Trece paisajes del artista Ahmed Alonso se mantendrán expuestos hasta abril en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera.A estocadas sobre el lienzo, la espátula de Ahmed Alonso Montenegro nos devuelve una visión “otra” de su Trinidad de ensueño: el entorno urbano sin demasiados regodeos en lo arquitectónico, el ámbito rural con sus reverberaciones tropicales.
Apenas 13 cuadros integran la exposición personal Paisajes de mi tierra, una suerte de tributo de Alonso a la villa que, a fuerza de ser retratada, pintada, esculpida por sus cuatro costados, ya va necesitando de aproximaciones íntimas, al margen de tanto folclorismo externo.
Colgadas en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera hasta el mes de abril, estas escenas trinitarias demuestran que es posible “paisajear” sin ceñirse a los cánones de la academia, sobre todo si el pintor no tuvo más escuela que la propia influencia de sus padres, ambos con carreras sólidas en los rumbos de la plástica.
A la condición autodidacta de Ahmed atribuye Ibrahim Pilar Zada, especialista a cargo de la curaduría y de las palabras del catálogo, la trasgresión de estilos de la muestra, que coquetea con “el impresionismo, el fauve, el automatismo psíquico del informalismo o un cierto naif”.
El techo ondulado de La casa que existió, las palmas enhiestas de Paz, la torre apenas insinuada de una iglesia en la obra Bajando remiten, sin necesidad de lecturas demasiado elitistas, al microcosmos creativo donde Trinidad es, más que motivo impuesto deliberadamente, ámbito que emerge como por ensalmo a partir de la sugestión.
Ya lo advertía Pilar Zada en la presentación de la muestra: “Solo un artista como Ahmed sabe disfrazar un lienzo en blanco con ilusiones ópticas trabajando con manchas, texturas táctiles y demás recursos”; solo alguien que se acerque de forma tan desprejuiciada e irreverente al paisaje logra en el público la intangible percepción de estarse sumergiendo en una realidad paralela, en la imagen de esa Trinidad que no existe más que en las fabulaciones de un artista en ciernes.
Gracias Giselle, es el orgullo de jóvenes trinitarios, que personas como tu dediquen palabras tan lindas a lo que se cultiva en nuestra añeja villa, ciertamente quedarán, cada una de sus letras, en los recortes del periódico de este día que con la ilusión de que en otro momento se puedan recordar como algo que dejó alguien como tú al descubierto para alegrarle el alma a unos pocos y realzar el espíritu a otros tantos, se conservarán en casas de Artistas y admiradores del buen arte…
Ahmed sabe disfrazar un lienzo en blanco con ilusiones ópticas trabajando con manchas, texturas táctiles y demás recursos, en paisajes locos y agradables, dejando que entremos en ellos y nos embadurnarnos en azul, rosa, verde, amarillo, sombra y luz. Un artista sin ataduras convencionales para decidirse por un estilo entre el impresionismo, el fauve, el automatismo psíquico del informalismo o un cierto naif.