este compromiso particular, únicamente cuatro fueron impulsadas por los ocupantes de los turnos del tercero al sexto, tres de ellas a cargo de Yenier Bello.
Las lesiones continúan a la orden del día en el elenco espirituano. Yunier Mendoza salió de la alineación por fuerte pelotazo que le inflamó su mano derecha, aunque pronto debe estar de retorno; mientras Cepeda parece no recuperarse de la dolencia de su dedo. ¿No convendría un “refrescón” a tiempo para quien hace falta al equipo en plenitud de facultades?
El pitcheo enseñó que muchos sobresaltos nos aguardan a la hora del cierre, con relevistas impredecibles, sin demeritar el desempeño de Omar Guardarrama, quien nos salvó de una barrida después de un reemplazo ineficaz en el primer partido.
Sobre este cuerpo un apunte: de un tiempo para acá Peña ha mostrado que después del sexto capítulo su efectividad no es la misma. Habrá que valorar la conveniencia de aprovecharlo en ese lapso, justo cuando ha mostrado evidentes signos de recuperación para aportar ya seis triunfos.
Los Gallos siguen sin encontrar su punto de equilibrio. Cuando parecía que llegaba la reacción definitiva con la barrida a los pativerdes, le sucedieron dos subseries en contra, primero ante Santiago de Cuba y ahora vs. Las Tunas.
Mas, por esas cosas del béisbol, pese a perder los Gallos siguen con opciones reales de clasificación al ceder sus más cercanos rivales y así, aunque está en el sexto puesto del Occidente, solo están separados a medio juego de Pinar del Río y del “intruso” Metropolitanos.
Desde este sábado, los predios espirituanos pueden “electrizarse” durante tres días sucesivos con la presencia de Matanzas, un equipo que ya los barrió en esta lid y que, en un segundo respiro, sigue de colíder del Occidente con serias pretensiones de dejar sin boleto a uno de los elegidos por los pronósticos precontienda.
Si no ocurren cambios de última hora, el “Genaro Melero”, de Jatibonico, tratará de cambiar este domingo la suerte de los Gallos, pues en los municipios no archivan ningún éxito.
Para Sancti Spíritus no se avizoran manjares. Después de Matanzas, enfrentarán como visitantes a Ciego de Ávila, otro de los que aspiran a la clasificación.
El equipo de las tuna es muy bueno y mejorado pero los GALLOS tienen que darle agua al domino pues nada esta funcionando y los deseo de mantener peloteros dispuesto a dar todo por la causa del equipo eso es anticuado y no resuelve nada al contrario causa lesiones con grandes posibilidades ser historia pues cuando los brazos se fundan vienen las lamentaciones y para entonces llorar para que. Lazaro