Único de su tipo en Cuba, el Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos, es sometido a acciones de mantenimiento constructivo en la antesala del medio milenio de Trinidad.
Ni lámparas que lagrimean ostentación aristocrática, ni muebles al estilo Luis XV, ni porcelanas y cristales de Baccarat; el Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos —único de su tipo en Cuba—, de Trinidad, evoca otra historia, en este caso de seres humanos, de vida y muerte, es decir, de todo. Tras los cristales de las vitrinas, las fotografías sudan crímenes, y los revólveres, con sus cañones calientes, no recuerdan, precisamente, a los pistoleros del oeste californiano.
Creada el primero de junio de 1984, esta institución demuestra que el bandidismo constituyó un fenómeno promovido y financiado por el Gobierno de Estados Unidos —en particular por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) —, que costó la vida de cientos de personas desde 1959 hasta 1965 y cerca de 1 000 millones de pesos a la Revolución naciente.
Para que toda esa trama no se abisme en el olvido, abrió sus puertas dicho museo, cuyo inmueble fue sede, en sus inicios, del Convento San Francisco de Asís y, sucesivamente, cuartel del Ejército Español, escogida de tabaco, caballeriza, valla de gallos, escuela pública.
MARCAS RECONSTRUCTIVAS
En el contexto del medio milenio de la fundación de Trinidad, que se celebrará en enero del 2014, el museo se beneficia con un mantenimiento constructivo, ascendente a alrededor de 210 000 pesos en una primera etapa, según Luis Ángel Ortega León, inversionista de la Dirección Municipal de Cultura.
Iniciadas en mayo pasado, las labores de mayor relieve se concentran, en lo fundamental, en la Sala Polivalente, escenario habitual de importantes eventos teóricos, incluso de carácter nacional.
La sustitución de toda la carpintería, la restauración del techo y de la yesería, el mejoramiento de las paredes, el montaje de una nueva cabina de proyección y la reparación integral de su centenar de lunetas forman parte de las acciones previstas en la referida sala.
Ortega León informó, además, que los trabajos abarcan las redes eléctricas, la pintura de casi toda la edificación, el cambio de buena parte de su carpintería exterior, y la rehabilitación capital de los baños sanitarios públicos, ya finalizada.
Al concluir la primera fase del mantenimiento constructivo, también quedará remozada la torre-mirador, incluida su escalera de madera que conduce hasta el campanario, desde donde puede observarse un paisaje sin par de la villa, escoltada por el mar y las montañas.
SALAS EN RENOVACIÓN
A pesar de todo este ir y venir de carpinteros, restauradores, artesanos…, la institución trinitaria no ha cerrado temporalmente y, por tanto, ha prestado un servicio parcial al público.
Paralelo al mantenimiento constructivo se emprende el remontaje museográfico y museológico, a partir de criterios actualizados en este giro a nivel internacional, de acuerdo con Yara Aróstica Zulbarán, directora del centro, quien destacó el empeño de su colectivo en estos meses de inusual ajetreo.
Aróstica Zulbarán anunció que para diciembre venidero quedarán listas las dos primeras salas —de las nueve existentes— diseñadas bajo las nuevas concepciones; una de estas relatará la historia del inmueble desde su venida al mundo como convento religioso hasta la actualidad.
La segunda sala detendrá su mirada en el conflicto Revolución-contrarrevolución y, por ende, en la creación de las bandas, su enfrentamiento y la destrucción definitiva de estas en 1965, gracias a la estrategia puesta en práctica por la dirección del país.
Especialistas del equipo de Restauración, perteneciente a la Dirección Municipal de Cultura, han intervenido de modo protagónico no solo en la preparación de las mencionadas salas, de conjunto con los investigadores y el resto del personal de la institución, sino en la consolidación de exponentes museables como la lancha tipo Fórmula, empleada por las organizaciones y bandas enemigas para el trasiego de armamento, hombres y diversos abastecimientos a los alzados en el macizo Guamuhaya.
“Esa restauración fue compleja, de muchos detalles; pintamos la lancha, le aplicamos la pátina protectora y logramos devolverle su imagen”, alega Ronald Noa Castellano, del referido grupo de Restauración.
“Ahora estamos trabajando en el camión GAZ 63, de tecnología soviética (era utilizado para el traslado de las Milicias Nacionales Revolucionarias); la parte más complicada es la cama del carro, que se reconstruirá totalmente”, apunta Ronald Noa.
Poco a poco, el museo trinitario, adonde acuden anualmente miles de visitantes nacionales y extranjeros, recobra su vitalidad con la contribución de trabajadores por cuenta propia, de un proyecto de desarrollo local y de entidades del sistema de la Cultura en la provincia y del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, sin obviar el seguimiento dado por las autoridades locales.
¿Por qué el Escambray resultó el escenario fundamental del bandidismo en Cuba? ¿Cuánto costó en vidas humanas y materialmente la liquidación de estos grupos contrarrevolucionarios? ¿De dónde salió el armamento empleado por las bandas? Las preguntas se entretejen tanto como las respuestas en dicho museo que, a diferencia de otros de la villa, no exhibe lámparas que lagrimean la ostentación aristocrática, ni muebles al estilo Luis XV; pero sí una historia que habla de seres humanos, de vida y de muerte.
Yo quiero dar gracias en haber encontrado este escrito en escambray, pues puedo decirle que soy hijo del mártir que alli en ese museo esta FELIPE SANTIAGO ZURBARAN LARA,y saber de estas obras contructivas ayuda que tenga mejor vida ese gran museo, una sugerencia que me gustaria dar es porque en fechas de las muertes de nuestros familiares en la lucha contra bandidos porque no son divulgadas como otros que las hacen repetitivas, para que esos que dieron la vida también por la revolución sean conocidos por sus heroismos y valentia y en el caso de mi padre me gustaria saber si el museo tiene dirección de correo para poder escribirle a la persona que atiende directamente, a lo que es la trayectoria de los mártires muchas gracias