El Segundo Secretario del Partido y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, presidió el balance de la zafra 2011-2012, que tuvo lugar este lunes en Habana.
Tal parece que cada año es la primera zafra que va a hacer el país. Todos los años empezamos a aprender y llevamos más de 200 produciendo azúcar. Si estamos hablando de la necesidad de cambio, lo primero que tenemos que cambiar es esa rutina.
En torno a estas ideas estuvieron las reflexiones a las que llamó el Segundo Secretario del Partido y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, durante el balance de la zafra 2011-2012, que tuvo lugar este lunes en la capital.
«Hay que decir lo que no hicimos», instó el miembro del Buró Político, más allá de los avances. Y es que los tropiezos de esta molienda superan los discretos logros. Como subrayó Osiris Quintero López, especialista de análisis del Grupo Azucarero, la caña dejada de moler por la arrancada tardía de 21 de los 46 centrales que hicieron zafra, unido al bajo aprovechamiento de la capacidad potencial y al incumplimiento de la eficiencia planificada, fueron los principales detonantes que dieron al traste con expectativas y planes. Ciertos retrasos en algunas inversiones también tuvieron su cuota de responsabilidad en el desenlace final de la contienda. Desde el equipo de dirección del Grupo Empresarial AZCUBA, los niveles intermedios y en las unidades empresariales de base se cometieron faltas y errores que influyeron en la correcta preparación de la industria para enfrentar la molienda.
Hasta hoy, la zafra se ha prolongado 29 días en varios ingenios.
El talón de Aquiles en general de la producción de azúcar fue la industria. Sus capacidades se aprovecharon solo al 60 %, cifra inferior a la de la molienda precedente y a la fijada en el plan.
Del tiempo perdido total en la zafra, los mayores traspiés se concentraron precisamente en los altos niveles de rotura y las interrupciones operativas, junto a la falta de severidad a la hora de exigir en las fábricas por la calidad óptima de la materia prima, así como otras contravenciones de lo establecido, devinieron denominador común de la ineficacia industrial. Encabezan la lista de los más críticos en este sentido cinco ingenios: Héctor Molina (Mayabeque), Mario Muñoz (Matanzas), Amancio Rodríguez (Las Tunas), Grito de Yara (Granma) y Argeo Martínez (Guantánamo).
Hubo, además, una incidencia negativa en el plan de azúcar por parte de los siete centrales que arrancaron después de varios años de estar paralizados, los cuales no lograron las expectativas y molieron al 54 % de su norma potencial. Por esa razón se dejaron de producir unas 27 mil 500 toneladas del dulce.
Debido a la ineficiencia, 68 mil toneladas de azúcar no alcanzaron a salir de las centrífugas.
Al calor de los análisis, llaman la atención algunas paradojas: primero, se molió más caña de la planificada (101,2 %) y se produjo menos azúcar (96 % del plan); número dos, el compromiso de producir azúcares blancos saldó su cupo con un modesto sobrecumplimiento y, sin embargo, en la elaboración fabril del blanco directo se ejecutó apenas el 8 %.
Tras muchas miradas y haber «hecho una radiografía» de lo que fue y pudo ser la zafra —aun cuando es la mayor de los últimos ocho años y se logró crecer en un 16 % con una disminución del costo de la tonelada de azúcar en 33,78 pesos en relación con lo previsto—, las reflexiones ponen sobre el tapiz algo más que criterios, críticas o determinado reconocimiento: la necesidad de dejar atrás concepciones y rutinas obsoletas, mecanismos contraproducentes¼ en fin, todo lo que «huela» a ineficiencia.
Es la acertada y enérgica convocatoria del miembro del Buró Político y vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo Jorge, a no especular en la economía, sino partir de estudios de factibilidad y, conforme a ello, planificar mejor. Es la conjugación también de esa proyección bien concebida del plan y su control sistemático, a la que se refirió autocríticamente el presidente del Grupo, Orlando Celso García. Es, a todas luces, el llamado del Primer Vicepresidente Machado Ventura a analizar las «grietas» a tiempo para solventarlas y llevar la contienda por el camino del buen hacer.
Se trata entonces de detectar los incumplimientos y darles su medicina en el momento justo en que aparece la «dolencia», en lugar de esperar al final¼ cuando no queda otro remedio que hacer la autopsia.
(tomado de Granma)
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