La reunión supone la continuidad de un conversación telefónica entre Obama y Merkel la semana pasada.
Una delegación de los servicios de inteligencia de Alemania fue recibida hoy por altos funcionarios del gobierno estadounidense, acosado por revelaciones sobre el espionaje a mandatarios de países aliados, entre ellos, la canciller federal germana, Angela Merkel.
Josh Earnest, portavoz adjunto de la Casa Blanca, afirmó que la visita forma parte de los esfuerzos de la administración del presidente Barack Obama «por solucionar parte de la tensión que ha surgido por algunos informes sobre las actividades de vigilancia».
El vocero aseguró que la reunión supone la continuidad de un conversación telefónica entre Obama y Merkel la semana pasada, en la cual la jefa del gobierno germano pidió explicaciones sobre este fisgoneo que calificó de inaceptable.
Por la parte estadounidense participaron la asesora de seguridad del presidente, Susan Rice, y el director Nacional de Inteligencia, James Clapper, mientras la delegación alemana la encabezó el coordinador en Cancillería de los servicios secretos, Günter Heiá, y su consejero de política exterior, Christopher Heusgen.
Earnest hizo las declaraciones a los periodistas que acompañaban a Obama en el avión rumbo a Boston, donde el gobernante demócrata apuntaló en un discurso la reforma sanitaria, principal logro legislativo desde que llegó a la Oficina Oval en enero de 2009.
Las nuevas publicaciones son parte del goteo de filtraciones del excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, quien en junio puso al descubierto detalles de los masivos programas de vigilancia de la Casa Blanca.
Este miércoles el diario The Washington Post informó que más de 180 millones de registros fueron interceptados por la NSA en los últimos 30 días en vínculos de comunicaciones de Google y Yahoo.
Además, aparecieron reportes de presunto espionaje sobre el Vaticano y la residencia donde se hospedó el papa Francisco cuando era el cardenal argentino Jorge Bergoglio.
La cresta de la ola de la vigilancia ilegal ha tocado, entre otros, a México, Canadá, Rusia, España y Brasil, cuya presidenta, Dilma Rousseff, suspendió una visita a Washington el 23 de octubre por esta causa.
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