Donantes de sangre convierten al asentamiento trinitario en espejo del solidario gesto.
La noticia sube y baja de El Algarrobo; nadie sabe si tiene detrás alguna cualidad no descubierta del café o, sencillamente, obedece a una obra humana salida del corazón. Bastó un hecho conmovedor, el terremoto que devastó un pedazo de Perú a inicios de los años 70 del siglo pasado, para que el asentamiento serrano abriera sus venas a la donación de sangre y cuatro décadas después continúe ese gesto de altruismo y amor.
“Siempre ha sido una comunidad delantera a la hora de donar sangre —asiente Daimara Beltrán Soto, la funcionaria cederista encargada de la zona en el Plan Turquino trinitario—. No se trata solo de que en cada convocatoria allí se hagan 30, 40 o más donaciones, sino del aporte de la mujer en ese sentido”.
Localizar a Albertina Valdivieso Sandoval no resultó una encomienda complicada en la irregular topografía del poblado.
“Vive en aquella casita pintada de verde, que se ve allá abajo”, indicó una vecina.
“Empecé a donar muy joven —dice Albertina en el estreno de la conversación—; cuando el terremoto de Perú se hizo un llamado al pueblo de Cuba para enviar sangre hacia ese país y desde aquí fuimos hasta Güinía de Miranda, perteneciente a la antigua Región Escambray”.
¿Qué la motivó a seguir?
Después continué donando cada tres meses y si hacía falta de pronto, pues allá iba otra vez. Entiendo que es necesario, pienso que con cada donación estoy salvando una vida, por eso me acerco a los jóvenes, les inculco ese camino.
¿No le asustaban los pinchazos?
Nunca le cogí miedo a ese momento, al contrario, una donación en El Algarrobo es casi una fiesta; después nos reunimos, hacemos una caldosa, festejamos. Conmigo no pasaron trabajo, tengo buenas venas; tampoco pensé que eso me afectaría, estoy fuerte, con deseos de seguir, pero ya la gente del Banco de Sangre no me deja por mi edad, tengo 62 años.
¿Alguna mujer de El Algarrobo la supera en cantidad de donaciones?
No llevo esa estadística exacta, pero creo que no; me agrada que venga detrás un relevo fuerte. Aquí hay unas cuantas mujeres donantes. No deje de poner ahí a Olga Miranda, Mercedes García, Yasleidi Suárez, Carmen Álvarez, Mislady Sandoval, mi hija… y también quiero nombrar a Orlando Sandoval, mi esposo, que se retiró de esta actividad con 100 donaciones.
¿Tuvo algún percance como donante?
En toda mi carrera el único contratiempo que me ocurrió fue un mareo. Aquel día doné aquí mismo, fui por embullo porque no me tocaba y un primo me hizo tomar después un traguito de ron. Oiga, me dio como un mareo y los vecinos me llevaron para la casa; estoy segura de que eso no me pasó por la donación, fue la bebida.
La última sangre me la sacaron en marzo o abril de este año; ahora cada vez que viene el carro doy mi vuelta por allí, creo que pudiera donar otra vez, pero bueno, todo tiene un fin; sé que lo hacen por mi bien, no me molesto con ellos, solo que estaba adaptada. Fueron más de 40 años.
Me gustaria hacerle saber a mi famila misleidy sandoval que donar sangre es una labir muy importante yo tambien soy donadora poes se salvan muchas vidas. Gracias a ustedes por dar a conocer en el mundo algo tan importante…yo soy odalis perez sandoval desde miami
hola odalys tu eres la hija de energilia y del cano escribeme armando fernandez de jarahueca aslen69@hotmail.com
Me gustaria me contacten con albertina sandoval misleidy sandoval orlando sandoval sob mi familia