El programa radio-televisivo Debate público aborda el tema sobre la gestión del delegado, justamente a 37 años del surgimiento del Poder Popular en Cuba.
Por estos días hace justamente 37 años surgió, para bien de los cubanos, una experiencia única; nació el Poder Popular, vieron la luz las estructuras representativas del Estado socialista, las primeras que tendría el país como resultado de la voluntad popular, ajenas por completo a las maquinarias de los partidos políticos tradicionales.
A la vuelta de más de tres décadas y cuando tiene lugar el II Proceso de Rendición de Cuenta del delegado a sus electores, correspondiente al presente período de mandato, el programa radio-televisivo Debate público intenta mediar entre la muchas veces malograda gestión del delegado y problemas reales, agravados por una miopía inducida que a veces linda en la ceguera.
En tiempos de cambios económicos, huracanes, crisis y el conocido bloqueo ya casi nadie pide a su representante de base lo que sabe que no está en sus manos, pero este, a su vez, no puede ser invisible para los electores, que muchas veces lo ven cuando comienza cada ciclo de reuniones. Otros criterios contrarios, como el de Carmen Coparrás Ibarra, de la comunidad de Vallejo, en el municipio de Sancti Spíritus, aseguran que la mayoría se ocupa de los problemas, pero no tienen el necesario apoyo.
“Es muy bueno que haya delegados, pero queremos pedir que les ayuden un poquito más porque llevamos años luchando por el camino, la guagua de Cagüeira que entra por la comunidad vía Sancti Spíritus y está en reparación, por la barca, y para nada hay solución. Además del delegado, ¿quién tiene que ver con esto?”, se pregunta Carmen.
Por similar encrucijada transitan Alberto y otros vecinos en la Carretera del Jíbaro, en Sancti Spíritus, quienes plantean que en la zona no hay teléfono público, una situación que está tramitada y no se ha podido resolver, mientras que desde la circunscripción 133 en el Reparto Jesús María, también en la cabecera provincial, los electores se preguntan por qué no se atienden las quejas que formulan. “Tenemos al delegado cansado con planteamientos sobre las calles y otros problemas”.
La sabiduría y el criterio expresado en cierta ocasión por una fundadora de los órganos de Gobierno resulta clara para confusos y desentendidos: “No todo se puede resumir en si el delegado resolvió o no el planteamiento. Hay algunos que dependen de recursos, pero no siempre hay seguimiento y respuesta adecuada de los directivos. Hay buenos y malos ejemplos, la pirámide está invertida porque no se trata de que el delegado le caiga atrás a un director, es este quien debe sentirse estimulado cuando el delegado cuenta con él”.
Desde siempre se ha llamado a capítulo a las direcciones de las empresas que nunca llegan a las comunidades o demoran en dar solución a las inquietudes, así como a los directivos que posponen decisiones.
Lamentablemente, sin que sea la generalidad, algunos siguen sin oír la voz del pueblo. Así piensa Yordani Rodríguez, el delegado de la comunidad 17 de Mayo, municipio de Cabaiguán, a partir de la complicada situación que tienen los viales del camino que une a Santa Lucía con esa comunidad. “Después de 10 años se decidió hacerlo, pero vinieron el descontrol y el despilfarro de los recursos asignados, se alertó al Gobierno y a las autoridades responsables, pero no hicieron nada y hoy tenemos una situación crítica con el camino, al punto de que está incomunicado por vía terrestre y ni la guagua ni el médico de la familia pueden llegar”, sostiene.
Ahí está el problema, piensa Lázaro Guerra Guerra, presidente del Consejo Popular Jesús María, quien al igual que los demás 696 representantes de base de los órganos locales con que cuenta la provincia, lucha a veces contra indolencias e incomprensiones nada saludables para tratar de darles solución a planteamientos sin respuestas definitivas. “Lo que más me perjudica para ejercer mi gestión es la respuesta de los directivos, que no son las más adecuadas ni las dan cuando las tienen que dar”, puntualiza.
De igual manera, por parte de los electores todavía falta la reflexión objetiva acerca de problemas que debe enfrentar la propia comunidad, pues estas dificultades no siempre se derivan de insuficiencias y deficiencias administrativas o de la situación económica encarada por el país, aunque, según lo expresado por Lien Mora Beira, secretaria de la Asamblea Provincial del Poder Popular, en esta ocasión se ha evidenciado un incremento de la participación del pueblo en la solución de los problemas, así lo demuestran los 4 918 planteamientos gestionados con la participación popular”.
Esteban Lazo, presidente del Parlamento cubano, ha insistido en que se debe lograr un mayor un mayor vínculo del delegado con los electores, elevar la autoridad del delegado, y precisaba: “El objetivo del proceso no es más que buscar la transformación hacia la manera a que aspiramos, pero siempre al lado de las masas y con su participación, como máxima autoridad de la circunscripción y a la cual deben responder todos los cuadros administrativos del territorio”.
El pueblo sabe lo que quiere y no son tiempos de indirectas o respuestas evasivas; quizás por eso exige una mejor gestión y pide a gritos que a esa persona, a la cual eligió por voluntad propia, nada le sea ajeno: ni la guagua que no sale, ni las luces que no encienden, ni la calidad del pan de las bodegas, ni las tuberías secas por más de cinco lustros.
Los delegados deberán interiorizar que son los líderes naturales de cualquier comunidad. No están para gestionar las soluciones de las innumerables demandas materiales que afectan al barrio, sino para atender puntualmente y con total dedicación importantes asuntos de interés común y ser capaces de dialogar, de sensibilizarse con los planteamientos, que en su mayoría obedecen a deficiencias de las administraciones.
La autoridad debe distinguir al líder de cualquier barrio; solo que autoridad es una palabra grande y no todos la saben llevar.
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