Un contingente de estudiantes de la universidad pedagógica espirituana asume pizarrones vacantes en La Sierpe.
Grande lucía el aula ante aquellos ojos noveles ese primer día docente. Habían repasado innumerables veces la presentación inaugural, pero el nervio disimulado trastocó el ensayo primigenio.
“No obstante, salió bien”, cuenta uno de los 43 estudiantes de la Universidad de Ciencias Pedagógicas (UCP) Capitán Silverio Blanco Núñez, quienes conforman el Contingente Wilson Rojas Reca para apoyar la docencia en La Sierpe.
Este territorio muestra una situación crítica con la cobertura docente al necesitar de 68 profesores y mantener más de una treintena inactivos por diversas causas. Parte de estos pizarrones vacíos son asumidos por jóvenes de cuarto y quinto años de la carrera, quienes ejercitan las especialidades de Marxismo e Historia, Español-Literatura, Inglés, Matemática-Física, Educación Laboral-Informática, Biología-Química, Educación Preescolar, Educación Primaria y Pedagogía-Psicología en seis centros educacionales de diversas enseñanzas.
“Estamos viviendo una experiencia profesional que enriquece la teoría. Aún nos estamos adaptando a las condiciones de trabajo, a cómo funcionan las escuelas”, acota el estudiante Reinier Crespo.
“Demandamos en el congreso universitario que confiaran en la juventud y esta tarea materializa ese reclamo. Es un reto difícil, pero estamos contentos de vivirlo”, señala Dasiel Luis Díaz, quien imparte la asignatura de Inglés, junto a otros nueve maestros en ciernes.
Dicha especialidad tiene el mayor número de educandos dentro del contingente, buena nueva para la localidad que hasta el curso pasado solo contaba con un profesor de esa disciplina.
“Este contenido debería darse en grados primarios. Para corregir esas lagunas decidimos ubicarlos en la Enseñanza de Secundaria Básica, al igual que a los de Pedagogía-Psicología. Es la primera vez que laboran en el nivel medio”, acota Belkis Marrero Márquez, asesora del vicerrectorado de Pregrado en la UCP.
“Ya veo resultados en la orientación al adolescente, te buscan y preguntan sus inquietudes”, indica un psicopedagogo en formación.
La joven Marianela Ramírez acota: “Tenemos la tarea de inclinar la vocación por el perfil pedagógico. Cumpliremos con ese objetivo y el de educar. A enseñar se aprende enseñando”.
“Participamos en los procesos de la escuela y a la par realizamos actividades como FEU, incluso, de extensión universitaria. Nos vinculamos con las organizaciones de nuestros alumnos, la OPJM y la FEEM”, indica Yadier Urra Mederos, presidente del contingente.
“Hay quien le tiene miedo a la juventud, pero ellos han espantado el temor de algunos. Ellos representan una inyección de espíritu renovador, de ganas de hacer y superarse. No tienen la experiencia práctica, pero traen lo último en la didáctica, actualización.
“Nosotros sí tenemos doble responsabilidad: la formación de los alumnos y la de los venideros educadores”, comenta Pedro Figueroa Valdés, director de la escuela primaria José Martí, en La Ferrolana.
MICROUNIVERSIDADES SIERPENSES
El concepto de microuniversidad esbozado por Fidel mantiene vigencia, amén de las modificaciones en el sistema formativo del personal pedagógico.
“La actividad laboral investigativa es esencial en los planes de estudio de las licenciaturas en Educación: garantiza la aplicación de conocimientos, habilidades, capacidades y modos de actuación profesionales; reafirma la motivación por la profesión, estimula la independencia, incentiva y prepara en la investigación y contribuye a la disciplina laboral y al trabajo en colectivo”, sostiene Belkis Marrero.
“Todos tuvimos una primera vez frente al aula y a ellos se les ve con interés. Lo que resta para formarlos nos corresponde a nosotros”, sostiene Isolidia Hernández Torres, tutora y profesora de Historia.
“Estamos muy satisfechos con la disposición y el compromiso de esos muchachos. Solo nos preocupan ciertos problemas de asistencia con dos casos. Ellos tienen un gran desafío y también nosotros en materia de preparación metodológica, científica, política-ideológica, de atención moral y material, gesto exclusivo para con ellos, pues sabemos que es ardua la misión”, revela Odalberto Valdés Valdés, director municipal del sector.
“Aún no hemos recibido el estímulo material congeniado con las autoridades del territorio”; “un día se rompió la guagua, por suerte fue en la ciudad”; “en las Secundarias hay que esperar la merienda escolar a las 12 del día para comer algo”; “es mucha carga, doy 10 frecuencias semanales”; “hasta hay quien ha asumido, en ocasiones, el rol de guía de grupo”; “el de pie es muy temprano y regresamos cansados, no rendimos igual en el estudio nocturno”, constituyen otras inquietudes de educandos que conforman el contingente.
Ellos, como otros 326 alumnos de la UCP, se integran a un centro escolar a tiempo completo y llevan paralelamente su formación académica.
La situación de la cobertura docente puede determinar la ubicación de los estudiantes en la etapa de práctica responsable, “pero este es un factor que debe ser coherente con los objetivos de la formación porque no pueden ser los estudiantes de las carreras pedagógicas valorados únicamente como fuerza laboral”, enfatiza un documento oficial emitido por el Ministerio de Educación.
La escuela debe servir como modelo, disponer de condiciones favorables para que el futuro maestro adquiera las habilidades necesarias y en esa localidad no todos los planteles poseen resultados satisfactorios en la labor docente educativa, tampoco la garantía de tutores con la proporción ideal de uno por uno.
El contingente encarna alternativa para paliar el déficit profesoral sierpense y ya se constatan ciertas repercusiones alentadoras para alumnos en formación y escolares, mas esa no ha de ser la fórmula a reiterar año tras año, porque también se corre el riesgo de manquedad formativa, además del gasto económico que significa.
En calidad de ubicados para el servicio social, una vez graduados y con una completa formación pedagógica, podría ser una variante más segura para ocupar pizarrones vacíos, aunque es cierto que el número de egresados aún no satisface la demanda de fuerza docente en la provincia.
Solo hay un remedio santo: La Sierpe necesita formar sus maestros. Hoy queda sembrar sentimiento por el magisterio y hacer robusto el vínculo microuniversidad-UCP. De esa alianza pende la calidad de la enseñanza y del profesorado venidero.
Un saludo para esa joven pero excelente periodista que se llama Tamara Rendón. Muy bueno este y todos sus trabajos. Saludos
Muchas gracias para mi lector más fiel !!!!!!! Saludos sinceros.