Por el camino del autofinanciamiento anda la Estación Provincial de Investigaciones de la Caña de Azúcar, única en Cuba que realiza cruzamientos de la gramínea.
El dulce, cuando nacemos, constituye el primer sabor que un ser humano reconoce. La principal planta que lo produce acompaña desde hace más de 4 000 años al hombre. Conocida como caña de azúcar, trasciende en la historia económica de Las Antillas y, por supuesto, de Cuba.
A América la trajo Cristóbal Colón, pero desde hacía mucho tiempo, en Roma, al azúcar le llamaban la sal de la India. Cada gramo de la sustancia proporciona al organismo 4 calorías y el cerebro obtiene los mayores beneficios, pues propicia el aumento de la capacidad de concentración.
Cultivada en Cuba desde los tiempos del colonialismo español, la caña de azúcar pertenece hoy a lo más autóctono de nuestra idiosincrasia. Una estación de investigaciones ubicada en Guayos, en el municipio de Cabaiguán, obtiene variedades más productivas y con mayor resistencia a las plagas.
Antonio Vera Méndez, su director, explica las características del trabajo: “Actualmente impulsamos alrededor de 20 proyectos para obtener nuevas variedades de la planta, con el objetivo de la siembra en el territorio nacional, así como su exportación. Nuestro ciclo de resultados se estima entre 12 y 20 años, indicador por debajo de similares internacionales”.
SI DE HIBRIDAR SE TRATA…
Único en Cuba que realiza cruzamientos de especies de la caña, el centro busca variedades con mayor contenido azucarero, madurez temprana, una mayor capacidad de retoño y duración de la cepa, así como la resistencia a las principales enfermedades del país.
El doctor en Ciencias Víctor Caraballoso Torrecilla, especialista en Citomejoramiento e Hibridación y con varios años de experiencia, asegura: “Fecundamos a los progenitores y los aislamos, porque el polen es muy volátil. Así tenemos control, además, de a quiénes estamos cruzando”.
El Banco de Germoplasma de Cuba alberga más de 3 000 especies del género Saccharum, que en latín significa azúcar. Los estudios del centro guayense incluyen alrededor de 200 progenitores, con un conocimiento acumulado que permite lograr una floración simultánea, imprescindible en el proceso de hibridación.
“Las condiciones climáticas, como temperaturas bajas, son muy importantes porque si no las plantas no echan flores. Para ello contamos con zonas de montaña, donde la diferencia entre las temperaturas máximas y mínimas es pequeña”, precisa el especialista.
La obtención de una variedad trae consigo un conjunto de pruebas para determinar la adaptación a las distintas condiciones ambientales, nivel de azúcar y resistencia a las plagas, algunas bien conocidas en Cuba como la roya parda, el virus del mosaico y la escaldadura floreal.
“Las enfermedades que había hace 20 años no son iguales a las de ahora, que son más destructivas. Hoy se toman medidas y, por ejemplo, una variedad no puede sobrepasar el 20 por ciento del área, por si viene una enfermedad nueva” precisa el doctor Caraballoso.
OTROS SERVICIOS
Además de obtener la semilla necesaria en la siembra de la caña en el país, la Estación Provincial de Investigaciones de la Caña de Azúcar en Sancti Spíritus brinda atención a los productores, con una orientación técnica que les ayuda en el proceso de producción.
“Nuestros servicios se aplican en todas las unidades de la empresas azucareras de Sancti Spíritus. Nosotros les recomendamos las dosis de herbicidas y fertilizantes a emplear en el cultivo, a partir de criterios científicamente fundamentados: las variedades más resistentes a plagas y enfermedades y de mayor contenido azucarero” explica Antonio Vera.
Signada por las nuevas tecnologías, la estación utiliza el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) para registrar las bases cartográficas, hidrográficas, climáticas y agronómicas de las áreas de caña en las Unidades Empresariales de Base Melanio Hernández y Uruguay.
“Monitoreamos el empleo del riego y drenaje para evaluar el aprovechamiento de la capacidad instalada. El proyecto de conservación de suelos y protección del medio ambiente ha incrementado el rendimiento agrícola y la producción cañera; en lo ambiental se han establecido prácticas agrícolas que mitigan la degradación del suelo, como el surque perpendicular a la máxima pendiente, corrección de cárcavas, establecimiento de barreras muertas e intercalamiento de cultivos” detalla Vera Méndez.
Hoy, la entidad trabaja para lograr su autofinanciamiento, punto trascendente en la actualización del modelo económico cubano. Contratos con varios países han hecho que la semilla de la estación espirituana llegue hasta otras latitudes; un motivo más para considerar que, pese a reordenamientos y el cierre de centrales, la caña de azúcar en Cuba forma parte de nuestro patrimonio más dulce.
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