El padre Michael Lapsley de Sudáfrica, ha tenido el privilegio de visitar al Héroe cubano en seis ocasiones en dos cárceles diferentes.
Una figura emblemática en la batalla por un mundo mejor, el padre Michael Lapsley de Sudáfrica, se mostró confiado en la liberación de los antiterroristas cubanos que permanecen en cárceles estadounidenses.
Con sus habituales muestras de bondad, el hombre que perdió sus dos manos por una carta-bomba enviada por el régimen del apartheid en 1990, tres meses después de la liberación de Nelson Mandela, recalcó la necesidad de hacer justicia.
«He tenido el privilegio de visitar a Gerardo (Hernández) en seis ocasiones en dos cárceles diferentes. Siempre me deja una sensación amarga y dulce, aunque en realidad muy dolorosa, porque es inocente y no debería estar preso», comentó a Prensa Latina.
El padre Michael, como se le conoce popularmente, director del Institute for Healing of Memories (entidad consagrada a curar las heridas del pasado oprobioso de Sudáfrica), explicó que por lo general pasa de tres a cinco horas con Gerardo.
Estoy muy sensibilizado con el caso de los Cinco y por tal motivo escribí hace poco una carta al presidente Barack Obama para pedirle la liberación de Gerardo, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González (ya René González se encuentra en libertad).
Lo amargo con Gerardo es que lleva 15 años encerrado y tiene una doble sentencia de cadena perpetua por un crimen que no cometió, además de que a su esposa Adriana (Pérez) se le impide visitarlo; lo positivo es dialogar con uno de los hombres más brillantes del universo, argumentó.
Cura de filiación anglicana, nacido en Nueva Zelanda, se trasladó a Sudáfrica en 1973, donde tuvo una rica trayectoria como activista del Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés) de Mandela y otros dirigentes de la Nación Arcoiris.
Fue expulsado del territorio sudafricano en 1976 por sus discursos en defensa de los niños detenidos y torturados durante las protestas de Soweto. Se mantuvo en Lesotho hasta 1982 en que se vio obligado a emigrar a Zimbabwe.
«Yo que sufrí en carne propia el terrorismo, se que Washington adelanta una campaña contra ese flagelo pero con la óptica de sus intereses. El tema de los Cinco es netamente político cuando a los propios norteamericanos se las ha sesgado sus propios derechos», apuntó.
El padre Michael, quien perdió sus dos manos, se le dañó un ojo y recibió quemaduras en su cuerpo en 1990, remarcó que no obstante y por experiencias en Sudáfrica, no se puede cejar en el empeño de las campañas internacionales por la liberación de los Cinco.
«Nosotros no nos rendimos nunca en la exigencia de justicia para Nelson Mandela; demoró demasiado tiempo, es cierto, pero conseguimos el objetivo. A los luchadores cubanos les queda el resquicio de la solidaridad mundial y hay que seguir», apostilló.
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