Cinco veces ha caído Sancti Spíritus en un séptimo partido de postemporada. En 11, el título ha sido esquivo.
Sancti Spíritus no logra aún salir de su espasmo. Nadie sabe, incluso, si durará años, siglos. Poco a poco queda a distancia el rugido trepidante del estadio José Antonio Huelga y la noche que se tragó la alegría de un pueblo.
El pasado domingo Sancti Spíritus amaneció sin gente, sin sueño, sin respuestas. Dejó escapar de lo hondo un silencio sepulcral que asusta y lágrimas desgarradoras tras un espectáculo sin par en anales de postemporadas, cuando la afición rebosó su estadio y lo llenó de delirios.
Nadie quiere hablar aquí de béisbol, pero todos terminan haciéndolo. Aunque deberían estar acostumbrados, muchos siguen sin creerlo. Y aunque fue a fin de cuentas una derrota, otra más en la larga hilera de descalabros de los Gallos en 11 versiones de los play off, la más reciente cala por su dramatismo con trazos de humillación.
Todas se parecen y todas tienen su distinción. Como una vez cayeron por el fallo de un jugador a la hora buena, por un error mental o estratégico, por un pitcher dejado de más o extraído a destiempo o una bronca provocada, ahora lo hacen por el desmerengamiento de un cuerpo de pitcheo o una decisión controvertida. No importa. Es siempre ese juego que marca la diferencia entre una medalla y una actuación meritoria.
Cinco veces ha caído Sancti Spíritus en un séptimo partido de postemporada. En 11, el título ha sido esquivo. Es, a mi juicio, un asunto de genes beisboleros, de una saga que se reencarna una y otra vez. Buena sí, luchadora también; pero sin alma de campeona.
Puede pensarse que a Yovani Aragón, terco a veces para mover su batería, le falló su olfato de pitcher consagrado. Convengamos en que se adelantó en la extracción de Yaisel Sierra. Siete lanzadores necesitó Sancti Spíritus para sacar tres outs; cuatro para sacar uno. Siete lanzadores que soportaron, sin defensa, un ataque despiadado de 11 hits, nueve de ellos seguidos y 10 carreras en un inning.
Hay momentos que son de los mánagers: los cambios del lanzador, el orden de la alineación, el emergente a emplear, la estrategia a aplicar. Otros son de los jugadores cuando cruzan la raya blanca y solo queda espacio entre él y su disposición, entre él y su extra, entre él y su dignidad, entre él y él.
Lo veo así. La extracción de un Sierra que entró con problemas de control y dolores lumbares, según dicen, no fue más osada que la de abrir con un novato en un partido crucial. No importa si fue este primero o el otro después. La historia enseña los puntos flacos de un pitcheo que, más allá de los números, ha sido intermitente, impredecible, falto de definición en ese juego clave o en un partido en el que malogra un nocaut aparente.
Y no es solo Ángel Peña, que a estuvo punto de saldar su deuda con la afición antes de sumar su quinta explosión en dos play off frente a Matanzas, cuando propinó dos ponches de altura y luego… ocurrió lo que ya saben. Es también un Omar Guardarrama apagado, sin la sapiencia que lo ha llevado a ser el mejor cerrador del equipo; un Javier Vázquez incapaz de sacar el out que le toca ante un zurdo; un Yuen Socarras que un día releva de maravillas y al otro comete un wild comprometedor o propina un dead ball…
Como no gusto de embelesarme con la miel del triunfo, desde las victorias advertí las lagunas del pitcheo, que en siete partidos solo tuvo dos buenas aperturas, incluida la del capitán del staff, Ismel Jiménez, quien, ya por cansancio, ya por otras razones, no fue esta vez el hombre hermético que precisaba el elenco con nueve carreras permitidas y 4.40 PCL.
