La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, llegó este domingo a Santa Maria, en el sureño estado de Rio Grande do Sul, donde se registró un incendio en una discoteca con un saldo de 231 muertos y 131 heridos.
Tras el aterrizaje del avión presidencial en una base militar de la zona, Rousseff se trasladó de inmediato al hospital de la Caridad para visitar a lesionados por esta tragedia, considerada como la peor de la historia de ese estado.
Acompañada del gobernador de Rio Grande do Sul, Tarso Genro, el ministro de Educación, Aloizio Mercadante, y la secretaria de Derechos Humanos, María del Rosario, la mandataria ingresó al hospital, donde se encuentran 60 lesionados.
Poco antes de su retorno de Santiago de Chile, donde pretendía participar en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la jefa de Estado lamentó la muerte de tantos brasileños, y dijo que en estos momentos de sufrimientos todo el país está con la gente de Santa María.
El último reporte de la brigada militar de esa localidad precisa que 231 personas, la mayoría adolescentes, murieron asfixiadas por la inhalación de humo, mientras otras 131 resultaron heridas. Anteriormente se habían anunciado 245 fallecidos.
El Coordinador de la Defensa Civil, Adelar Vargas, señaló que los bomberos concluyeron las labores de rescate de las víctimas y de acuerdo con las primeras investigaciones, todo indica que había una sola puerta de salida, la cual estaba cerrada cuando comenzó el fuego.
El cuerpo de Bombero tuvo que derrumbar una pared para ingresar al local y socorrer a las personas.
Vargas dijo que un animador lanzó una bengala que prendió fuego al techo de poliespuma, lo cual desató pánico entre las personas que estaban en la instalación.
La discoteca Kiss tiene capacidad para unas dos mil personas, está situada en la calle Andrades, y es frecuentada por jóvenes.
Además del hospital de la Caridad, los heridos fueron llevados al Centro Deportivo Municipal (Farrezao), pues el Instituto Médico Legal no tiene capacidad para atender tantos lesionados.
El alcalde de la ciudad brasileña de Santa María, Cezar Schirmer, decretó luto oficial por 30 días y movilizó a todo el personal médico de esa ciudad para atender a los lesionados y las familias de las víctimas.
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