Este colectivo espirituano libra todos los días una lucha tenaz contra las afectaciones que ocasiona el bloqueo al vital sector de la salud.
“Aquí eso lo vemos como algo personal”, dice Emilio Pérez Díaz, responsable de Mobiliario Clínico del Centro Provincial de Electromedicina en Sancti Spíritus, al referirse a la lucha de los más de 70 trabajadores de ese establecimiento contra los efectos del bloqueo.
“Todo el mundo tiene que estar comprometido para poder resolver cada una de las limitaciones que enfrentamos a diario”, añade y luego subraya: “No trabajamos por obtener el pago de alguna innovación o racionalización, pues para nosotros lo importante es que no se pare el equipo”.
Como pudimos comprobar después, no hay nada de panfletario en esas palabras, confirmadas por los resultados del colectivo, que no solo se ha dedicado a servir las necesidades del sector de la salud entre sus coterráneos, sino que un porcentaje elevado de los trabajadores ha cumplido misión en Venezuela y en otros países. NÚMEROS QUE HABLAN
La Electromedicina constituye un sistema a nivel del país, pues como explica Antonio González Jiménez, quien labora en el Departamento de Gestión Tecnológica, “existe un plan nacional de recuperación de equipos y a nosotros nos corresponde parte de ese plan. Específicamente, está previsto que recuperemos alrededor de 200 equipos de los más de 5 580 que tenemos aquí en la provincia.
“Esos 200 equipos no están dando servicio y el reto consiste en que la inteligencia y la experiencia de técnicos y especialistas consigan devolverlos a la vida útil pese a sus muchos años de uso. Debo subrayar que para ellos no entran piezas de repuesto y entonces hay que estar haciendo modificaciones y adaptaciones”, apunta Antonio.
“Muchos de estos equipos estaban destinados a ser dados de baja, por ejemplo, sillones de dentista procedentes de la antigua RDA, pero son medios que, aunque añejos, tienen elevada calidad y se ha ido recuperando un número de ellos. Un sillón nuevo, por ejemplo, no baja de 8 000 dólares en el mercado.
“A menudo ocurre que un suministrador extranjero es adquirido en parte por una empresa norteamericana, quizá con solo el 10 por ciento de las acciones, y lo primero que hace es prohibir el suministro de piezas a Cuba. A veces ni con dinero en mano resuelves lo que se necesita, y todo por culpa del bloqueo”.
¿Y cuáles han sido los resultados que acumulan hasta la fecha?, inquiere Escambray.
“Hasta marzo de este año hemos recuperado 48 equipos médicos y eso tiene un valor de 27 653 pesos con un gasto de 3 000.pesos aproximadamente. En el mismo período se pusieron de alta 390 muebles clínicos y se pueden recuperar algunos más”.
INVENTOS SUMAMENTE PRODUCTIVOS
En el taller encontramos a Diosbel Martínez, técnico medio en Electrónica del área de Estomatología, afanado en poner de alta un sillón estadounidense marca Cabott.
Para Diosbel, la puesta a punto de este medio y de los sillones alemanes ahorrará al país divisas que resultan necesarias para otros destinos impostergables. Él sintetiza así su importante cometido:
“Esos equipos ya tienen cerca de 30 años de explotación y el trabajo de nosotros consiste en recuperarlos. La complejidad ha sido grande en algunos tipos de compresores porque sus componentes no son compatibles con los modernos, pero lo logramos”.
José Ramón Valdés Jiménez, el Checo, quien ha pasado en Electromedicina 44 de sus 62 años, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de dirigir la Brigada 1, encargada de la reparación de una amplia gama de equipos de diversas procedencias y marcas.
Según él, solo en innovaciones pudieron recuperar totalmente de enero a la fecha un total de 12 equipos valiosos y complejos, que muchas veces el país no puede adquirir a causa del bloqueo. “Estos son medios que se necesitan con urgencia para salvar vidas”, afirma.
“Cada equipo que sale de alta es una victoria en esa guerra sucia que Washington mantiene contra nuestro pueblo, es un golpe que asestamos al imperialismo”, agrega el Checo.
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