Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) responsabilizaron este sábado al gobierno de ensangrentar el panorama político de la nación.
«Es la sangre de los de abajo, que como héroes descamisados reciben los balazos, las bombas aturdidoras, los gases y la brutalidad de las fuerzas de represión, especialmente del Escuadrón Móvil Antidisturbios», subraya un comunicado divulgado en La Habana por la delegación de la FARC-EP que participa en las conversaciones de paz.
El paro agrario y sus ecos de indignación y de interpelación al régimen que no cesan, tienen la respuesta gubernamental de siempre: prometer, engañar, reprimir y continuar con la miserabilización del campo y la entrega de la soberanía a las trasnacionales, más recientemente mediante los Tratados de Libre Comercio, indica el texto.
No cesan los proyectos neoliberales y la represión, pero no cesa tampoco el alzamiento de los mineros, los campesinos, mientras que los educadores paralizan sus labores y los estudiantes alzan sus voces en pos de una educación gratuita y de calidad, puntualiza el comunicado.
«El escenario político se agita, pero la protesta social se desborda y el régimen en el desespero de su avaricia, mancha de sangre la contienda», enfatiza el documento.
Todas las exigencias de los manifestantes son viejas aspiraciones postergadas que condujeron al país al fondo de la miseria y de una confrontación entre compatriotas que ya cumple más de medio siglo sin soluciones, agrega el texto.
En La Habana -aseguran las FARC-EP- se buscan los caminos para alcanzar la paz estable y duradera, con la particularidad que, aunque el discurso de paz esté en boca de los gobernantes, sus acciones son de hostilidad económica y bélica contra los desposeídos.
En medio de la dramática situación el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció un Pacto Nacional por el Agro y el Desarrollo Rural para hacer la refundación del campo colombiano, pero nada se dice de ponerle punto final a los Tratados de Libre Comercio.
Los mismos -prosigue el comunicado de la guerrilla- son los que más ruina traen al campo, tampoco se hace referencia a la extranjerización de la tierra, o de su redistribución a partir de la culminación del latifundismo.
El problema no se resuelve con oportunismo y paños de agua tibia, alertan las FARC-EP, y ratifican su compromiso con las mayorías campesinas.
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