La última emisión de agosto dio seguimiento a los temas abordados por la población y periodistas espirituanos en programas anteriores.
Transcurrido el primer mes del programa radio-televisivo Debate público, su validez se acrecienta. Más que abordar temáticas de interés provincial, encontrar respuestas a diferentes inquietudes de las personas y viabilizar el intercambio de los espirituanos con sus dirigentes, el espacio se perfila como un camino práctico para suprimir vacíos informativos y manifestaciones de secretismo desde el prisma de las necesidades y las preocupaciones de la población.
La última emisión de agosto no abrió sus cámaras y micrófonos a un tópico específico, sino que dio seguimiento a lo abordado anteriormente, enfatizando en las respuestas y la atención a los planteamientos formulados por el pueblo y los periodistas. Las ilegalidades asociadas al patrimonio creado durante los 500 años de las villas de Sancti Spíritus y Trinidad; las indisciplinas sociales y otros males que atentan contra las principales instituciones de la salud de la provincia y la incidencia de estas irregularidades en la calidad de la atención médica, y las indisciplinas en la vía volvieron a acaparar el interés de los radio-televidentes, autoridades políticas y gubernamentales y de directivos de organismos y entidades.
Más allá de respuestas específicas a problemas formulados, este sistema de trabajo, que integra a dirigentes, prensa y pueblo, aporta en su corta vida experiencias que, si son consideradas como un mecanismo de retroalimentación colectiva, pueden servir de mucho para enfrentar los negativos fenómenos sociales expuestos por el Presidente Raúl Castro en la pasada sesión del Parlamento, pero también para agilizar la atención a los planteamientos de la población y que las administraciones apliquen métodos de trabajo y control más eficaces.
La acogida dada por los espirituanos al espacio avala el acierto de su creación; las diversas soluciones llegadas en breve tiempo ilustran que hay reservas organizativas, de ideas y de acción y, por encima de esas enseñanzas, hay otra lección: para encarar las orientaciones expuestas por las máximas direcciones del país y de la provincia, ninguna fórmula de trabajo sustituye la vinculación con el pueblo mediante la opinión directa o la participación.
No se trata de cuestionar a las administraciones y estructuras de dirección que reciben reclamos o señalamientos; sí de alertar que en no pocas entidades y organismos los sistemas de trabajo no son lo suficientemente efectivos para garantizar el control, los servicios y la calidad en todo cuanto se realiza.
¿Por qué una vez que se hicieron públicos —identificados por la prensa— los problemas en la prestación de servicio en el Hospital de Cabaiguán, en cuestión de días se destrabaron frenos y se emprendieron acciones de mejoramiento en los baños, el mobiliario y la iluminación, entre otras?
¿Por qué seguir tolerando el vandalismo contra el patrimonio público y convertirlo prácticamente solo en un tema de denuncia y lamento?
Se impone pasar a un enfrentamiento multifactorial, que involucre también a la población, para identificar a los que rompen teléfonos, bombillas, bancos, jardineras… Continuar apelando a la conciencia ciudadana y divulgando lo costosa que resulta la reposición de lo dañado son medidas necesarias, pero no parecen ser soluciones sostenibles económicamente.
¿Hasta cuándo convivir con procesos constructivos que arrastran la chapucería y la mala calidad y obligan a ejecutar reparaciones para corregir lo mal hecho, como ocurrió en el Centro Oftalmológico del Hospital Provincial Camilo Cienfuegos y en determinados tramos del paseo de la Avenida de los Mártires?
¿Acaso si no hubiera aparecido Debate público los diversos asuntos atendidos y solucionados en las semanas anteriores hubiesen tenido igual tratamiento? No puede afirmarse que en Sancti Spíritus reinaran la inercia y el poco trabajo; pero, obviamente, sí hay deudas con la eficacia, el control, la disciplina y la exigencia.
¿Qué falla en las administraciones y consejos de dirección, en específico, que no detectaban muchos de esos problemas recientemente identificados desde este espacio radio-televisivo? O, si eran conocidos, ¿por qué no se avizoraban respuestas a corto plazo y ahora sí aparecieron?
Las más de 100 matrículas retiradas por Tránsito desde diciembre pasado, que permanecieron meses sin ser reclamadas por las administraciones, ilustran que en materia de exigencia y control las carencias son palpables. Falta trabajo también para revertir ese mal comportamiento ciudadano de evadir el pago de una multa.
Ventilar los problemas abiertamente, conocer de primera mano las estrategias de cada sector y municipio y asimilar en todas direcciones: pueblo, prensa, autoridades y administraciones, las críticas y sugerencias, devienen valiosas herramientas de trabajo en los tiempos actuales y una especie de oportuno marcapaso público para oxigenar el palpitar de la provincia.
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