Junto a la zafra azucarera, los obreros de la agricultura llevaron adelante las diversas actividades de atención a las plantaciones y la preparación de tierra para la cercana siembra de primavera.
Como se dice en el argot azucarero, Sancti Spíritus hizo una zafra redonda porque garantizó la producción de crudo planificada con la mejor calidad de los últimos tiempos, a menor costo y con eficiencia; pero los resultados desbordaron la cosecha y llegaron también a la agricultura, que enseña una favorable ejecución en las principales actividades.
“Este año se atendió mejor la parte agrícola, hicimos la zafra y no se retrasaron las actividades planificadas para esta época”, explica a Escambray digital Juan Carlos Mursulí, director de la Empresa Azucarera en el territorio. “Actualmente Sancti Spíritus es la única provincia que crece a nivel de país en las 10 labores principales de la agricultura, gracias a la organización y al desempeño de las fuerzas involucradas en este frente”, añade.
“Hemos trabajado muy fuerte este año en la calidad de la preparación de tierra -agrega el directivo-, porque los cañeros ubican en ese proceso a una de las causas de la baja producción. Del plan de siembra de caña de primavera está en movimiento el 90 por ciento de la tierra, ese adelanto da margen para preparar bien el suelo con vistas a que cuando lleguen las lluvias esté en óptimas condiciones para recibir la semilla”.
No obstante el empuje dado al frente agrícola y que esta cosecha exhibe un crecimiento en caña en el orden del 20 por ciento, la baja disponibilidad de materia prima impide lograr mayores producciones de azúcar y ese resulta el talón de Aquiles del sector.
Mucho tiene que ver en los discretos volúmenes cañeros del territorio que Sancti Spíritus figura entre las tres provincias de Cuba de menor rendimiento agrícola, 36,5 toneladas por hectárea, por debajo de la media nacional.
Esa recuperación de los cañaverales se torna difícil en una provincia donde menos del uno por ciento de sus áreas en producción disponen de riego de agua; por ello ya se trabaja en alternativas que aporten adelantos en esa dirección.
Al cierre de la primera semana de abril la plantación rebasa las 304 hectáreas, en lugares que disponen de riego de agua; en tanto el territorio persigue duplicar esa área al cierre de este mes.
La provincia planifica sembrar en el cercano período lluvioso unas 3 800 hectáreas y también trabajar con esmero en la resiembra con vistas a subir el nivel de población de los campos, otro de los flancos débiles de los cañaverales espirituanos.
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