Galardonado recientemente con el Premio de la Ciudad de Sancti Spíritus, Jorge G. Silverio no cree en musas, sino en la pujanza diaria de crear tramas y personajes.
Hace algún tiempo, escribir sus memorias implicaba salpicaduras personales entre el magisterio, el Derecho, la cantina o la recepción de un hotel. Actualmente, para hablar de Jorge G. Silverio también debe mencionarse cómo desgrana cuentos y novelas dentro del panorama literario espirituano, hecho que lo ha convertido en uno de sus narradores más fecundos.
“Sentí la necesidad de llevar al papel las cosas que sucedían a mi alrededor. Comencé a escribir cuentos de corte realista, en los que criticaba la Cuba del período especial. Los llevé a una tertulia Mono-rosa, ahí me aconsejaron que fuera al taller de la Casa de Cultura. Tuve la suerte de que ese mismo año Ediciones Luminaria aprobara mi primer libro titulado Razones de peso”.
Derecho, Historia, Ciencias Sociales, Marketing, Gestión Empresarial, ¿le sirvió todo ese caudal para plasmarlo en la literatura?
Por supuesto, pero más que eso el haber sido profesor, abogado, CVP, carpetero, director de hotel y cantinero. Todo eso me ha dado el caudal necesario para poder escribir. He vivido tantas historias…
La demora creativa, ¿le reportó beneficios?
Me dio el bagaje suficiente para que mis obras sean más ricas, conmuevan más, sean más creíbles. También influyó mucho en los temas que toco. Cuando llegué a la literatura ya la vida me había golpeado bastante, tanto como para volverme hasta sarcástico.
Se ha movido por el cuento y la novela, infantil y para adultos, realista y de ciencia ficción, ¿qué prefiere?
Prefiero la novela, porque permite decir más cosas, profundizar más en la psicología de los personajes, rastrear mucho más en el mundo en que viven. Sobre todo prefiero las novelas de corte histórico donde se pueda plasmar facetas no conocidas o hasta inverosímiles de personajes reales y hacer ver que la historia se repite una y otra vez, que lo que sucede hoy ya ha sucedido antes.
¿Métodos?
Levantarme todos los días a las cuatro de la mañana y escribir alrededor de dos horas, día tras día, sin cansarme, cuando no escribo reviso la obra ya escrita, es el único tiempo del que dispongo para ello. Lo otro es leer, leer mucho y todo tipo de literatura.
¿Lo peor dentro del mundo literario?
Cuando veo denegar un libro o no otorgar un premio por envidia, por rencor o por cualquier otro sentimiento malsano, por desgracia he sufrido muchos de estos en carne propia y en la de compañeros. Me duele ver a escritores de talento desgastándose en luchas estériles, en lugar de dedicarse a escribir.
A pesar de los premios y libros publicados, ¿por qué continúa asistiendo a los talleres?
Ningún escritor se hace solo, necesita los ojos y los oídos de los demás. Nada enriquece tanto como una crítica oportuna, porque te permite ver la obra desde otro punto de vista, desde quien puede ser, además, un futuro lector. Quien piense que encerrado en su torre de marfil creará una obra maestra está fracasado.
¿Se puede hablar de una ciencia ficción espirituana?
En Sancti Spíritus la ciencia ficción está en pañales, se han hecho algunos intentos muy buenos, pero se ha publicado muy poco. En mi opinión, hay prejuicio contra la ciencia ficción en este territorio y algunos especialistas con poder de discusión sobre qué se publica la ven como un género menor.
¿Qué cree de la narrativa yayabera?
La narrativa espirituana está demostrando su fortaleza día a día, con la cantidad de premios que se obtienen y que permiten decir que Sancti Spíritus no es solo una tierra de poetas. Hoy los premios más importantes de la literatura espirituana: Juan Rulfo, Casa de las Américas, Alejo Carpentier, La Edad de Oro, La Rosa Blanca, corresponden a la narrativa.
En su opinión, ¿qué debe mejorar en el proceso editorial cubano?
Darle la prioridad que merece el lector. La industria del libro cubano no ha comprendido todavía que es una industria y se sigue escribiendo y publicando pensando en la crítica y en los escritores, por eso es que, fuera de las ferias del libro, las ventas de ejemplares son relativamente bajas. Hasta que el sistema editorial no se convenza de que un libro que se vende mucho no tiene que ser necesariamente malo, no se logrará la empatía necesaria con los lectores y seguiremos esperando por la feria del libro.
¿Escritor de oficio o de inspiración?
Soy una mezcla de ambas cosas. El escritor no vive aislado y, por tanto, debe apelar a todas sus fuerzas para poder escribir. La inspiración te puede traer la historia; el oficio te ayuda a plasmarla, a pulirla, a publicarla. Sobre todo, soy un escritor de voluntad, que no se deja vencer por los inconvenientes y las cargas de la vida.
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