La esperada derrota sufrida por los Estados Unidos al aprobar la Asamblea General de las Naciones Unidas, por 188 votos, la moción de condena al bloqueo económico, financiero y comercial que mantiene ese país sobre Cuba desde hace más de medio siglo ocurre en un momento especialmente adverso para la Casa Blanca.
Bruno Rodríguez: Los daños humanos que produce el bloqueo a Cuba son incalculables
Cronología de votaciones contra el bloqueo de EE.UU. a Cuba
Al calor de la puja entre republicanos y demócratas en torno a problemas de presupuesto interno y chantajes que dejaron prácticamente inoperante al gobierno por espacio de dos largas semanas y en medio del escándalo por el espionaje realizado contra líderes de países amigos, esta nueva debacle torna más vulnerable a Estados Unidos desde el punto de vista político y moral.
El debate del proyecto de resolución cubano, iniciado a media mañana, vio desfilar por la tribuna del máximo organismo colegiado del planeta a decenas de representantes de países y de organismos regionales o mundiales como la CELAC, la Organización para la Cooperación Islámica, el CARICOM, los No Alineados y otros, para exigir el fin de esa guerra económica que mantiene Estados Unidos contra Cuba y que muchos no dudaron en calificar de genocidio condenado por las leyes internacionales.
Una vez más la comunidad internacional se volcó de forma prácticamente unánime en apoyo a la causa de Cuba, con los únicos votos en contra del principal culpable: los Estados Unidos y de su Cancerbero meso oriental, el Estado de Israel; y las abstenciones de Micronesia, Islas Marshall y Palau, tres estados insulares perdidos en la inmensidad del Océano Pacífico, totalmente dependientes de la ayuda de Washington.
Este resultado, vale recordarlo, es casi un calco del obtenido el pasado año en el propio hemiciclo —cuando Palau votó en contra— pero es que la nación que se ha arrogado la facultad de ser el policía planetario y de imponer su ley —la del más fuerte— en los cuatro confines del globo terráqueo encuentra cada vez más dificultades y resistencia a su política prepotente que no solo daña a sus adversarios, sino que empieza a lastimar también a sus aliados, y no solo con el espionaje.
Hay que tener en cuenta que la extraterritorialidad del bloqueo contra Cuba constituye un punto de fricción especialmente agudo entre Washington y sus cofrades europeos y asiáticos, y que de los daños a la isla calculados en la astronómica cifra de más de 1 billón de dólares, una parte corresponde a negocios frustrados o dejados de hacer por los socios de EE. UU. debido a esa política arbitraria, injusta, anacrónica y criminal que se empeñan en mantener en contra de las leyes y prácticas internacionales.
La vieja máxima de que a la tercera va la vencida no se ha podido aplicar en el tema del bloqueo, porque con la de este martes han sido 22 las veces que la ONU ha condenado al responsable de ese genocidio económico contra todo un pueblo, por más de media centuria, pero ya no le resulta tan fácil ignorar la voluntad de la comunidad mundial, porque, como dijo recientemente la líder colombiana Piedad Córdoba, con el bloqueo los Estados Unidos se están bloqueando a sí mismos.
Por tanto, para el Premio Nóbel de la Paz, Barack Obama, será cada vez más difícil tratar de justificar, con argumentos vacuos, un crimen de lesa humanidad condenado por el 97.4 por ciento de los miembros de las Naciones Unidas.
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