La batalla por Los cinco encuentra protagonismo en disímiles personas del mundo.
Sean Joseph Clancy, un irlandés mediano y fornido ya próximo a la media rueda, acaba de regresar de Washington a su adoptiva Trinidad con la mochila cargada de vivencias -y esperanzas-después de librar a brazo partido una batalla política durante la jornada Cinco días por los Cinco, como miembro del Comité Internacional por la Libertad de esos Héroes cubanos.
A Sean se le conoce relativamente bien en la villa trinitaria, donde formó hogar con una cubana; sin embargo, quien lo ve de pronto a bordo de su jeep con sombrero tejido y aire desenvuelto, piensa que se trata de un trinitario más, a pesar de su evidente aspecto caucásico.
Bien mirado, Sean Joseph no aterrizó del cielo en su inclinación hacia la izquierda, porque allá en su verde tierra céltica, fue miembro del partido independentista Sinn Féin y sufrió con sus compatriotas el crimen cometido por la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher, quien en 1981 dejó morir en prisión a 10 activistas de esa entidad, en huelga de hambre, al negarse a reconocer su condición de presos políticos.
La sensibilidad ante las causas justas pudo llegarle, empero, de su vida inmediata anterior a la mudada para este lado del Atlántico, cuando este hombre de expresivos ojos azules se formó como trabajador social especializado y trabajó mucho con jóvenes adictos a las drogas y otros que presentaban inadaptación psíquica.
CRUZAR EL RUBICÓN
El cambio, como resulta natural, no ocurrió de golpe y porrazo, sino que, como él mismo explica, vino a Cuba por primera vez en 1999 en viaje de turismo con un amigo suyo “sin hablar una sola palabra en español, sin saber nada de Cuba, nada de Fidel, nada del Che. Te estoy hablando de una persona que no sabía nada de este país ni de la Revolución cubana”, aduce.
Se fue involucrando entonces en la realidad del país…
“Desde el principio no, porque yo vine con una idea prefigurada por la prensa de allá afuera donde se decía que este era un pueblo muy reprimido y, aunque no hablaba español, me sentí bien aquí, pero me quedé con el deseo de conocer más y tuve la oportunidad de regresar tres meses después. Entonces me dije: No, yo voy allá para ver de verdad como está la situación, y desde entonces cada vez que pude regresé. Ahora vivo más aquí que allá”.
Usted que recorrió prácticamente todo el país, ¿cómo llegó a Trinidad y esta ciudad medio milenaria logró atraparlo?
“Yo vine con un cubano que conocí en La Habana, permanecí por dos días esa vez, y me gustó, y cuando de nuevo vine a Cuba me dije: Tengo que ir a Trinidad, porque me sentí bien en este lugar.
“En el año 2001 conocí aquí a una muchacha, y al año siguiente nos casamos. Yo entonces empecé a laborar un tiempo en Turismo en la dirección de programas, algo que me gustaba mucho. Pasaba ocho meses en Trinidad y luego trabajaba cuatro o cinco meses en Irlanda en una isla muy peculiar, un lugar muy bonito”.
Su hijo se llama Fidel. ¿Cuál es la historia verdadera de ese nombre en un ser en el que se mezclan genes, culturas, idiosincrasias?
“Yo quise ponerle ese nombre en honor al Comandante. Su nombre completo es Joseph Fidel Clancy Pérez y todo el mundo lo llama Fidelito. Él tiene tres años y por ahora solo habla español porque es el idioma que hablamos en casa. Fidelito es mi vida”.
LOS CINCO, UNA CAUSA QUE NOS UNE
Cuando Sean habla de nuestros hermanos presos en cárceles de los Estados Unidos, su rostro se ilumina, sus grandes ojos claros adquieren un brillo especial y explica razones sin escatimar gestos, porque es una causa justa que lo atrapó como Cuba, como Trinidad, como su compañera, y que lo fue implicando poco a poco…
Sabemos que está incorporado de lleno a la batalla por los Cinco. ¿Cómo se incluye usted hasta llegar a formar parte del Comité Internacional por su Libertad?
“Bueno, yo tenía una idea, aunque algo vaga, de lo que deberían estar sufriendo los Cinco y existía el antecedente de mis paisanos prisioneros de Gran Bretaña. Se me ocurrió entonces escribirles una carta de aliento a cada uno de los Cinco presos en los Estados Unidos, y todos me respondieron, cada cual una carta más bonita y emotiva.
