Con las inquietudes de husmear en el pasado y salvar de la desmemoria a las guayaberas echó a andar, en el 2007, el Proyecto Sociocultural La Guayabera, que devendría, sin precedentes en la isla, una experiencia de intercambio comunitario desde la cultura.
Luego de peregrinar durante cuatro años sin sede propia, una buena nueva los alienta: La Guayabera tendrá, definitivamente, un hogar. En la Quinta Santa Elena, otrora restaurante, se resguardarán las esencias de un proyecto que ya atesora en su colección más de un centenar de prendas pertenecientes a renombradas personalidades.
Sentada frente a la máquina de coser y con la última hebra para ensartar la aguja, aquella mujer no reparó siquiera en las costuras hechas sin moldes ni tiempo. Con la camisa entre las manos solo atinó a revisar que cumpliera los requisitos pedidos por el esposo: cómoda, fresca y con grandes bolsillos.
Desde entonces, nadie puede precisar si fue al salir de la sala de aquella casa anclada a la vera del Yayabo o de los talleres de un sastre ibérico aplatanado en la Villa del Espíritu Santo cuando esa prenda informal comenzó a ganar hidalguía.
Pero, lo cierto es que sin más patente que la de las tierras que las vieron nacer empezaron a usarse las yayaberas, como las bautizaron los labriegos de la región, y luego se popularizarían bajo el nombre de guayaberas como un atributo de gala más allá de abolengos y ocasiones de lujo.
Y bajo esa ascendencia espirituana ganó notoriedad hasta convertirse, amén del valor casi simbólico de la prenda de vestir, en desvelos de no pocos historiadores y en asidero de otros que aún intentan preservar su estirpe.
LOS RUMBOS DEL PROYECTO
Con las inquietudes de husmear en el pasado y salvar de la desmemoria a las guayaberas echó a andar, en el 2007, el Proyecto Sociocultural La Guayabera, que devendría, sin precedentes en la isla, una experiencia de intercambio comunitario desde la cultura.
Luego de peregrinar durante cuatro años sin sede propia, una buena nueva los alienta: La Guayabera tendrá, definitivamente, un hogar. En la Quinta Santa Elena, otrora restaurante, se resguardarán las esencias de un proyecto que ya atesora en su colección más de un centenar de prendas pertenecientes a renombradas personalidades.
Al resane de paredes y de los patios; la tala de árboles; la restauración de la carpintería y la eliminación de todo lo que conspire contra la vitalidad de la vivienda, se añade la readecuación de los espacios de la instalación para su futuro uso cultural. Y aun cuando nadie descarta los tropiezos que puedan presentarse en el camino, se prevé que para junio la Casa de la Guayabera abra sus puertas.
Pero las pretensiones van mucho más allá de una simple cobija. Según Carlo Figueroa, director del Museo Provincial General de Sancti Spíritus y gestor principal de este proyecto de desarrollo local, “el centro será multifuncional, pues no solo contará con una sala museable, donde se expondrán todas las guayaberas de la colección, sino que además tendrá una galería de arte, un taller para la confección de las guayaberas in situ, un salón para impartir conferencias, un centro de documentación y una cafetería.
“Se pretende que la Casa de la Guayabera cuente con servicios exclusivos y actividades culturales con el auspicio del talento local y nacional para satisfacer todos los gustos”.
Quienes visiten la instalación también podrán recibir cursos de baile, de cocina, participar en recorridos por el Centro Histórico de la ciudad y hasta degustar el cuju, trago típico del lugar a base de hierbabuena, miel y aguardiente.
Sin embargo, los propósitos iniciáticos del proyecto deberán permanecer. “La guayabera seguirá siendo el eje central -afirma Firgueroa- que moverá toda la vida de la institución para a partir de ella generar servicios, empleos y contribuir a la restauración del Centro Histórico”.
DÍAS DE UNA CASA
Casi como una rara avis se delinea este centro en ciernes, pues entre papeles ya se avizora como un sitio sui géneris. “Será una entidad que se autofinanciará y generará utilidades, tanto para fines sociales como para la gestión cultural del propio sector. Todos los servicios se cobrarán y se pagarán, indistintamente, de acuerdo con la moneda en la que se comercialice. Lo que sí queda claro es que se brindará, por todos los medios, un servicio de calidad”, sostiene Carlo Figueroa.
Mas, otros retos acechan, porque no solo se tratará de lidiar con la eterna dicotomía economía-cultura, sino -en palabras de la citada fuente- “posicionarse en el mercado turístico y en el nacional, sin que pierda la esencia cultural”. Asegura Figueroa que este centro multipropósito será un espacio inclusivo, donde la entrada será personal y no por parejas para evitar la discriminación.
Mientras se aferran a la utopía de un futuro que se vislumbra próspero, quienes desde ya pugnan por ver nacer esta instalación ultiman los detalles para que ningún cabo quede suelto. Definitivamente, la Quinta Santa Elena, el primer inmueble neoclásico construido en la villa, será la cobija para tal conjuro por la cultura. Y como un viaje a la semilla, luego de siglos, regresará la guayabera a las riberas del Yayabo como mismo llegó al mundo, con las únicas credenciales que le endilgó aquella costurera.
Hola,
necesito un contacto del Museo de la Guayabera.
Gracias.
Hola, Necesito un contacto del Museo de la GUayabera. Un e-mail, o número de teléfono.
Muchas gracias!
Felicidades a la Guayabera.
Ya la Guayabera tiene casa y yo tratando desde el 2010 que la edificación en que residen mis padres en Zaza del Medio sea reparada, le sumba el merequeten.
Saludos
Pienso que un museo dedicado a una preenda de vistir es una buena idea,pero mas enfasis debe ponerse en las distintos modelos y fabricantes a traves del mundo,que quien las uso,porque entonces lo mas importante deja de ser el objeto a quien se dedica el museo para pasar a quien se la puso.Deberan tener mucho cuidado quien ambiente el museo para no conovertir el local en uno mas de propaganda politica en vez de propagador de folklor y cultura