El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió lanzar una reforma migratoria en el primer año de su segundo mandato que borre de la mente de los latinos su promesa incumplida del año 2008, comentan este miércoles analistas del tema.
Para muchos la reforma migratoria será prioridad del mandatario, más cuando un importante numero de estadounidenses, el 53 por ciento según sondeos, apoyaría un cambio de las leyes que permita a los inmigrantes ilegales tener un camino a la ciudadanía.
Según fuentes legislativas, tal medida podría incluir un camino a la ciudadanía legal para los inmigrantes ilegales, el incremento de la vigilancia fronteriza y un plan para permitir la llegada al país de más trabajadores calificados.
La esquiva reforma de estas leyes es una de las deudas pendientes del pasado cuatrienio que Obama espera hacer realidad en su segunda y última administración y convertirla en uno de los principales legados de su presidencia.
Los intentos no faltaron por parte de la Casa Blanca pero la negativa de los republicanos a legislar sobre el tema cortó todo progreso, aunque a la postre esta política cobró su rédito en cuanto al apoyo de la mayor minoría del país en las últimas elecciones.
En vez de reforma, los latinos enfrentaron un recrudecimiento de programas que permitieron la deportación de más de millón y medio de inmigrantes, muchos de ellos padres de familia.
No obstante, el peso del voto llamó a algunos políticos a la cordura, incluso el gobierno comprendió que el voto de la minoría inclinaría el resultado de la elección de noviembre de 2012.
En ese sentido, la administración Obama trató de amortiguar las consecuencias de los errores y dio pasos para amparar temporalmente a un sector de esos inmigrantes, los jóvenes indocumentados Soñadores (Dream Act), lo cual redundó en que los votantes hispanos que le dieran en 2012 (71 por ciento) un apoyo mayor al de 2008.
El interés del gobierno fue ratificado el domingo último en palabras el vicepresidente Joseph Biden: Vamos a aprobar la reforma migratoria amplia, lo que se entendió como un claro mensaje de que avanzarán en una solución.
Otro elemento diferente a años atrás, es que los republicanos están obligados a cortejar el voto de los latinos si quieren volver a la Casa Blanca, ya que posiciones extremas mantenidas en el cuatrienio anterior alejaron a muchos votantes de esa agrupación.
Según expertos, ahora parece haber más republicanos dispuestos a compartir una victoria legislativa que le abra simpatías entre el voto latino y con ello la posibilidad de recuperar el gobierno.
Un comentario de la analista Maribel Hasting, que pública el diario La Opinión, plantea que los próximos meses tendrán la palabra sobre el futuro de la reforma migratoria, un asunto al que ya le llegó su hora: los Demócratas lo prometieron, los Republicanos lo necesitan con urgencia, y los votantes de toda ideología lo apoyan.
En esta ocasión, un 53 por ciento de los estadounidenses aboga por una solución para los 11 millones de indocumentados.
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