La 42 Asamblea General de la Organización de Estados Americano (OEA) finalizó este martes en Cochabamba, Bolivia, donde los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) acapararon protagonismo.
Desde la inauguración en la noche del domingo, el presidente boliviano, Evo Morales, vaticinó que las sesiones de la reunión serían movidas al cuestionar la verdadera función del organismo hemisférico y plantear la posibilidad de una reformulación.
Morales cuestionó las funciones de la OEA y exigió su adecuación a la situación actual, muy diferente a la existente cuando su creación, en tiempos de la Guerra Fría, y pidió que se apartara de una vez del sometimiento de Estados Unidos y se pusiera al servicio de los pueblos, so pena de desaparecer.
Unas horas después, en la primera de las sesiones de trabajo, el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, siguió los pasos de Morales y volvió a criticar el papel de la organización continental, además de emprenderla contra la llamada gran prensa y su influencia en la desestabilización de gobiernos elegidos democráticamente.
Al final, las propuestas de Morales y Correa obligaron a programar una asamblea extraordinaria para antes de que termine el año, con la intención de recoger iniciativas para reformar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) y la Relatoría de Prensa.
Por otra parte, cuatro de los países del ALBA: Ecuador, Bolivia, Venezuela y Nicaragua renunciaron al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), con el argumento de que nunca estuvo al servicio de los países miembros de la OEA.
En más de una oportunidad, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, recordó que cuando la Guerra de las Malvinas, cuando más necesario era el TIAR, uno de los países miembros, Estados Unidos, se alineó del lado de Gran Bretaña, dándole prioridad a sus responsabilidades en la Organización y Tratado del Atlántico Norte.
Patiño anunció que cada una de las cuatro naciones iniciará por separado, sus procedimientos de denuncia y alejamiento del TIAR.
Por otra parte, Venezuela desempeñó un papel destacado en la aprobación de la Carta Social de las Américas, una apuesta al desarrollo económico y social, con la intención de eliminar o reducir al mínimo la pobreza en la región.
La referida carta apunta al desarrollo económico inclusivo y equitativo, con solidaridad y desarrollo cultural diverso, además de justicia social.
Al mismo tiempo, la Asamblea General respaldó la demanda Argentina por la soberanía de las islas Malvinas y exhortó a Gran Bretaña, observador en Cochabamba, a aceptar el diálogo en busca de una solución pacífica al conflicto, cuyo punto culminante se vivió en 1982 con un enfrentamiento bélico entre ambas naciones.
El pleno de la Asamblea llamó a los gobiernos de Chile y Bolivia al diálogo con la intención de solucionar el conflicto marítimo, después de escuchar las argumentaciones del canciller boliviano, David Choquehuanca, y de su par chileno, Alfredo Moreno.
Bolivia perdió 120 mil kilómetros cuadrados de su territorio y 400 kilómetros de costa con Chile, en la llamada Guerra del Pacífico, e intenta retomar su soberanía marítima.
El presidente Morales, en una conferencia de prensa, paralela a la Asamblea, recordó que Bolivia espera un gesto de Chile con la intención de iniciar el diálogo para resolver el diferendo marítimo.
En tanto, el canciller chileno precisó que la base de cualquier diálogo será siempre el Tratado de Paz y Amistad, firmado por las partes en 1904, el cual dejó a Bolivia sin mar.
Por último, durante la jornada final se conoció que Guatemala acogerá, del 4 al 6 de junio de 2013, la 43 Asamblea General, en la ciudad de Antigua Guatemala, en tanto Panamá será sede en 2015 de la VII Cumbre de las Américas.
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