En una comunidad del municipio espirituano de Taguasco 69 niños ya tienen recinto; el círculo infantil Dulces semillitas deviene una suerte de azúcar para la vida de madres trabajadoras.
En una calle de Tuinucú el olfato descubre la mixtura de caña y pintura frescas. Las chimeneas expectoran al cielo y el barniz verde en las paredes del círculo infantil Dulces semillitas destila estreno.
La inauguración de un lugar para la primera infancia en la comunidad le hace competencia a la zafra en la agenda temática del cuchicheo cotidiano. Y es que la nueva institución deviene una suerte de azúcar para la vida de madres trabajadoras, no solo pertenecientes al central Melanio Hernández.
EL SABOR DEL BENEFICIO
“Este centro fue la tienda de los bonos del complejo agroindustrial. Luego pasó a ser la Casa de la Infancia, con un fin parecido, pero solo respondía a necesidades de las que laboran en la producción azucarera. Como círculo infantil, después del rediseño constructivo, amplía su capacidad y favorece a otros sectores”, resume la historia de la instalación Juan Carlos Álvarez Guzmán, subdirector económico de la Dirección Municipal de Educación en Taguasco.
Según la directora Marbelys Olivera Lorenzo, 69 niños conforman la matrícula, el doble de la existente en la otrora edificación, y puede aumentar a 88 con capacidad de aprovechamiento al 120 por ciento; mientras, se benefician madres de los sectores de Salud, Educación, Gastronomía, Comercio, la cadena TRD y de la rama tabacalera.
“Ahora muchas pueden incorporarse a la vida laboral, otras no tienen que llevar a sus hijos a los círculos de Zaza, Siguaney o Taguasco, ni pagar los precios del servicio por cuenta propia. Aquí se establece una chequera según el salario que ganen las madres y las personas de su núcleo familiar”, puntualiza Marbelys Olivera.
“Antes mi abuela me cuidaba al niño, pero ya está muy anciana y sé que aquí está bien atendido, aprende a relacionarse con los demás, a ser independiente…Imagínate lo contentas que estamos todas las mamás, esto es un logro”, confiesa Yarisleidy Peraza, quien además de madre, trabaja en Dulces semillitas.
Y es que la noticia sobre el destino del local no sabe amarga para nadie y menos para quienes vieron oportunidad de empleo tras la decisión, aprobada después de un análisis, sobre la amplitud del recinto y el número de infantes menores de seis años como demanda de la localidad.
El centro cuenta con una treintena de trabajadores, de ellos 13 no docentes. La mayor parte de las auxiliares de servicio resultó ubicada en el plantel educativo luego del proceso de disponibilidad laboral, mientras que el personal docente provino como resultado de la reinserción de algunas bajas del sector educacional o de traslado.
“Antes tenía que ir a trabajar a un círculo de Sancti Spíritus. El alivio es evidente”, señala Dayana Soto. Como ella, encontraron plaza allí muchas educadoras y auxiliares pedagógicas graduadas de los cursos de nivel medio, incluso algunas no tenían vínculo laboral.
CONSTRUCCIÓN EN RETROSPECTIVA
“Nosotras mismas cernimos arena, cargamos bloques, bajamos rasillas de las carretas, recogimos escombros…, hasta tarde y también los fines de semana”, rememora una educadora.
Junto a los nueve obreros de la Brigada de Mantenimiento y Reparación de Educación Municipal y el dúo de cuentapropistas, padres, futuros trabajadores, vecinos del Consejo Popular, entidades y organismos enfilaron las labores constructivas o apoyaron en el orden material para la adaptación del inmueble a los requerimientos de este tipo de enseñanza.
Asamblea Municipal del Poder Popular, Comunales, Base de Carga de Transporte, Empresa Azucarera, Salud e INDER se enumeran entre la larga lista que intervino en la remodelación, la cual tuvo un costo de 67 400 pesos en moneda nacional, de acuerdo con el subdirector económico del sector educacional en el municipio.
“Desde hace casi 15 años en el país no se creaba un círculo infantil, solo se mejoraban los existentes. Entre las acciones acometidas en este sobresalen la adaptación de salones y áreas de juego, la reparación de redes hidrosanitarias y eléctricas y la colocación de carpintería de aluminio esmaltada, entre otras acciones”, detalla Álvarez Guzmán.
Los enchapes de cocina, baños y exteriores con rasilla figuran entre otras faenas constructivas, así como la concepción de piletas para juegos de agua y arena, el rincón de la naturaleza, enfermería, gabinete metodológico, local de computación, baños para trabajadores, almacén y clósets en los cuatro salones para el resguardo de catres y medios de enseñanza.
De acuerdo con la directora, esta restauración y su nuevo propósito tienen gran impacto social, no solo por las ventajas para familia y comunidad, sino para los niños, que ahora son semillitas acabadas de sembrar. De ahí, que nuestra función educativa sea abonarlas y regarlas para que en el mañana se puedan obtener preciosos frutos”.
Este es un trabajo que resulto victorioso gracias a todas las buenas personas que se consagraron al decidir dar vida a esta obra maestra en el cual los chicos de este poblado son los grandes protagonistas gracias a que muchos o todos los que hubieron de laborar vencieron la diversidad de retos que son reales en donde muchos voluntariamente brillaron junto los trabajadores calificados en favor de esta perspectiva que hubo de hacerse realidad mediante el esfuerzo colectivo hubo de tomar forma el circulo infantil dulces semillitas este agradable nombre que fue creado mediante las altruistas aportaciones de un colectivo que se impusieron comprendieron que en la unidad esta la fuerza comprobada mediante esta obra que da vida al paradigma colectivamente al brillante esfuerzo realizado. Lazaro izquierdo