Con presentaciones de libros, conferencias y mesas redondas se rinde homenaje a José Martí en el capítulo espirituano de la feria.
No ha sido, por minimalista y contenida, la jornada ideal para agasajar el aniversario 160 del natalicio de José Martí: la cifra de ejemplares ni siquiera se acerca a la de años anteriores, no llegaron todos los escritores que habían sido invitados y, pese al desvelo de especialistas y directivos, al programa le falta ángel.
El influjo del Apóstol, sin embargo, se ha mantenido gravitando sobre el capítulo espirituano de la XXII Feria Internacional del Libro debido, por un lado, a las presentaciones de textos, conferencias, paneles y mesas redondas que sobre su vida y obra han venido sucediéndose en instituciones culturales y centros universitarios del territorio y, por otro, a la capacidad tan única de José Martí de convertirse en el misterio que siempre nos acompaña.
No por gusto la conferencia inaugural de la feria en Sancti Spíritus, a cargo de Juan Eduardo Bernal Echemendía, presidente de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia, abordó las concepciones martianas sobre las festividades, una arista de su pensamiento cívico que suele soslayarse por la gravedad con que por lo general se habla del Maestro.
Tampoco resulta gratuito el hecho de que los lectores se encuentren en anaqueles con títulos como Tu frente por sobre mi frente loca, de Mayra Beatriz Martínez; El festín de los asombros, de Juan Eduardo Bernal Echemendía; José Martí y la música, de Salvador Arias; En mi pecho bravo, selección de textos martianos, entre otros.
Aferrado también a esa suerte de fascinación que aún provoca el Héroe Nacional, el destacado intelectual Luis Toledo Sande, autor de la biografía Cesto de llamas, regresó nuevamente a las márgenes del Yayabo para compartir junto a los espirituanos el homenaje que en estas tierras se rinde al Apóstol y su visión personalísima sobre el más grande de todos los cubanos.
“El hecho de que se venere a Martí por estos días expresa la voluntad del país para seguir cultivando la vocación de aprendizaje, de aprehensión de la cultura -declaró Toledo Sande a la prensa-. Recordemos la máxima de Martí: ‘Ser cultos es el único modo de ser libres’, que él insertó en un contexto en el que hablaba de la necesidad de ser bueno para ser dichoso, de buscar la prosperidad, no como con el culto a la riqueza, sino como la creación de condiciones materiales de vida para que la humanidad pueda alcanzar lo que él llamó el fin humano del bienestar en el decoro; esa debía ser, según Martí, la aspiración mayor.
“En ese sentido me parece muy loable que se le dedique esta feria -expresó-, pero el homenaje puntual por una fecha, esa especie de ‘fechismo’ se parece mucho al fetichismo y no es lo más recomendable; puede servirnos para estimular ciertas celebraciones, sin embargo, lo importante es la continuidad del legado que debemos abrazar”.
De modo que, si no en la grandilocuencia de los festejos, al menos en la permanencia del legado martiano aún puede llegar a ser memorable esta feria de provincia.
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