¿Qué hacemos? ¿Incinerar a los pitcher? No lo creo. Hoy fueron ellos; ayer, otros. Sancti Spíritus sigue siendo el comodín de quienes buscan la presa más fácil en el camino hacia el título. Es el equipo al que, en la esquina de un sueño, le aparece de golpe una pesadilla para borrarlo todo, como un vendaval que ahora mismo no deja ver muy nítido el buen desempeño que en realidad tuvo. El cuarto lugar en una estructura probeta es una actuación a la altura del equipo que tenemos y no del que queremos o creemos tener; un equipo que supo desdoblarse desde batazos contundentes, corridos espectaculares, atrapadas brillantes, banco altivo y una garra que supo derribar el “fantasma” de Jorge Martínez, un hombre que le había ganado cuatro veces en postemporada, o sacar del box a un Joel Suárez inmenso.
En el desconcierto muchos buscaron aquel juego perdido en el Victoria de Girón o el batazo que nunca llegó con corredores en base. Que Sancti Spíritus haya podido empatar a tres un cotejo en el que no era favorito, que se haya demostrado a sí mismo que podía guerrear sin uno de sus hombres claves, lo puso en igualdad de condiciones en un séptimo partido. No importa si se gana el primero, el segundo, el último. La suma tiene que dar cuatro.
Cinco carreras son, al menos deben ser, suficientes para ganar en este tipo de partido con las tensiones que supone.
Está en la mente. Desde quien se afana en decir que este es un juego más, hasta quien lo repite y se lo cree. Los play off, querámoslo o no, son otra cosa; exigen una mayor aptitud.
Si no se han borrado sus trazos sobre el box, deberían leerse las líneas del concierto magistral de Norge Luis Ruiz, un joven que con 19 años enseñó no solo dominio del arte de lanzar. Con el desenfado del niño que es y la intrepidez del hombre que lleva por dentro, Ruiz salió a defender su honor y autoestima con sus rectas, sus dientes, su corazón. Después de dos malas salidas, salvó su ego y se echó en un bolsillo las miles de almas que lo auparon en un estadio lleno que jamás había enfrentado y el desafío de unos matanceros que no se cansaron de provocarlo. Fue ÉL contra ÉL durante seis entradas que bien valían otro desenlace.
Otro desenlace por esos hombres que se entregaron y también lloraron ¿de dolor?, ¿de impotencia? Incluyo a todos, los que no pudieron estar a última hora y los que guerrearon hasta el último momento, díganse Yunier Mendoza, que bateó como ninguno (414 con 12 hits, cinco anotadas), Liván Monteagudo (320 y cuatro empujadas) o Yulieski Gourriel (cinco impulsadas a pesar de su 222); Noelvis con su pitcheo eficiente, o los refuerzos, liderados por un Yunior Paumier, que de sexto o tercero, jugó al full (333) y se erigió como el máximo impulsador del conjunto: siete.
Para los yumurinos un monumento, que nada nos cuesta cuando el rival nos supera, aunque nos deje sin palabras. Rota la fiesta que vinieron a hacer desde el viernes cuando el “Huelga” fue invadido por una caravana de vehículos, superado el escollo de Ruiz, los Cocodrilos -¡y sí que lo son!- esperaron agazapados para el ataque feroz; tal vez porque ya nos conocían de antes, de muy cerca, de apenas un año, encontraron en la bronca-expulsión de su mánager el motivo suficiente para resurgir y ser consecuentes con esa sed de victoria que les ha impregnado, esa fuerza para jugar béisbol caliente a su usanza, al margen de sus conductas reprobables.
No necesitaron más que del convite colectivo, halados por un José Miguel Fernández erigido líder, capaz de impulsar nueve carreras en semifinales, casi todas cuando más se necesitaban. Por eso discuten hoy el título de Cuba, a pesar de que llegaran apenas ayer a los play off.
En medio del espasmo Sancti Spíritus comienza con sus dudas -¿o su certeza?-. Esta generación, que se forjó con “madera plateada” hace más de una década, ¿se desfallece? Comenzó a desmembrase quizás con el adiós que Yulieski Gourriel dio a los pocos que quedaron en el Huelga tras el juego fatídico. ¿Le habremos puesto una varilla demasiado alta? Tal vez. ¿O le habremos pedido apenas llegar a un punto y conformarse? Quizás. Yo, al menos, no lo creo, aunque todavía me martille en la cabeza aquel estribillo, repetido hasta el cansancio encima de las cabezas del equipo en medio de un “Huelga” enorme: “Quiero morir como mueren los Gallos de los palenques…”.
