La disposición mantiene intacto este cerco comercial que han aplicado sucesivas administraciones norteamericanas a lo largo de más de cinco décadas.
El presidente estadounidense, Barack Obama, prorrogó otro año la aplicación de la Ley Helms Burton, una medida unilateral de la Casa Blanca destinada a endurecer el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto contra Cuba hace más de 50 años.
Esta ordenanza, sancionada en 1996 durante la administración de otro demócrata, William Clinton, tiene en la prórroga una maniobra devenida ritual, con la cual se trata de hacer creer que la Helms-Burton no existe.
Sin embargo, la disposición mantiene intacto este cerco comercial que han aplicado sucesivos ocupantes de la Oficina Oval ya sean demócratas o republicanos.
El presidente indicó en esta oportunidad, como se hace siempre, que conforme a la legislación estadounidense el plazo de vigencia de esta medida expira el 14 de septiembre, por lo que autorizó la moratoria en virtud «de los intereses nacionales de Estados Unidos».
La Helms Burton, con un carácter marcadamente extraterritorial, permitiría entablar demandas judiciales contra las empresas extranjeras que negocien con supuestas propiedades confiscadas a estadounidenses por el Gobierno cubano después del triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.
Además, el estatuto pretende castigar a las empresas extranjeras que hacen negocios con la nación caribeña y niega el ingreso en territorio de ese país de directivos de dichas compañías.
El título tercero de la ley es del que más se habla y su esencia pretende establecer presuntos derechos a quienes abandonaron la isla y cuyas propiedades fueron nacionalizadas.
Pero la Ley Helms-Burton no es solo ese acápite, la engrosan cuatro títulos y todos están vigentes desde el 1 de agosto de 1996, los cuales solo podrían derogarse o modificarse mediante otra ley que nunca ha sido considerada en el Congreso.
Así que cada vez que el Presidente suspende por seis meses el inicio de los procesos judiciales a tono con lo que establece esa medida, no hace más que confirmar que esta Ley y en particular su tercer capítulo, conservan plena vigencia.
Una potestad que después de Clinton validó el republicano George W. Bush y ahora el también demócrata Obama.
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