“Me presenté como una persona interesada en su causa y que tenía interés en darla a conocer en mi país y seguí escribiéndoles, al principio más a Gerardo y Antonio; después he tenido mucho contacto con René. ¡Mire qué casualidad: una carta de Gerardo me llegó hoy por la mañana!”. Clancy nos muestra conmovido la misiva, redactada en inglés y se expresa admirado por la familiaridad de Gerardo.
“Él tiene que pensar a nivel de un político mundial -porque está involucrado en eso- y a la misma vez es capaz de preguntar por mi hijo, mi hijastra, mi familia, cómo estamos aquí y todos esos detalles.
Creo que su relevancia política salió de sus cualidades: de su calidad humana, de su sinceridad, de su claridad, de su firmeza”.
WASHINGTON, PINCELADAS DE UNA BATALLA
La batalla de Washington también pudiera llamarse la Jornada Cinco días por los Cinco que libraron en la capital del Imperio miembros del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco procedentes de diferentes países; Sean Joseph Clancy estuvo entre ellos.
Esta jornada tuvo una connotación especial, háblenos de su participación y de por qué se le considera superior a la primera
“Yo fui por primera vez a Washington, formando parte del Comité Internacional y estuve allí ocho días. Hubo contactos con más del 20 por ciento de los congresistas estadounidenses; es decir, unos 45 entre representantes y senadores, lo que es algo muy importante.
“Se habló con ellos y de todas las reuniones solo tres resultaron negativas, pues las demás fueron neutrales o positivas, lo cual representa un gran avance comparado con el año pasado, cuando hubo mucho menos contactos y todos negativos, pues -según me contaron- ellos se plantaban en los siguientes términos: ‘Si ustedes no sueltan a Alan Gross, ni vengan a hablar con nosotros’.
“Este año fue diferente, porque fuimos casi 40 personas y ocho de estas eran parlamentarios de otros países. Había gente relevante como Ignacio Ramonet y Fernando Morais, que escribió el libro Los últimos soldados de la guerra fría…; un equipo muy fuerte.
“En los papeles que nosotros teníamos para darle a cada congresista con que nos reuníamos, se incluía un documento con las firmas de más de 150 parlamentarios de otras naciones. Y esa carta está firmada por 125 miembros del parlamento de Inglaterra, lo que tuvo que llamarles la atención, porque esos legisladores no son comunistas, ¿entiende?”.
INCREÍBLE IGNORANCIA SOBRE EL CASO
Para este irlandés capaz de observar cada detalle aquí y allá y de abrirse al mundo, hubo cosas que le llamaron especialmente la atención, como la ignorancia de algunos congresistas estadounidenses sobre el caso, quienes no podían creer que el juicio había sido en Miami, y luego, de las injusticias cometidas contra los Cinco y sus familiares, el “hueco” y todo eso.
“Algunos legislativos ofrecieron ir a ver a Gerardo a la prisión, convencidos de que va a tener repercusión, publicidad, porque como muchos saben el problema más grande que tenemos en Estados Unidos es que el trabajo político tiene que pasar por Washington”.
En su opinión, ¿en qué momento de la lucha por la liberación de Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando está esta batalla?
“Todos los momentos son importantes, pero en esta coyuntura hay cosas que coinciden y que va ser muy difícil hacerlas concordar de nuevo; estamos hablando del segundo mandato de Barack Obama, de que Alan Gross está preso en Cuba, y de que allá hay fuertes gestiones para llevarlo de vuelta, además del aumento de la presión internacional sobre el caso de los Cinco.
“Todos estos factores juntos están obrando como una oportunidad especial y va a resultar muy difícil en el futuro que se repita este ‘coctel’ de elementos favorables. Por eso tenemos que seguir luchando fuertemente, y ponerlo todo en función de ese objetivo hasta que estos Héroes cubanos se encuentren de regreso en casa”.
Me alegro que existan extranjeros que como yo que también lo soy apoyen la causa cubana en defensa de los cinco héroes. Cuba esta impartiendo una lección de saber estar y saber defender a sus compatriotas, el comandante mira por su gente y defiende el país a muerte. La verdad es que si fidel gobernara el mundo otro gallo nos cantaría, viva Cuba y su comandante