Por más empeños que haya puesto la prensa en su misión de reflejar la realidad, no logra cubrir el diapasón de expectativas de los receptores entre quienes crece la exigencia por un periodismo más apegado a su entorno y a su piel.
Con esa dicotomía pendiente aún de las agendas mediáticas del territorio, los periodistas espirituanos encaran la sesión provincial del Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba que tendrá lugar este miércoles.
Se ha hablado hasta la saciedad y dicho otro tanto en decretos, documentos. Más las distancias entre lo que se dice y lo que se espera siguen bordeando el filo de la navaja y de los extremos.
De ahí que la cita de la prensa que está por venir no debe bordear el peligro de seguir por esos filos cortantes. Enfrentarlo, además, desde la militancia que nos pone delante un oficio obligado a hacer pactos con la verdad, por encima de cualquier obstáculo.
Mucho más en momentos en que el modelo de actualización de la sociedad cubana en su conjunto exige una visión mediática mucho más realista. Si complejo es el panorama cubano, complejo son los retos de la prensa para adentrarse en sus conflictos y atemperar su discurso a tales transformaciones.
Más no será ni desde el slogan ni desde el compromiso expreso que logremos emparentar los discursos.
Seguir moviéndose en el filo de la navaja supone asumir la crítica y la polémica no como meros modismos sino como convicción desde la responsabilidad, la investigación y el estímulo al debate y la reflexión.
Se trata de hurgar en las profundidades del acontecimiento, buscarle todas las caras y ponerlas a descubierto, no importan las líneas cortantes que se atraviesen ni tampoco los peligros que debe encarar profesión de riesgos.
No se trata de la crítica que roza la epidermis o corta el entendimiento. Se trata de la que deja al desnudo los trasfondos de una realidad que suele esconderse en años de discurso acostumbrado a la liviandad, el compromiso hueco y la falta de creatividad que esgrimen quienes deben procurar las alianzas y asideros donde nace y sobre todo “muere” la información.
Más allá de la eficacia que todos buscan únicamente en la solución de los problemas que toca a las instituciones resolver, nuestras miradas deben anclarse en la búsqueda de estrategias y modos de decir más efectivos que hagan rebasar las relaciones periodismo-fuente de la mera intención propagandística o las formalidades que entraña rebatir tras una critica.
No es momento de buscar las culpas en los otros que como se sabe existen. Lo primero es consolidar la profesionalidad de un sector que aun tiene deudas con ese reclamo.
El congreso de la UPEC deberá seguir desentrañando las madejas que no han logrado librar a este oficio de los tonos triunfalistas y propagandísticos que por años nos ha distinguido.
Solo así podrá encarar los duro retos que demandan tanto las transformaciones internas como la cruenta batalla de subversión de que es objeto nuestro país orquestadas desde las trasnacionales de la información a través de la red digital, esencialmente.
Si el evento de los profesionales logra descansar su agenda de discusiones en todas esas premisas, se habrán abierto otras ventanas a favor de la cacareada eficacia informativa.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.