Más de 90 000 personas de la tercera edad habitan en esta provincia. Sancti Spíritus ocupa el tercer puesto entre los territorios más envejecidos de Cuba.
Aun cuando las estadísticas confirman que más de 90 000 personas de las que habitan en este pedazo de la nación ya arribaron a la tercera edad, tampoco puede traducirse que todos los espirituanos peinen canas. Mas, con tales cómputos la provincia se inscribe, en el tercer puesto a nivel de país, entre los territorios más envejecidos.
De ahí que las acciones del sistema de salud espirituano se enfilen, en cierta medida, hacia el incremento de la calidad de vida de los ancianos y de la esperanza de vida que ya se extiende hasta los 78 años de edad.
Con estos fines durante el pasado año se realizaron más de 3 000 chequeos integrales, los cuales se rectoran por la veintena de Equipos Multidisciplinarios de Atención Gerontológico (EMAG) que se disemina en cada una de las áreas de salud del territorio para brindar una atención especializada a los adultos mayores.
Asimismo, en el pasado año logró reducirse la mortalidad general, pero aún prevalece la incidencia de las principales causas de muerte en la provincia, entre las que predominan los tumores malignos, las enfermedades del corazón y los accidentes.
No obstante, insisten los especialistas en la necesidad del control y la prevención de otros factores de riesgo como el sedentarismo, el tabaquismo, el alcoholismo y las enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.
Varias instalaciones especializadas en la atención y el cuidado del adulto mayor existen en el territorio, entre las que se encuentran más de un centenar de Centros de Orientación y Recreación y 608 círculos de abuelos, programa al que se han incorporado más de 40 000 ancianos.
En Sancti Spíritus cerca del 20 por ciento de la población supera los 60 años y Cabaiguán sobresale como uno de los municipios más longevos.
A pesar del arsenal en edades todos los pobladores tienen mejores futuros de vidas en lo concerniente a cuidados preventivos y una vejez digna las cuales el estado revolucionario garantiza pero los familiares deben tener en cuenta que los viejos de hoy en el ayer protegieron a sus respectivas familias hasta que se hicieron independientes y luego emigraron fuera de sus casas y hoy tienen sus nuevas familias el buen trato y cuidado que recibieron debe ser un recordatorio que cerca o lejos se encuentra alguien que les dio amor y que comer por lo que no olviden darle sus vueltas diarias pues un buen ser humano se mira por proteger a sus ancianos padres pues es mas justo y noble cuidar a nuestros viejos y no dejar a las entidades nuestras obligaciones. Lazaro