La Cumbre de la Unión Europea (UE), que comenzará este jueves en Bruselas, tendrá como telón de fondo el espionaje de Estados Unidos contra el bloque, un escándalo reavivado tras conocerse que Francia también es objetivo de esos ataques.
El tema ocupa el centro de atención después de que el diario local Le Monde revelara esta semana que la estadounidense Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) interceptó aquí más de 70 millones de llamadas y mensajes telefónicos entre diciembre de 2012 y enero de 2013.
La vigilancia incluía no sólo a sospechosos de terrorismo, sino también a empresarios, políticos, funcionarios de la administración central y ciudadanos comunes y corrientes, e incluso, hasta las embajadas en Washington y Nueva York.
Francia se convirtió así en el tercer objetivo mayor espiado por los servicios de inteligencia norteamericanos, después de Alemania y Reino Unido.
El gobierno galo llamó a consultas al embajador estadounidense Charles Rivkin y también expresó su malestar en un encuentro entre el canciller Laurent Fabius y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
Las autoridades anunciaron la posibilidad de llevar el tema a la Cumbre de la UE, si bien la agenda oficial señala que el encuentro estará dedicado a la economía digital o los avances en la unión bancaria.
«Esta es una cuestión a la vez nacional y europea», dijo el primer ministro Jean-Marc Ayrault, al argumentar la necesidad de que el asunto sea abordado por los líderes del bloque de los 28.
Aún cuando el problema está candente en Francia, hoy se conoció que la canciller federal alemana, Angela Merkel, pidió explicaciones al presidente Barack Obama ante las sospechas de que su teléfono celular había sido interceptado por los servicios secretos estadounidenses durante años.
«El Gobierno federal ha obtenido información de que el teléfono móvil de Angela Merkel podría haber estado bajo vigilancia de los servicios norteamericanos», señala un comunicado de la cancillería.
Merkel trasladó a Obama su protesta ante tales prácticas que, de confirmarse, son «totalmente condenables y absolutamente inaceptables», indica el texto.
En espera de que el escándalo se aclare, el Parlamento Europeo, reunido este miércoles en su sede de Estrasburgo, pidió a la UE suspender el acuerdo de transferencia de datos bancarios con Estados Unidos.
Una resolución no vinculante aprobada por 280 votos a favor, 254 en contra y 30 abstenciones, considera que debe investigarse si la NSA ha tenido acceso directo al llamado programa Swift, que transfiere la información al país norteño con el fin de rastrear los flujos de financiamiento al terrorismo.
Durante su intervención en los debates, el vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Eurocámara, Willy Meyer, declaró que «la congelación del acuerdo es lo mínimo que los europeos debemos hacer para defender nuestra soberanía y los derechos humanos».
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