Cubanos de diferentes sectores sociales expresaron en La Habana su seguridad en que la Asamblea General de la ONU demandará este martes una vez más a Estados Unidos el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la isla.
A propósito del debate en ese foro -por vigésimoprimera ocasión desde 1992- de una Resolución sobre la necesidad de poner fin al cerco aplicado por más de medio siglo contra el país caribeño, Prensa Latina conversó con profesionales, estudiantes, jubilados y trabajadores estatales y privados.
Para el médico Alfredo Lorenzo, resulta fácil predecir una nueva condena a las sanciones norteamericanas, «por tratarse de una política criminal que acumula páginas muy oscuras e inhumanas para doblegar a un pueblo».
Quién puede estar de acuerdo con impedir el acceso a medicamentos a niños y personas con padecimientos crónicos; o aprobar que a un país se le prohíba la adquisición de piezas, servicios técnicos y equipos para sectores vitales de la sociedad y la economía, apuntó.
Por su parte, el estudiante universitario José Miguel Capdevila aseguró no tener duda de que la Asamblea General aprobará el texto como lo viene haciendo por dos décadas, etapa en la cual pasó de 59 votos a favor en 1992 a más de 180 desde 2005 hasta el año pasado.
Tenemos confianza en el rechazo mundial a esa política, porque no puede ser de otra manera para quienes nacimos en la década del 90; el bloqueo ha formado parte de una vida cotidiana llena de obstáculos y limitaciones impuestos por la mayor potencia del planeta, dijo.
Según el cuentapropista -como llaman en la isla a los trabajadores no estatales- Antonio Benítez, a los cubanos les asiste la razón y la justicia en su lucha por derrotar al cerco mantenido por sucesivas administraciones estadounidenses.
En ese sentido, el jubilado Manuel Díaz señaló que a la comunidad internacional «no le gustan las medidas extraterritoriales, que obligan desde Washington a otros Estados a respetar leyes ajenas».
Votar contra el bloqueo a Cuba, además de condenarlo, es respaldar la soberanía y la autodeterminación, opinó.
También la habanera Cristina Suárez manifestó en esta capital su confianza en el rechazo al bloqueo, del cual se considera una víctima.
«He sufrido por partida doble sus estragos, porque espero una pieza de repuesto negada por Estados Unidos para un tomógrafo, y mi padre falleció de cáncer de estómago después de que los médicos tuvieran que hacer maravillas para suministrarle antibióticos comprados en un tercer país ante la negativa de Washington a suministrarlos», expuso.
De acuerdo con autoridades cubanas, el daño económico ocasionado al pueblo de Cuba por la aplicación del bloqueo hasta diciembre de 2011, considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, asciende a un billón 66 mil millones de dólares.
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