El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo este jueves a la prensa sentirse seguro de que las amenazas contra Siria serán analizadas en la cumbre de los veinte países más desarrollados (G-20), en San Petersburgo.
La agenda de la reunión está enfocada hacia temas económicos, pero los líderes del G-20 tendrán que hallar tiempo para examinar el problema sirio, dijo a los periodistas, al subrayar la buena oportunidad de intercambiar puntos de vista acerca de este asunto.
En respuesta a una pregunta, sostuvo que Moscú no apuntala al presidente Bashar el-Assad sino que aboga por la supremacía de la ley internacional.
Calificó de simple, clara y obvia la posición de Rusia en la exigencia del cumplimiento estricto de las normas internacionales, y explicó que eso mismo reclama la Federación eurasiática de los socios.
Sobre la base de esas reglas sustentamos que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es el único autorizado a tomar decisiones sobre el uso de la fuerza contra un país soberano, enfatizó en alusión a Estados Unidos y sus aliados en relación con Siria.
Ningúna nación u otra organización internacional ostenta tales facultades, reiteró el asesor de prensa del presidente ruso, Vladimir Putin.
Aclaró, asimismo, que los suministros de armamento ruso a Damasco obedecen a contratos respaldados legalmente y que no violan ningún artículo del Derecho Internacional ni incluyen materiales prohibidos.
En relación con el empleo de armas de destrucción masiva, subrayó que Moscú al igual que Washington y todos los otros estados están categóricamente en contra de su empleo, incluido el uso de las químicas en el caso de Siria.
La referencia de Peskov al tema coincide con la desclasificación de un informe elaborado por expertos rusos en armas químicas, basado en muestras provenientes de Khan al Asal, cercano a Alepo, Siria, donde un ataque químico de opositores mató a 26 personas.
El texto incluido en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores precisa que el golpe con arsenales prohibidos por convenciones internacionales ocurrió el 19 de marzo último y provocó lesiones a otras 86 víctimas.
Aclara Exteriores que este reporte se da a conocer ante las múltiples filtraciones en Occidente, las cuales imputan el uso de sustancias tóxicas al gobierno del presidente Bashar al-Assad para justificar una agresión armada.
El informe de 100 páginas fue entregado en julio al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con pruebas de que el cohete disparado en Khan al Asal era de fabricación casera, similar a los que integrantes de la brigada opositora Bashair al Nasr ensamblan al norte de Siria.
La nota de Exteriores concluye con una expresión de beneplácito ante el anuncio de que inspectores de la ONU regresarán en fecha próxima a Siria para continuar las pesquisas, y pondrán especial interés en Khan al Asal como ha estado exigiendo Moscú.
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