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Soy matancero, y me alegro del triunfo de los Cocodrilos, supieron venir de abajo y ganaron el que había que ganar, pero lo digo con sinceridad, Sancti Spiritus fue un rival muy digno, admiro a sus peloteros y en particular a su director. Ahora no se trata de analizar si hizo esto bueno, esto malo, ya eso es historia, creo que luchó con amor y consagración. Felicito a los gallos por el espectáculo ofrecido a nuestro pueblo. No se sientan desanimados, en la pelota se gana o se pierde. éxitos.
Aguas pasadas no mueven molinos, pero la historia es necesaria para enfrentar el presente y el futuro. Peña en todos los Play Off hace lo mismo y sin embargo Aragón le dio toda la confianza como tercer abridor por encima de ese corajudo que responde al nombre de Noelvis Hdez (hubiera sido otra la Historia) y si no remítanse a años anteriores donde Noelvis pitcheó juegazos frente a Industriales, Pinar, etc. Por qué Aragón viendo que a Ismel en el sexto juego le estaban dando a todo lo que tiraba no lo sacó antes de los 30 lanzamientos y lo podía haber utilizado en el 7mo juego como hizo Víctor con Suárez. Por qué Aragón no movió en los primeros juegos a los peloteros que no estaban rindiendo y esto nos llevó contra la pared a ganar dos en el Huelga, ese quinto juego en Matanzas aparte de mal jugado estuvo muy mal dirigido. Por último en el equipo de SS hay que darle baja al 70 % de los inservibles pitcher (Socorras, Panamá, Peña, Sosa, etc) debe dársele un buen regaño al plástico de Guardarrama que se le subió la fama para la cabeza y ahora sale que no sabe como caminar y situarse en el box, hay que hacer un concentrado y entrenar pitcher y jugadores. Cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Elsa, ¿recuerdas lo que te dije el año pasado?
Esa gente no merece ni el apodo que llevan, siempre sucede algo: si no es la artillería, es la defensa (y recientemente el pitcheo) el que nos falla…como dijera una vez Anglada: «Esa gente de SSP no son conscientes de que pueden ganar un playoff», así que lo mejor es irle siempre a sus contrarios, sea cual sea: Isla de la Juventud, Pinar del Río, Matanzas, Industriales, Mayabeque, Artemisa, no importa quién…los Gallos son el trampolín del que discutirá el título en la Serie, en ellos se impulsan para abrirse camino, un equipo de práctica antes de la final dígamos, donde siempre el contrario se siente seguro de ganar el campeonanto ante tanta humillación dejada en esta tierra.
Creo que es hora de reajuste de plantillas en ese team, porque hasta los grandes le transmiten la apatía al resto, miren sino la columna vertebral del Cuba y nuestra valla como siempre pierde por una u otra razón…
Este año no habrá papelazos jajajaja.
Felicidades a tu comentario
Un excelente comentario de la periodista Elsa. Como nos tiene acostumbrado.Creo que la derrota en el final del partido no tiene explicación alguna. Se desplomó un picheo que hecho por la borda un excelente trabajo de un jove que lo dió todo por su victoria. Nosotros los aficionados nos toca seguir apollando a nuestro equipo, no creo que sea bueno que nos hechemos a morir por ello, nuestro equipo es el cuarto mejor de los 16 que juegan en nuestra serie nacional. Yo creo que en vez de quedarnos en casa el domingo lamentando la derrota debimos salir e festejar el lugar alcanzado. Mucos añoran estar entre loa 4 grandes y nosotros somos uno de ellos. Las derrotas se analizan y se estudian las causas, luego se toman acciones para la proxima. Pero no se puede negar el buen lugar alcanzado. En lo personal me duele lo sucedido, pero debemos seguir adelante. Nosotros los de SS no le podemos hacer el juego a los que hipercríticos. si vieron anoche el programa «Al duro y sin guante» pudierosn comprobar lo que consideran los periodistas nacionales. Inclusso Rodolfo criticó que ocupamos el dogaut de primera, yo le preguntaría a Rodolfo. ¿Este no es nuestro Stadium?. ¿Quien los debe ocupar?. Nosotros somos los que debemos llenar el stadium no los contrarios, ese es nuestro, por ser locales el contrario que busque donde ubicarse. Ese es nuestro terreno. Yo presencié el viernes en la tarde un aficionado de matanzas recorer nuestras calles con uniforme de matanzas sonando una corneta por toda la ciudad. ¿Qué sucedería si alguien se atreve a realizar esa accion en la Capital, en Santiago?. Entonces nos acusan de irrespetuosos delante de las camaras de la TV. Si nosotros no nos respetamos cmo afición y no repetamos a nuestro equipo. No nos respetarán.
