La muestra personal de Mario Félix Bernal resume el manifiesto estético que ha sostenido el artista en su prolífera carrera.
Mario Félix Bernal Echemendía se ha debatido a lo largo de su extensa carrera entre creación y pedagogía. Fabulaciones, la muestra personal que por estos días exhibe la galería de Arte Oscar Fernández Morera, resume en cierta medida su manifiesto estético, los fundamentos visuales que busca transmitir en cada clase y sostienen el mágico universo desplegado por él en lienzos y cartulinas, donde lo maravilloso irrumpe de forma ineludible, provocadora, sin pedir permiso.
Fundador del grupo Espíritu Abstracto, promotor, instructor y metodólogo provincial de artes plásticas, Mario ha apostado siempre por el arte no figurativo, articulando un personal estilo pictórico que parte de referentes concretos para retratar lo inasible.
Así, desastres naturales, prácticas religiosas, pasajes autobiográficos, personajes mitológicos, el cuerpo femenino, las riquezas del entorno y las festividades populares hallan cobijo entre sus manos de tenaz creador, devolviéndonos imágenes inquietantes, llenas de silencio y misterio, que borran de golpe las fronteras entre fantasía y realidad.
Algunas piezas incorporan las delicadas transparencias a las que este reconocido pintor y dibujante nos tiene habituados, o esas inflorescencias prehistóricas que estallan, se retuercen e iluminan la realidad pictórica con vapores añosos.
Otras, en cambio, recuerdan las célebres manchas del suizo Herman Rorschach, de amplio uso en los test psicoanalíticos, y nos impulsan a torcer la cabeza para buscar alrededor, o dentro de nosotros mismos, algo con qué comparar semejante despliegue de formas, sombras y perspectivas que muchas veces se superponen, anulan o complementan.
En ocasiones basta detenerse un momento frente a las piezas para que broten rostros, criaturas, personajes o sensaciones escondidas tras las líneas y el color. Llama especialmente la atención la pulcritud del dibujo que, junto a las múltiples capas de acrílicos y tintas aplicadas unas encima de otras, modulan en cada obra un homenaje a la paciencia y la dedicación.
Fabulaciones nos acerca al ejercicio creativo de un artífice que goza merecido respeto en la historia del arte yayabero. De paso, rinde tributo a los 500 años de la villa espirituana y festeja el Día de la Cultura Nacional con un canto a la existencia que Mario Félix renueva una y otra vez tras cada línea, en cada golpe de pincel, mientras susurra viejos secretos y hace de la pintura un oficio enigmático, lleno de seres y esencias que traen consigo todo el misterio del cosmos.
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