Recién iniciada la 53 Serie Nacional de Béisbol, Escambray se aventura en el resbaladizo terreno de la especulación.
Una subserie no define tendencias; mucho menos, un juego. Toda vez que la actual campaña beisbolera anda de estreno y luego de consultado el parecer de directivos, atletas y afición, me atrevo a publicar mis criterios sobre las probabilidades de los Gallos para esta temporada; más bien, para el primer campeonato, pues se sabe que pasados los 45 partidos iniciales, los ocho clasificados se convierten en otros elencos con la inyección de los refuerzos.
Para soltar rápido la papa caliente: me inscribo entre quienes han sacado ya lista de espera para Sancti Spíritus en el grupo de los ocho. Lo hago no solo a partir de los argumentos que, por supuesto, tiene a su favor el elenco; sino, además, por la paridad de la mayoría de los 16 equipos, entre los cuales no se advierten, al menos en papeles, notables diferencias.
Si los Gallos sufrieron bajas, el resto también, incluso algunos mucho más influyentes, ya por indisciplinas, ya por la salida del país de no pocos peloteros. Eso sí, Sancti Spíritus (equipo y público) tendrá que dejar de lamentarse por sus bajas de una buena vez, sobre todo, la de Yulieski Gourriel.
El pitcheo de Guantánamo no es el medidor más serio; por tanto, no debe ser esa, la de batear por encima de 300, la distinción del madero, aunque este debe seguir siendo la principal carta de triunfo. Hombres quedaron para ello: Frederich Cepeda, Yunier Mendoza, Eriel Sánchez, Liván Monteagudo, sobre todo el primero, convertido en noticia esta semana al disparar su cuadrangular 248 en Series Nacionales, con lo cual desbancó el liderazgo histórico de Lourdes Gourriel entre los jonroneros de la provincia.
Algunas carreras debe aportar la estrategia concebida por la directiva del conjunto: nadie debe sentirse sembrado. Y en eso, la subserie ante los del Guaso aportó alguna luz. Motivaciones adicionales deben animar a hombres como Yoandi Baguet, quien conectó la mayor cantidad de hits en ese cotejo: siete.
Un dato curioso ilustró el paso por el Oriente. A la hora de las decisiones claves, los noveles hicieron su aporte: Niorkel Cervantes, Javier Martínez y hasta Yordan Calaña, sin desdorar la actuación del capitán Yunier Mendoza, el más efectivo, pues tres de las cuatro impulsadas por él sirvieron para empatar o decidir, como para remarcar que no siempre el average es lo más ilustrativo para medir la casta de un bateador.
Y en eso Sancti Spíritus debe resolver tareas pendientes. Las primeras sinfonías enseñaron que ocho jugadas de doble play en tres partidos parecen muchas como para buscar las carreras a la hora que hace falta. Pero reitero que una subserie no marca tendencias. Los Gallos deben saber aprovechar la inyección de sangre joven que les ha llegado en busca de otra proyección en el terreno, donde a veces han faltado garra y combatividad, aunque es justo decir que en la pasada campaña ello fue más visible.
En cuanto a la garra, me refiero a la rapidez en el corrido de bases, una carencia que ya se advirtió en la arrancada, cuando más de un hombre no pudo anotar desde segunda con un hit. He aquí una lectura necesaria. Muchos hablan de la renovación, pero pocos miran un detalle: aunque el promedio de edad del elenco es de 24 años, el del roster regular anda pegado a los 30.
En las aspiraciones de boleto los Gallos deberán seguir por los rumbos que enseñó la defensa en sus primeras presentaciones. De todas las noticias del inicio, la más relevante resulta, sin dudas, la cifra de solo dos errores cometidos en los tres primeros partidos (30 innings).
Crucemos los dedos. Prefiero no lanzarme aún a los vítores, en parte por un cuadro que tiene tres reestrenos en cuatro de las posiciones. Si en las dos campañas anteriores los Gallos lograron clasificar pese a ser los de peor defensa, ahora no pueden darse ese lujo, sobre todo por si no aparece el batazo que compense y por si el pitcheo no presenta la misma cara de la pasada campaña, cuando se ubicó segundo.
