Un Paseo de ocho décadas

Símbolo de identidad y orgullo para cada hijo de Cabaiguán, el paseo luce impetuoso sin importarle el paso del tiempo, ni las miles de personas que lo han transitado en sus 80 años de existencia.

Inaugurado en 1931, está cargado de cultura y tradición. Los bancos faroles y jardineras conforman en conjunto un ambiente acogedor que atrae.
Su presencia se debe a la  labor de José Chamán Milla, un libanés que acogió como suyo a este central municipio y abogó por su desarrollo. Milla usó sus influencias con el Ministro de Obras Públicas de la época para pedir el paso de la Carretera Central por tierras cabaiguanenses y la construcción del paseo.
Casi nadie lo conoce por Camilo Cienfuegos, su nombre original, para cada lugareño es, simplemente, el paseo y significa mucho más que un simple lugar de encuentro.
Sus rincones guardan secretos de varias generaciones, historias de amor, recuerdos de luchas, el caminar desinhibido del Che con un yeso en el brazo al frente de las tropas libertadoras, las miradas de los miles de cubanos que han pasado a su lado.
El amplio espacio de sus áreas y alrededores es utilizado para el desarrollo de desfiles, fiestas populares y las habituales ferias agropecuarias que tienen lugar cada domingo en este pedazo de Cuba con olor a tabaco. Es sin dudas el corazón de la vida social en Cabaiguán.
Sus casi 500 metros hacen del paseo de Cabaiguán el más largo de los dos que fueron construidos sobre la Carretera Central, vía que se bifurca a ambos lados como abrazándolo.
Por eso, después de ocho décadas, es el emblema más fuerte que tiene Cabaiguán, el lugar que lo identifica dentro del país y que preserva, como en aquel 1931, el poder de perdurar en la historia y en el corazón de todos los nacidos en sus cercanías.