En agosto del 1959 el sátrapa dominicano Rafael L. Trujillo se jugó su presente y futuro en su afán por destruir la Revolución cubana liderada por Fidel y sufrió la mayor humillación de su vida.
Han pasado más de cinco décadas, pero los nuevos acontecimientos no han relegado al olvido las tres históricas jornadas de agosto de 1959, cuando el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo quiso recuperar a costa de Cuba la confianza del imperio norteamericano, mellada precisamente por el ejemplo de la Revolución cubana.
El tirano de Quisqueya, también conocido por Chapitas por su afición desmedida a las insignias y condecoraciones, tenía una extensa lista de cuentas pendientes con el Gobierno revolucionario y su joven líder Fidel Castro.
La mano de Trujillo no solo ahogó en sangre durante muchos años a su tierra natal, sino que hizo secuestrar y asesinar a sus enemigos políticos exiliados en otros países, como el profesor Galíndez, radicado en los Estados Unidos, y Mauricio Báez y “Pipí” Hernández, asesinados por sus secuaces en La Habana.
Una vez surgida la insurrección contra Fulgencio Batista, especialmente a partir del desembarco del Granma, Chapitas olvidó viejas rencillas con él y le vendió armas para ayudarle en su intento de aplastar el pujante movimiento libertario, pero Batista fue derrocado y el sátrapa del bicornio y las medallas acogió en Santo Domingo al hombre de “la bala en el directo” y a su séquito en la histórica madrugada del primero de enero de 1959.
EL ENGENDRO DE LA ROSA BLANCA
Los vínculos entre el trujillismo y los representantes de la oligarquía cubana se establecen ya en los meses iniciales de 1959, extendiéndose pronto a la Dirección del II Frente Nacional del Escambray por medio del entonces comandante William Morgan, agente de la CIA infiltrado en Cuba desde 1957.
Mientras en Santo Domingo elementos como el exgeneral Eleuterio Pedraza y el gángster Policarpo Soler contaban con todo el apoyo de Chapitas en sus planes anticubanos, en la isla iba tomando forma una oposición organizada, compuesta por remanentes de los politiqueros, ricos siquitrillados y militares del antiguo régimen, quienes con total irrespeto al Apóstol José Martí crean la organización contrarrevolucionaria La Rosa Blanca.
Se plantea que uno de los confabulados, alentado por la deserción de Pedro Luis Díaz Lanz, hasta entonces jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria (FAR), y apoyado por el señor Ferrando, cónsul dominicano en Miami, le propuso al norteamericano William Morgan participar en la conjura para derrocar a Fidel.
Morgan informó a su jefe, Eloy Gutiérrez Menoyo, acerca de la proposición, y este, temiendo quizá las consecuencias de que la conjura quedase al descubierto, determinó comunicárselo al Comandante en Jefe. El líder de la Revolución optó por seguirles la corriente y comenzar la infiltración de agentes en el movimiento sedicioso.
A partir de ese momento los preparativos se aceleran. El americano viaja varias veces a Miami y allí se entrevista con Ferrando y con otros personajes y se establecen contactos directos con Trujillo
LA TRAGICOMEDIA EN MARCHA
La conjura revistió carácter nacional y en ella estaban implicados más de 1 000 individuos. El plan consistía en la ocupación simultánea de importantes centros militares y económicos del país, la sublevación de guarniciones del Ejército Rebelde y el bombardeo de las ciudades de La Habana y Santiago de Cuba por aviones con base en Santo Domingo.
Lo anterior se completaba con la creación de un frente guerrillero en el Escambray, cuya misión era la rápida toma de Trinidad y su aeropuerto, por donde debían recibir desde Dominicana los refuerzos en hombres y en armas que les enviaría Chapitas, quien tenía armado y entrenado un cuerpo especial denominado la Legión del Caribe, compuesto por 3 000 mercenarios de diferentes procedencias.
Por la magnitud y peligrosidad del proyecto adversario, Fidel creyó llegado el momento de abortarlo y dio órdenes de detener a los conspiradores presentes en La Habana. A continuación, oficiales rebeldes se trasladaron a Las Villas para capturar a los conjurados civiles y militares en esa provincia.
De inmediato se envían tropas a la zona de Trinidad con el objetivo de simular una situación de guerra en la ciudad y sus alrededores. Esto se hizo y se informó al sátrapa quisqueyano «que todo marchaba bien». El 12 de agosto en el aeropuerto trinitario aterrizó un avión C-46 trujillista con armas y pertrechos para los supuestos alzados, mientras en la pista y sus alrededores se desarrollaba una comedia de vivas a Trujillo y consignas contra la Revolución, en tanto, a lo lejos, se escuchaba el fragor de hipotéticos combates.
El día 13 se produjo una nueva incursión del avión, que sería la última. El aparato arribó sobre las ocho de la noche con su carga bélica y, tras un breve pero intenso tiroteo, fueron capturados sus tripulantes, entre los cuales hubo varios muertos y heridos. Por desdracia esta operación costó las vidas de los revolucionarios Frank Hidalgo-Gato, Eliope Paz y Oscar Reytor Fajardo, quien resultó herido de gravedad y falleció posteriormente.
En el C-46 viajaron un hijo del exalcalde de La Habana, Justo Luis del Pozo; otro, del connotado esbirro de la tiranía, coronel Lutgardo Martín Pérez, además de un cura español, enviado personal del dictador dominicano. Cuál no sería su sorpresa, cuando a poco de su llegada al cuartel de Trinidad los eufóricos pasajeros vieron entrar en la habitación al mismísimo Fidel, a Camilo Cienfuegos y a Celia Sánchez.
La noche del 14 de agosto Fidel compareció por la televisión para informar al pueblo acerca de lo sucedido y desenmascarar al peor de los tiranos del continente. Para Trujillo, aquel fracaso constituyó un descomunal ridículo y un desastre político, mientras el líder de la naciente revolución caribeña emergía con redoblado prestigio ante sus compatriotas y los pueblos de América.
Nota: Chapitas fue asesinado el 30 de mayo de 1961 en un atentado con presunta participación de la CIA.
Sin lugar a dudas EL COMANDANTE EN JEFE sin pretensiones divina esta dotado de tremenda capacidad mental e intelectual las que por sus desvelos constantes a dedicado suficiente tiempo estudiando y analizando al imperialismo norteamericano hasta llegar a conclusiones de como si FIDEL CASTRO RUZ como si fuese adivino logro descifrar todos los movimientos y formas de pensar del imperio del norte ahí esta las razones claves del porque FIDEL cada vez que hace una reflexiones o habla sabe con exactitud todo los movimientos malvado macabro hasta de los genocidio que los deshonestos gobernantes y sus agencias estaba al cometer en contra de CUBA sin dudas gracias a la intuiciones altruistas del COMANDANTE EN JEFE se logro desarticular y aniquilar frustrados intentos en contra de CUBA y solo un ESTADISTA COMO FIDEL CASTRO RUZ preparado en todos los sentidos pudo lograr esos excelentes resultados que aun se siguen obteniendo y ha hecho morder el polvo de la derrota a los imperialistas norteamericanos y sus esclavos pinchando la ROSA BLANCA la prepotencia de los imperialistas. Lazaro izquierdo