En la Galería de Arte Oscar Fernández Morera se presenta la muestra que, con 24 obras de gran formato, el artista de la plástica Antoni Miró recrea la figura del bailarín español Antonio Gades.
De la amistad y la admiración del artista de la plástica Antoni Miró por el bailarín Antonio Gades, nació “Vientos del pueblo”, exposición itinerante que se exhibe en Sancti Spíritus.
Suman 24 las obras de gran formato en la muestra que permanecerá hasta mediados de julio en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera y en la cual Antoni recrea la figura del afamado español del siglo XX.
A partir de diversas fotografías tomadas a Gades (1936-2004), luego manipuladas digitalmente, Miró conforma este peculiar homenaje, en el cual demuestra su dominio de la ilustración y la infografía, destacaron a la prensa especialistas del Consejo Provincial de las Artes Plásticas.
El rostro del hombre que revolucionó el baile flamenco, detalles de sus manos y sus posturas en diversas coreografías y una de las instantáneas tomadas durante la enfermedad que lo acompañó en sus últimos años, son algunas de las gráficas que el público puede apreciar.
Según reseña Carles Cortés en la presentación de “Vientos…”, esta serie sintetiza perfectamente la simultaneidad de lenguajes y el deseo compartido de conseguir un mundo más justo y más libre.
Exhibida por vez primera en noviembre de 2011 para celebrar el aniversario 75 del natalicio de Gades, la colección de fotos recorrió varias ciudades de España; actualmente, llega a localidades cubanas, gracias a la iniciativa de la fundación que lleva su nombre.
Antonio Gades -nombre artístico por el que se dio a conocer Antonio Esteve Ródenas- es el autor de piezas muy reconocidas como Fuenteovejuna, El amor brujo o Carmen.
Tras su muerte el 20 de julio de 2004, sus cenizas fueron trasladadas a Cuba, tierra por la que sintió un especial afecto.
Sería genial como bailarín sin duda, actualmente hay otros tan buenos pero el recuerdo q a mí me queda de él es oírle decir imperioso a otro hombre, confidencias de Café, en el Bar Oliver de Madrid para más señas, que «la mujer en casa y con la pata quebrada» se me rompió el mito, hablaba gritando