Las inundaciones y deslizamientos de tierras originadas por las intensas lluvias que azotan los estados de Espíritu Santo y Minas Gerais, en el sureste de Brasil, elevaron este jueves a 44 el número de muertos.
El más reciente reporte de la Defensa Civil reveló que cuatro personas fallecieron en el municipio de Baixo Gandu, una en Colatina y otra en Barra de São Francisco, con lo cual los decesos aumentaron hasta 27 en Espíritu Santo, mientras la cifra de damnificados superó los 60 mil.
Entre los municipios más afectados figuran Afonso Claudio, Agua Doce do Norte, Águia Branca, Alto Rio Novo, Aracruz, Baixo Guandu, Barra de Sao Francisco, Bom Jesús do Norte, Brejetuba, Cachoeiro de Itapemirim, Cariacica, Castelo y Colatina.
Tal situación motivó que la Defensa Civil, tropas del ejército, de la fuerza nacional de Seguridad y voluntarios intensificaran sus labores con miras a socorrer las personas que residen en zonas de riesgos y distribuir alimentos, agua potable y colchones
La Fuerza Aérea informó que en los recientes 10 días rescataron 169 brasileños, así como trasladaron ocho toneladas de ayuda humanitaria, entre medicamentos, alimentos y otros insumos.
En este contexto, el Ministerio de Salud anunció el envío de un segundo cargamento de medicamentos, tras un pedido de las autoridades de Espíritu Santo, con miras a atender a los más de 60 mil evacuados y evitar la aparición de epidemias.
El titular de esta cartera, Alexandre Padilha, afirmó que en los venideros días llegarán varias ambulancias a Vitoria, la capital estadual y equipos de urgencia para prestar sus servicios en este territorio.
Puntualizó que 114 galenos del programa Más Médicos desplegados en ese estado atienden a las personas albergadas en refugios e instalaciones públicas.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales destacó que la tendencia es que se registren nuevos aguaceros, lo cual provocará más desastres en zonas saturadas por las aguas.
Además de este territorio, en el vecino Minas Gerais el número de muertos por las lluvias ascendió a 17, mientras cuatro mil 200 personas tuvieron que abandonar sus casas, ubicadas en zonas de riesgos como barrancos y las laderas de cerros.
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