Los colegiales de toda Cuba inmortalizan a los ocho jóvenes inocentes asesinados por los Voluntarios españoles el 27 de noviembre de 1871.
Alrededor de las 4:00 p.m. del 27 de noviembre, 141 años atrás, corrió la sangre inocente de ocho estudiantes entre 16 y 21 años de edad que cursaban el primer año de la carrera de Medicina. Arrodillados y vendados, fueron de dos en dos pasados por las armas del coloniaje español para hacer más largo el suplicio de quienes solo oían la descarga en espera de la muerte.
Los estudiantes espirituanos rinden homenaje hoy a quienes el Cuerpo de Voluntarios de la Habana les quitó el sueño de salvar vidas por profanar la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón, un supuesto hecho no sucedido entre los jóvenes de tomar una flor y montar el carro de transporte a cadáveres mientras aguardaban el comienzo de la clase de Anatomía en el Cementerio de Espada.
Matutinos especiales, vespertinos, momentos culturales donde se escenifican los hechos y se oye a Martí en voz del estudiantado con el poema A mis hermanos muertos el 27 de Noviembre, sobresalen entre las iniciativas de los centros docentes para evocar la fecha del crimen injusto, especie de escarmiento ante el desarrollo insurreccional de la Guerra de los Diez Años que se revirtió en un mayor sentimiento independentista de los cubanos.
Especialmente, la Universidad de Ciencias Médicas Doctor Faustino Pérez Hernández en Sancti Spíritus conmemora la efeméride que significa día de duelo nacional para Cuba. Los alumnos de primer año hicieron el juramento que los integra a las Milicias Universitarias, según informó Leidys Mendoza Lorenzo, metodóloga provincial de Trabajo Educativo y Extensión Universitaria en los centros de formación médica.
“No solo la Universidad y sus filiales municipales; todos los escenarios docentes en las propias áreas clínicas rememoran aquel abominable hecho con conversatorios, debates históricos y galas político-culturales”, detalló Mendoza Lorenzo.
La propia fuente informó a Escambray que justo a las cuatro de la tarde, a la hora exacta de la ejecución hace más de un siglo, salió en caminata la vanguardia espirituana de los estudiantes de Medicina, agrupada en el Movimiento Mario Muñoz Monroy y representantes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), junto a profesores de la universidad médica y personal de la Salud.
El recorrido partió de la sede provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la Carretera Central hasta Independencia No. 158, la casa de la familia de Carlos Augusto de la Torre y Madrigal, uno de los aprendices médicos fusilados, descendiente del matrimonio de la espirituana Manuela Madrigal Mendigutía y Esteban de La Torre. Padre e hijo, oriundos de Puerto Príncipe, Camagüey, vivirían algún tiempo en la ciudad del Yayabo, según la Historiadora de Sancti Spíritus María Antonieta Jiménez Margolles.
Luego, el estudiantado honrará a los jóvenes asesinados en acto solemne frente a la Asamblea del Poder Popular Municipal, ubicada en el bulevar espirituano.
Así, hoy Cuba revive a Alonso Álvarez de la Campa y Gamba, Anacleto Bermúdez y González de Piñera, José de Marcos y Medina, Ángel Laborde y Perera, Juan Pascual Rodríguez y Pérez, Carlos Verdugo y Martínez, Eladio González y Toledo, además de Carlos Augusto de la Torre y Madrigal.
Los ocho se multiplican en la masa estudiantil que no olvida su historia y hace verídico aquel verso martiano dedicado a ellos: (…) ¡Y más que un mundo más! Cuando se muere/ En brazos de la patria agradecida/ La muerte acaba, la prisión se rompe; / Empieza, al fin, con el morir, la vida! (…).
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