Los varones ocuparon el último lugar entre los ocho clasificados, mientras las mujeres se ubicaron en el quinto puesto.
Para Sancti Spíritus cerraron esta semana las cortinas de la Liga Superior de Baloncesto tanto para hombres como para mujeres. A la hora del recuento es preciso abstraerse, hasta cierto punto, de los números finales, si se aspira a un análisis con los pies puestos en el tabloncillo.
Desde la frialdad de las estadísticas los saldos pudieran asombrar. Con balance de 2 victorias y 24 derrotas, los varones ocuparon el último lugar entre los ocho clasificados, mientras las mujeres se ubicaron en el quinto puesto con 10 y 16.
Mas, lo acontecido corroboró la mayoría de los pronósticos precompetencia. No se trata de un conformismo a ultranza, que nunca comparto, pero en el papel y el escenario las opciones eran esas.
Para los varones el hecho de haber clasificado por primera vez para la Liga Superior, ya implicaba un buen resultado sobre todo por tratarse de un equipo muy renovado, de hecho el elenco más joven de la justa con el 50 ciento de los jugadores en ese nivel etario.
Pese a la juventud, los muchachos derrocharon mucha entrega sobre la cancha y ofrecieron resistencia a equipos que le superaban en experiencia competitiva, calidad, estatura y fortaleza. Así lo mostraron varios marcadores cerrados o definidos en postrimerías, pero con las ganas no basta.
Llegar a ese punto significó para el basket espirituano validar el ascenso que muestra este deporte al ubicarse en la vanguardia del país en las categorías escolar y juvenil en los últimos años.
De hecho hoy seis talentos de esta disciplina intervienen en el XX Encuentro Latinoamericano del deporte con sede en la capital cubana lo cual habla a las claras de un trabajo sólido de los técnicos del deporte en la provincia.
Lo de las féminas era también previsible si tenemos en cuenta que el elenco se privó de la presencia de la internacional Marlene Cepeda por lesión. O lo que es lo mismo: casi medio equipo.
La otra mitad, Yamara Amargo, hoy por hoy la mejor basquetbolista del país, dio una lección de entrega al salir a luchar cada partido pese a comenzar también lesionada tras su regreso del Torneo de las Américas donde fue la jugadora más valiosa. Sus nueve canastas de tres puntos conseguidas en su última presentación de esta semana vs Villa Clara corroboran su clase, pero el baloncesto es un deporte colectivo y aunque las opciones de boleto estuvieron latentes hasta los últimos partidos, era muy difícil igualar el cuarto lugar del pasado año, su mejor actuación histórica.
Puntos coincidentes aporta Carlos Alberto Plasencia, comisionado provincial de la disciplina, al valorar a los dos equipos: “De manera global terminamos con 21 puntos, que son las mismas unidades que recibe el primer lugar, por eso evaluamos de satisfactorio todo el trabajo. En el caso del masculino además de su juventud, no pudo hacer la mejor de las preparaciones, nuestro equipo es el de menor masa muscular, si se compara con el físico del resto de los elencos, eso influye y determina en los finales de partido. Tenemos una Academia donde concentraremos a estos jugadores con vistas al torneo del próximo año”.
Prefiero comenzar por ahí a la hora de encauzar las proyecciones.
Habrá que intencionar la captación de talentos con un somatotipo más acorde a las exigencias de este deporte tanto en el femenino como en el masculino.
El resto se resuelve con horas en el tabloncillo no solo en el de la Academia sino en el de la EIDE Lino Salabarría y los de las áreas en los diferentes municipios, con una atención superior y con la “cosecha” de una mentalidad ganadora.
Por ahora Sancti Spíritus, aunque ya está de espectador, mira sin recelos la fase definitoria de la Liga Superior, que cerrará próximamente sus cortinas con más de una inconformidad.
Una de ellas es no haber contado con las estadísticas tan propias del deporte, algo que restó brillantez y seriedad a un evento que busca rescatar los espacios que un día conquistó en la afición y hoy sigue siendo una quimera.
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