Ojalá haya sido circunstancial lo de este cuerpo de lanzadores, ya que se presentó como el departamento más sólido del conjunto. Necesita Aragón que sus relevistas muestren otro rostro porque la mayoría de los empleados, más allá de los números, fueron inefectivos si se mide la manera en que resolvieron las situaciones de crisis. Soportar 10 anotaciones en el momento en que acudieron, presumiblemente, a sofocar una rebelión o a mantener una ventaja, aporta el ejemplo, pues casi todos fueron recibidos por un batazo. Por eso es mejor fijar este dato que emborracharnos con los promedios de efectividad de cada uno.
Necesitan los Gallos que se enderece esa ruta hasta tanto se despejen en la práctica la real recuperación de Noelvis Hernández, uno de sus abridores, y la de Omar Guardarrama, su principal cerrador, o hasta tanto se encuentren el cuarto y el quinto abridores.
Otro que puede aportar en ese sentido es el novato Aldo Conrado, quien trabajó bien en cinco entradas ante Guantánamo y si dejó las bases llenas fue tal vez porque al staff se le acabaron las balas y debió aguantar en el box un poco más de lo que aconsejaban sus escasos años y su debut en Series Nacionales.
La contienda anda en pañales. En el curso de la subserie que concluye este sábado frente a Villa Clara ya usted debe andar discrepando de algunos de estos criterios.
Prefiero, mientras tanto, seguir pendiente juego a juego y esperar para conjeturas, más anclados en la realidad que en la circunstancia.
Equipo y público han de ser capaces de inculcar una mentalidad ganadora y subir la autoestima, pero no basta con decirlo y repetirlo de boca para afuera.
Hay que apelar a nuevos ingredientes que sumen iniciativas en el espectáculo. Para mostrarlo tendrá pronto una oportunidad: las tres subseries seguidas de los Gallos en casa desde el próximo lunes ante Pinar del Río, Las Tunas e Industriales.
Para entonces ya habrá transcurrido el primer tercio de la contienda. Para entonces tal vez nadie acuñe ya una gran final entre Santiago e Industriales, movido por la euforia mediática del clásico de clásicos en la apertura de esta serie.
Valga, de todos modos, el repleto del “Guillermón”, aunque sea para constatar que ni la novedad del disfrute de las Grandes Ligas en directo puede suplantar la transfusión sanguínea que el béisbol nacional, sea cual sea su calidad, todavía genera en Cuba.
De acuerdo con Omar, incluso a veces da la impresión de apatía en algunos jugadores, y lo peor en mi opinión es la falta de iniciativa con jugadas ofensivas Y DEFENSIVAS de la dirección del equipo, por ejemplo haber permitido pichearle con la primera vacía y hombres en segunda y tercera cuando la carrera de segunda era la pérdida del juego, ese fue un factor que nos llevó a perder el tercer juego.
Lo había comentado ya en los juegos anteriores que aunque ganamos no se jugó tacticamente bien. eso es responabilidad de la dirección.
waoooo!! no por gusto esta periodista nuestra ha sido multipremiada.
Ni le quita ni le pone, justo refiere lo que hasta ahora se puede constatar.
Y dde todo lo que comenta en lo que mas coincido con ella y debe ser la tonica para esta serie es en:
«Equipo y público han de ser capaces de inculcar una mentalidad ganadora y subir la autoestima, pero no basta con decirlo y repetirlo de boca para afuera.
Hay que apelar a nuevos ingredientes que sumen iniciativas en el espectáculo. Para mostrarlo tendrá pronto una oportunidad: las tres subseries seguidas de los Gallos en casa desde el próximo lunes ante Pinar del Río, Las Tunas e Industriales.
Para entonces ya habrá transcurrido el primer tercio de la contienda. Para entonces tal vez nadie acuñe ya una gran final entre Santiago e Industriales, movido por la euforia mediática del clásico de clásicos en la apertura de esta serie.»
Gracias elsa por tus excelentes trabajos.
Punto y basta
Yo no discrepo del comentario que aparece en la edición de hoy, pero independientemente de la relativa paridad que se ve entre los distintos equipos participantes, no se puede dejar de tomar en cuanta que si existen equipos con mas garras y entusiasmo que el que se observa en el equipo espirituano cuando sale al terreno y ese es un factor de peso y hasta indispensable para poder materializar victorias frente a los contrincantes. Es muy temprano todavía para aventurarnos en un pronostico, pero quedaría mal conmigo mismo, sino expreso que no tengo el mismo optimismo de la pasada contienda.