En la población espirituana aún se siente el sabor amargo de la derrota colosal o bestial, como lo prefiera, si cabe algún adjetivo aún mayor. Es sabido que S.S no es Industriales, Villa Clara, Santiago, Pinar ni siquiera Matanzas, equipos todos seguidos a lo largo y ancho de esta fanáticada beisbolera, los 1ros con tradición y el último que ha cautivado a no pocos amantes del juego aguerrido y hasta el out 27. En definitiva S.S es un equipo seguido solo por los espirituanos, aunque aún muchos se afanen a las ofensas y la decepción, que además es natural con una victoria traumática sin dudas, como dice la amiga Elsa.
Aún recuerdo ese octavo inning y los hombres en base y sacaba la cuenta que para llegar a 5 carreras es mucho lo que hay que batear, imaginaba también en los tie break cuando ponen dos corredores en posición anotadora y ni siquiera así se lograban hacer 5 carreras, nada estaba totalmente convencido que Matanzas no iba a llegar en ese capítulo a la cifra……nada que aún trato de mantener mi mente en blanco cuando pienso en ese momento, cómo fue posible? 10 carreras en un inning, donde está la combatividad y la sangre de deportista, es que pienso que podrían haber puesto un equipo de 2da o hasta juvenil y no creo que el resultado hubiera sido peor, es que para hacer 10 carreras en un inning tiene el picher que jugar solo contra el rival sin defensa…ahh y recalco que en un juego cualquiera tal vez, puede ser, pero en el último juego, el pase a la gran y añorada final de la pelota cubana, el nacimiento, el resurgir definitivo de los gallos que volvieron tras más de 10 años de decepción a llenar las gradas del José A. Huelga y que como nunca el pueblo los vitoreaba…..me disculpa el rival que más que merecido tiene la victoria, pero los gallos de S.S una vez más perdieron contra ellos mismos, contra ese fantasma que una vez más lo entierra como la generación perdida.
Y es que en un momento como ese, y una vez más me disculpa el amigo lector y los deportistas pero acudo a las estrategias de Industriales, que solo en momentos como este aprendí que no solo son útiles sino necesarias, hay que tirarle tres pelotas a la cabeza del que venga a batear y recuperar el respeto en el box, aunque nos boten a tres o cuatro lanzadores…..pero es que el beisbol cubano es así guapo, con verguenza, con sangre de campeón en las venas. Víctor es un claro ejemplo, aunque en demasía ya lo de él pasa a desfachatez….de todas maneras sigo hasta que la muerte nos separa casado con mis gallos, aunque muchos fanáticos ciegos y algunos con razón solo estén en las buenas y no en las malas. Desde las gradas del Huelga o desde el sillón al frente de mi Haier gritaré siempre arriba mis Gallos o manda carajo de nuevo siempre nos pasa lo mismo.
mas de. lo mismo, no se porque pensamos que esta vez no sera igual , nesesita triunfomos el corazon del siempre bien recordado del gallo mayor y otros que nos ensenaron la miel del triunfo.
UNA VEZ MAS NOS QUEDAMOS EN EL CAMINO Y PARAFRASEANDO A UN COLEGA… JUGARON COMO NUNCA Y PERDIERON COMO SIEMPRE, YO CONTINUARE SIN EQUIPO, NO PUEDO SER DE OTRO.
Como, siempre, excelente comentario de Elsa, poniendo los puntos sobre las íes.