La nueva ley migratoria de Cuba ha causado pánico entre los más conspicuos representantes de la ultraderecha de origen cubano en EE.UU., como Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balar .
Escrito por Nicanor León Cotayo , especial para Cubasi
Este lunes 14 de enero se puso de manifiesto en Miami que la nueva ley migratoria de Cuba ha causado pánico entre algunos de los más conspicuos representantes de la ultraderecha de origen cubano en Estados Unidos.
Sobre todo los legisladores por esa ciudad, Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, quienes formularon declaraciones antes de iniciarse allí un foro sobre la reforma migratoria en aquel país.
Ellos dijeron que las nuevas disposiciones en ese terreno circuladas en La Habana alentarían a más cubanos a emigrar hacia Estados Unidos en busca de residencia para después regresar a visitar familiares.
A eso último temen Ros-Lehtinen y Díaz-Balart con el argumento de que podría crear la impresión “de que no están huyendo de la dictadura”.
También afirmaron que la percepción de que los cubanos son inmigrantes ordinarios, no refugiados del comunismo, es lo que podría llevar al debilitamiento de la Ley de Ajuste Cubano.
Además, opinaron, ello podría ocasionar que integrantes del Congreso de Washington llegasen al criterio de que esas personas solo buscan la residencia por motivos económicos.
Tanto Ileana como Mario hablaron en la antesala del referido foro sobre la reforma migratoria en Estados Unidos, pero lo más abordado en la reunión fue la entrada en vigor de los nuevos reglamentos migratorios en Cuba.
La atención de los reporteros se concentró en la facilidad brindada a los viajes hacia territorio estadounidense, algo que, subrayaron, abriría mayores posibilidades a la obtención de la residencia.
Fue precisamente eso último, apuntó un reportero de El Nuevo Herald, Alfonso Chardy, lo más inquietante, porque brinda el tiempo suficiente para acercarse a este objetivo.
Agregó que Ileana y Díaz-Balart consideran estar afrontando una estrategia de La Habana dirigida a “obtener más dólares que los inmigrantes pudieran enviar a sus familiares”, “o regresar para gastarlos en la isla.
Esa posibilidad, advierten sabiamente esos dos congresistas republicanos, “es la que pueden hacer tambalear la Ley de Ajuste Cubano”, y después Díaz-Balart sentenció: “Es la que puede poner en peligro la Ley de Ajuste Cubano”.
Formidable golpe a las viejas y actuales maquinaciones de la extrema derecha del Congreso de Washington y de grupos asentados en la Florida.
En 1959 los asesinos, torturadores y malversadores de la tiranía de Batista que no pudieron escapar luego del triunfo de la Revolución lograron entrar e instalarse sin dificultades en Estados Unidos.
Constituyeron el núcleo inicial de los grupos llamados anticomunistas que más tarde se instalaron principalmente en Miami, así como en otras ciudades del país.
Con el tiempo desapareció la condición de emigrante y la propaganda bendijo e impuso el término “exiliado” y a principios de la década del 60 surgió el titulado Programa de Refugiados.
Después de la invasión de Girón (Bahía de Cochinos), en 1961, y a continuación la Crisis de Octubre (o de los Cohetes), en 1962, la Casa Blanca suspendió los vuelos normales entre ambos países.
Así, en la práctica, Washington cortó los lazos que unían a miles de cubanos con sus familiares en Estados Unidos, incluidos los cerca de 14 000 niños arrancados de la isla por una operación de la CIA: Peter Pan.
Por lo general solo quedó entonces a los cubanos una opción para viajar al exterior: las salidas ilegales.
En 1963 autoridades norteamericanas anunciaron que los cubanos llegados directamente a Estados Unidos desde La Habana serían acogidos como “refugiados”.
Dispararon su golpe de más largo alcance cuando el 2 de noviembre de 1966, en medio de un gran entusiasmo ultraderechista, aprobaron la Ley de Ajuste Cubano, que firmó el presidente Lyndon B. Johnson.
Concedía derecho inmediato de permiso de residencia a cualquier emigrante ilegal cubano que llegara a Estados Unidos y un año después le otorgaban automáticamente la residencia permanente.
Desde entonces la han llevado a cabo sin falta y actualizado varias veces para estimular aún más la emigración ilegal, a la vez que rechazaban muchas visas con destino a la legal.
Lo acompañaron con un endurecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, que marchó del brazo de miles de horas de propaganda radial llamando a las salidas clandestinas.
Ahora la nueva ley migratoria cubana los ha dejado desnudos sobre el escenario, huérfanos de pretextos para seguir hablando de la imposibilidad de los cubanos para viajar libremente por el mundo.
Tartamudea el pequeño universo de la extrema derecha asentada en el Capitolio de Washington, Miami y otros lugares de Estados Unidos.
El rostro patético que en nombre de todos ellos mostraron este lunes Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, al hablar en la oficina de este último, así parece demostrarlo.
Nada que favorezca al mejor desenvolvimiento de la Revolución estarán de acuerdo tanto el gobierno de E.U como la mafia anticubana, así que sigamos adelante con los programas aprobados, que lo importante son los beneficios del pueblo.
Con logica hay completa veracidad del terror que los gusanos de la ultra derecha y sus descerebrados representantes anti-cubanos dentro del congreso norteamericano pertenecientes a la ciudad bananera de miami y de otros barrios o poblados donde se reunen los grupusculos y apatridas por aca estas ratas hacen comentarios neativos y polemicos pues su capacidad mental no les permiten ver sobre la realidad verdadera de las nuevas leyes migratorias para todos los cubanos de buenos deseos buen pensar y excelentes actitudes que somos muchos que vivimos en esta orilla a la vez la ultra derecha distorsiona miente y para colmo no tienen dominios sobre el significado de las nuevas leyes migratorias de CUBA que los convierte en tarados y totos inutiles. Lazaro izquierdo